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Plaza Pública

"No lo puedo entender"

Un millar de personas se concentraron este viernes en la plaza de La Candelaria de Santa Cruz de Tenerife como repulsa por la muerte de la niña Olivia, de seis años.

Una de las frases que más se ha repetido tras la confirmación de que Tomás Gimeno ha asesinado a sus hijas Olivia y Anna, ha sido "no puedo entender cómo un padre es capaz de asesinar a sus dos hijas". La expresión refleja muy bien la posición de la sociedad ante la violencia de género, y cómo este posicionamiento es la clave para entender la distancia y pasividad social ante la realidad de un machismo que genera cada uno de sus homicidios desde la normalidad.

Cuando desde la sociedad se repite con tanta frecuencia que "no se puede entender que un padre mate a sus hijas", lo que se reconoce es que esa misma sociedad sí entiende que un padre maltrate a sus hijos e hijas a través de la violencia de género, hasta el punto de que la Macroencuesta 2019 indica que en España hay 1.676.959 niños y niñas que viven en hogares donde el padre maltrata a sus madres, una cifra que representa alrededor del 20% de nuestra infancia (menores de 18 años) sin que la sociedad reaccione. También demuestra que esa sociedad entiende que se acepte que "un maltratador es un buen padre", como entiende que los hombres decidan utilizar la violencia para controlar y someter a las mujeres, al igual que sí entiende que se asesinen a 60 mujeres cada año en el seno de las relaciones de pareja y que se maltraten a 600.000, pues ante toda esta dramática situación el porcentaje de población que considera que se trata de un problema grave es el 0'3 (barómetro del CIS, mayo 2021).

Todo ello nos indica que lo que no es comprensible ese ese "no lo puedo entender" por parte de la sociedad, cuando cada año 5 niños y niñas son asesinados en el contexto de la violencia de género junto a las 60 mujeres que hemos indicado. Sólo las conclusiones que se obtienen de cada uno de los homicidios que año tras año se producen ya deberían hacernos entender todo lo que significa.

Los homicidios de mujeres por violencia de género representan el 20% de todos los homicidios que se comenten en España, y el asesinato de hijos e hijas en este contexto el 1’7%. Cuando una sociedad se sorprende de la realidad lo que indica es que vive ajena a ella, y si una sociedad vive ajena a la realidad de la violencia de género con toda la violencia que cada día produce sobre mujeres, niños y niñas, no es porque no tenga conocimiento sobre ella, sino porque ante su presencia mira para otro lado y deja que sean sus "monstruos", "alcohólicos", "drogadictos" y "locos" los que vengan al rescate para situar estos asesinatos al margen de su "normalidad", y que nada ni nadie se vea interpelado. Es lo que ya hemos visto cuando las informaciones recogen que la investigación del caso se refiere al asesinato de Olivia y Anna como "la venganza de un celópata".

El asesinato de Anna y Olivia se ha cometido porque un hombre normal, tal y como hemos visto estos días, ha decidido que si sus hijas no vivían con él no vivirían con nadie, y que la decisión de separarse adoptada por su exmujer merece el mayor daño, como le advirtió en sus últimas conversaciones. A partir de esa idea planificó, desarrolló y materializó el doble asesinato desde la racionalidad.

El homicidio de los hijos e hijas dentro de la violencia de género es una consecuencia de la violencia que se dirige cada día contra las mujeres y los casi un millón setecientos mil menores que viven en esos hogares, y esta violencia es el resultado de una cultura machista que la presenta como algo "normal" dentro de las relaciones de pareja. Quien no entiende esta realidad histórica es porque vive bajo las referencias del machismo que considera que toda esta dinámica es parte de la convivencia para mantener el orden decidido, y que sólo actúa cuando el resultado de la violencia es grave para decir que son "unos pocos o unos locos".

Las leyes de género... machista

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La violencia de género es muy fácil de entender, lo que resulta difícil es afrontarla y erradicarla ante todos los privilegios que perderían quienes no quieren cambiar su modelo de sociedad, ni la forma de entender las relaciones y la convivencia dentro de él. Como pueden ver, de locos y tontos, nada; son muy listos.

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Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue Delegado del Gobierno para la Violencia de Género.

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