ENTREVISTA
Juan Torres: "Soy especialista en poner la cara para que me la partan. Ahora, por la confluencia"
Juan Torres (Granada, 1954), catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, es lo contrario del investigador encerrado en la burbuja académica. Aunque afirma que su hábitat es la soledad del despacho, también es cierto que cuando la política lo reclama suele arrimar el hombro. Esta vocación lo llevó a ser coautor junto a Vicenç Navarro del documento Un proyecto económico para la gente, que definió las líneas económicas del primer Podemos. De aquella experiencia salió decepcionado, pero no por ello deja de "poner la cara" si cree que merece la pena. Por eso ahora forma parte del grupo de académicos, intelectuales y figuras de la izquierda que presionan a los líderes de Unidas Podemos por Andalucía (Toni Valero, IU; y Martina Velarde, Podemos), Adelante Andalucía (Teresa Rodríguez) y Andaluces Levantaos (Esperanza Gómez) para que formen una candidatura única de cara a las elecciones autonómicas de este año.
En esa propuesta abunda en esta entrevista, en la que reclama a la izquierda altura de miras en el terreno electoral y esfuerzo intelectual en el económico, donde observa una preocupante dejadez. Para ofrecer argumentos desde posiciones progresistas ha escrito Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida (Deusto). Torres cita a "ortodoxos" como Paul Krugman y Joseph Stiglitz y a "heterodoxos" como Thomas Piketty y Marianna Mazucatto. También, entre los economistas críticos españoles, a Juan Francisco Martín Seco, Miren Etxezarreta y José Manuel Naredo. Su obsesión es que no se asuma como sentido común lo que a su juicio son "mentiras" como estas: "El capitalismo es la economía del mercado libre y la competencia". "Para crear empleo hay que bajar los salarios". "El envejecimiento de la población hará imposible financiar las pensiones públicas". "El Estado es el problema".
¿Tan hegemónico es el discurso neoliberal que había que desmentir sus mitos?
El debate está muy orientado hacia el paradigma neoliberal. No sólo porque hay una gran mayoría de economistas que usan su lenguaje, a veces sin ser conscientes, sino por el dominio de las fuerzas que impulsan ese proyecto. Es habitual oír cómo personas que se autodefinen como de izquierdas hacen afirmaciones que son contrarias a lo que cualquier economista crítico suscribiría.
¿Por ejemplo?
R: Se ha aceptado la omnipresencia de los mercados. O que el sistema financiero es inamovible. Además, la población de izquierdas lee menos la doctrina que debería sostener sus ideas. Daniel Lacalle o [Juan Ramón] Rallo venden más que los economistas críticos porque la gente que está de acuerdo con ellos está dispuesta a empaparse del pensamiento de Lacalle o Rallo, mientras la gente de izquierdas que se supone que necesita el instrumento de la economía crítica no hace lo mismo. La izquierda se ha convertido en una iglesia, donde la mayoría de la gente se cree que uno es socialista o marxista o anarquista porque lleva esa etiqueta, sin más. Y no es así. Una vez, en el centro de Sevilla, me paró una señora que estaba en una mesa del PP y quería convencerme de que había que quitar el impuesto de sucesiones. La pobre tuvo la mala suerte de que yo acababa de escribir un artículo sobre las mentiras del PP sobre el impuesto de sucesiones y me tuvo que escuchar... Lo cierto es que no veo quioscos de la izquierda como aquel del PP. Para eso hay que leerse los papeles y armarse de argumentos.
Daniel Lacalle o Juan Ramón Rallo venden más que los economistas críticos porque la gente que está de acuerdo con ellos está dispuesta a empaparse de su pensamiento y la de izquierdas no hace lo mismo
¿Ha perdido la izquierda la batalla ideológica de la economía?
La izquierda ha perdido la batalla ideológica de la economía, de la política y de la cultura en los últimos cuarenta o cincuenta años
Académicamente hay principios básicos neoliberalismo que han sido rebatidos, como el ideal meritocrático o el "efecto derrame" de los impuestos bajos para ricos. En cambio, mantienen vigencia como creencia popular.
