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¿Resistiremos?

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Rafael Domingo Sánchez

Nos dijeron que era un virus como el de la gripe, pero más "puñetero". Cuando aún no nos habíamos aprendido su nombre científico de SARS-CoV-2, tuvimos que irnos acostumbrando a mantener distancias con nuestra gente y conocidos. También empezamos a oír como normal aquello de “quédate en casa”, y casi de seguido, nos vino encima el estado de alarma inicial y un confinamiento de más de tres meses.

Las sensaciones comenzaron a transitar desde algo parecido a susto, pasando por responsabilidad y solidaridad ciudadana, cansancio, y hartazgo creciente. Cuando nos “abrieron la puerta” en el comienzo del verano de 2020, algo en nuestro interior empezó a cambiar. Por mensajes excesivamente triunfalistas de las autoridades, o por nuestras propias ansias por acabar con una situación nunca esperada, iniciamos un recorrido pandémico plagado de subidas y bajadas de los indicadores. Acompasando los datos, hemos tenido que vivir en un ambiente político-mediático irrespirable, que culminó el pasado día 4 de mayo, cuando en la Comunidad de Madrid se fue a las urnas. La ciudadanía respondió con su participación masiva (76,25%), récord en autonómicas, como corresponde con un compromiso democrático, a pesar de que las tensiones en precampaña y campaña no cesaron.

El uso de mensajes crispados, acompañados de hechos siniestros (correos amenazadores), que acallaron las diversas propuestas razonadas que se intentaron poner en el debate desde algunas formaciones políticas, como las de Mónica García y Más Madrid-Verdes Equo, colocaron la campaña en un terreno enfangado, en el que claramente se encontraba a gusto el PP y su candidata Isabel Díaz Ayuso. Y ahora, después de ese proceso electoral, con una reforzada mayoría del PP, mantenimiento de la ultraderecha de Vox, la desaparición de la Asamblea del partido de Ciudadanos, y una reconfiguración de la oposición de izquierdas, donde el PSOE ha cedido a Más Madrid-Verdes Equo la preeminencia en esa posición, colocando, por fín, cuestiones “verdes” en la agenda, y una Unidas Podemos que ha logrado librarse del fantasma del 5% para entrar en la adjudicación de escaños. El objetivo fustrado de lograr sumar más que las derechas extremas y extremas derechas por parte de las izquierdas no debería ocultar que el escenario político para estos escasos 2 años que restan de legislatura, sigue estando marcado por la pandemia y su gestión. Ya no tenemos estado de alarma, pero las discusiones y confusiones sobre la toma de decisiones de las diversas Comunidades Autónomas, prometen extender esa “alarma”. No hay un criterio unificado en lo político, y en lo jurídico el “lío” está asegurado. Y nosotras, las personas normales, recibiendo todo entre dosis y dosis, los que tengan que ponérselas, de vacunas. ¡Que esa es otra!

Va avanzando el porcentaje deseado hacia esa “inmunidad de grupo” (no pasa nada por decir “de rebaño”, pero las cosas están ¡tan susceptibles!, que mejor...pues eso…). Nos cuentan que una vez que la alcancemos, nuestra “normalidad” se parecerá más a lo que hacíamos antes del 14 de marzo de 2020. Claro, en éstas estamos viendo cómo hay mucha gente que se quedó anclada en esa hoja de calendario a tenor de las acciones irresponsables que nos están ofreciendo. Está claro que no es una mayoría, pero es la minoría suficiente para seguir poniendo en peligro su salud, y lo que es más sangrante, la salud (y la vida) de sus conciudadanos y conciudadanas.

¿Hacia un bipartidismo 4.0?

¿Hacia un bipartidismo 4.0?

Nos convencimos, mientras aplaudíamos y cantábamos “Resistiré” en las terrazas, balcones y ventanas, que “íbamos a salir mejores”. Pero no nos equivoquemos. Seguiremos siendo lo que éramos. Las personas que eran cafres, siguen y seguirán siéndolo, y las que eran responsables y buena gente, pues seguirán con su forma de ser, ahora, eso sí, mucho más cabreadas cuando ven, indignadas a las primeras “riéndose del mundo”, usando de mala manera esa palabra tan bella pero, por obra y gracia de una estrategia electoral perversa, tan manoseada... libertad, mientras continúan intentando cumplir con las normas.

Lo que está claro es que todo esto nos ha marcado, como individuos y como sociedad. Y nos tenemos que hacer a la idea que aún queda un recorrido de sacrificios y cuidados. No está acabada, para nada, la emergencia sanitaria, aunque parezca que ya este verano de 2021 nos vamos a ver de otras maneras con nuestras familias y amistades. ¡Ojo, que el “bicho” sigue siendo como el de la gripe, pero muchísimo más “puñetero” de lo que nos dijeron…! ¿Resistiremos?…Vamos a poner de nuestra parte todo lo que tengamos de responsabilidad, y miremos el futuro con esperanza y fuerzas renovadas en la especie humana, a pesar de todo.

Rafael Domingo Sánchez es socio de infoLibre

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