Sin duda. En este libro, la mayoría de los argumentos son de otros autores. Yo no invento casi nada. Recurro a grandes personalidades de la economía.
¿La izquierda no crea econofakes?
Alguna izquierda sí ha creado econofakes. O ha contribuido a ellos. Hay quien dice que cualquier intervención pública es positiva, sea cual sea, o que la deuda o los déficits continuados no crean ningún problema. Aunque hay corrientes que abordan la renta básica con rigor, hay otras que recurren a esta idea como un tótem que lo arregla todo. Además, parte de la izquierda ha difundido esa idea de que hay que aumentar indefinidamente la actividad económica. Y no es así. Como ha dicho Roger Garaudy, el crecimiento es un dios cruel, porque exige sacrificios humanos y yo diría que ambientales.
¿El decrecimiento sigue siendo un tabú?
Cada vez se pone más sobre la mesa. El crecimiento sin freno nos lleva a la destrucción. Ahora bien, hay que definir qué debe decrecer. A mí no me parece válido afirmar que tiene que decrecer el PIB, porque el PIB es un indicador, como su propio nombre indica, bruto, brutísimo. Es evidente que hay dimensiones insatisfechas, muchas personas no tienen acceso a bienes y servicios básicos. Por lo tanto, ¿qué debe crecer y qué debe decrecer? Esto hay que aclararlo. Superado ese matiz conceptual, estoy convencido de que la economía de nuestro tiempo tiene que frenarse. La naturaleza no lo soporta. Ese es el mayor reto de la humanidad en los próximos años.
La economía de nuestro tiempo tiene que frenarse. La naturaleza no lo soporta. Ese es el mayor reto de la humanidad en los próximos años
A veces parece que la política va lenta, mientras los fenómenos económicos disruptivos se imponen sin esperar a nadie: criptomonedas, fondos de inversión, uberización... ¿Observa una diferencia de velocidades?
Claro, es que el neoliberalismo ha consistido en quitarle bridas al capital y constreñir a las instituciones democráticas. Eso produce ese desequilibrio. No se debate sobre las consecuencias de los procesos. Por ejemplo, la llegada de fondos de inversión a la agricultura. Un fondo no financia una granja con una lógica agrícola o ganadera, sino especulativa. Porque un fondo es como una golondrina de vuelo corto que va de un sitio a otro. Desvertebra, desarticula y fragmenta. Y mira lo que ha pasado con la banca. Le hemos dado libertad para dedicarse a cosas diferentes de proporcionar savia a ese organismo vivo que es la economía y ahora tenemos a las empresas, a las familias y a los territorios sin asistencia financiera. Y cuando digamos "Dios, la que se ha liado" puede ser tarde. La economía no se puede convertir en una suma de enclaves financieramente rentables
¿Se echan de menos ahora las cajas de ahorro?
Las cajas desempeñaron un papel muy positivo contra la exclusión financiera durante muchos años hasta que una pandilla de sinvergüenzas y la mala estrategia de los partidos acabaron con ellas. Y con una complicidad de los responsables del Banco de España, que dejaron que pasara eso porque a la banca privada le interesaba. Ahora los bancos se dedican a otra cosa. Están en su derecho, pero dejan un flanco sin cubrir. No tiene sentido que estemos diciendo a los jóvenes "sean emprendedores", a las pequeñas empresas "innoven, aumenten de tamaño, abran nuevos mercados"... y luego no haya crédito. ¡No todo el mundo nace Rotschild! Hemos permitido que el sistema financiero, en lugar de servidor de la economía productiva, se convierta en parásito de la sociedad. No es sólo que eche de menos a las cajas de ahorro, también una banca pública.
Su trayectoria está marcada por la implicación política desde el ámbito de las ideas. En su momento, colaboró con Podemos para diseñar sus propuestas económicas. ¿Qué saldo extrae? ¿Se ha sentido útil o utilizado?
Yo estudié con beca y siempre pensé que debía devolver a la sociedad lo que me había dado. Con mis errores, deficiencias, limitaciones y miserias, siempre trato de ayudar. Cuando me dicen "te han utilizado", me siento feliz. Porque esa es mi vocación, ser utilizado cuando alguien me pide ayuda. El conocimiento que pueda compartir, poco o mucho, lo doy. La mayoría de las veces, discretamente. ¿Qué ocurrió con Podemos? Que cuando me lo pidió, se estaba produciendo la cacería política más enorme y grosera de la historia democrática española y me tocó mi parte. No me quejo. Tonto no soy. Sabía dónde me metía. Cosa distinta es que, cuando uno hace esos trabajos, entrega un papel. Y el papel que entregué no sirvió para nada. La verdad es que me hubiera gustado ser tratado de otra manera, no puedo negar esa realidad. Pero fue una experiencia y lo volvería a hacer. Y no porque me guste exponerme. Prefiero el despacho, la mesa de trabajo.
El papel que le entregué a Podemos no sirvió para nada. Me hubiera gustado ser tratado de otra manera, no puedo negar esa realidad. Pero fue una experiencia y lo volvería a hacer. Y no porque me guste exponerme. Prefiero el despacho, la mesa de trabajo
Ahora se ha expuesto para tratar de forzar la unidad de Unidas Podemos, Adelante Andalucía y Andaluces Levantaos. ¿Por qué se ha involucrado?
Por el daño que está haciendo a Andalucía la derecha y el que hará si gobierna con Vox. A mí me parece francamente una irresponsabilidad gravísima que a la izquierda del PSOE haya varias candidaturas. Para que haya una oportunidad de frenar a la derecha no puede haber más de una candidatura a la izquierda del PSOE. En primer lugar, por razones demoscópicas. Pero también porque la gente normal y corriente estamos hartos de que haya un lenguaje de transformación súpermegaradical que no se traduce en mejoras concretas. Si se le habla a la gente de un proyecto transversal, de cambio, libertad, republicano, democrático, diverso, etcétera, ¿cómo no ser capaces de ir de la mano de quien comparte el 99% de mis ideas? La izquierda tiene un problema desde el siglo XIX: que no se ha quitado el gen totalitario. No sabe convivir con la diversidad. Si no aprendemos a convivir con la diversidad, es imposible diseñar un proyecto para toda la sociedad. La izquierda tiene que poner en marcha un proyecto de ilusión colectiva. Desgraciadamente, el problema es que perdió ese proyecto, no tiene un sueño realizable para ofrecer a la sociedad.
¿Cuál es el escollo fundamental para ese proyecto de unidad?
Yo soy especialista en poner la cara para que me la partan. Ahora, por la confluencia. He firmado y he estado en la rueda de prensa, pero no estoy en el ajo del asunto. Veo que hay diferentes grupos y que pasa lo de siempre, que las esporas se reproducen por división. ¿Dónde está el problema? Quizás donde más clara se ve la divergencia es en Anticapitalistas, porque expresamente así lo han manifestado. Creo que debemos ser realistas y asumir que es imposible que un solo partido tenga la fuerza suficiente para llevar adelante un proyecto de izquierdas. A no ser, claro, que se lo pongan fácil. Mira Portugal. Creo que no se trata de integrar en un cuerpo único, sino de confluir. Es decir, acudir donde está el otro y dejar que el otro venga donde tú estás. Y eso no quita que cada uno sea de una manera. Y ahora dirás: "Y tú que defiendes tanto la confluencia. ¿por qué apoyaste a Luis García Montero [candidato de IU en las autonómicas de la Comunidad de Madrid en 2015] o a Carmen Lizárraga [candidata en Málaga por Más País en las generales de 2019]? Pues sí, son contradicciones que tiene uno... Cuando un amigo te dice "me meto en esta batalla, ayúdame", pues ahí voy yo. Y bueno, eran dos batallas perdidas, aunque en la de Luis hubo mala suerte. Ahí pones el corazón, anteponiéndolo a la razón, porque los seres humanos no somos sólo análisis político. Comprendo que políticamente es criticable y hay gente que me lo ha criticado, pero si un amigo se mete en una batalla, voy con él. Por razones puramente de amistad. Yo a Luis no le voy a hacer un análisis político.
¿Por qué la unidad? En 2018 sólo hubo una papeleta a la izquierda del PSOE –Adelante Andalucía– y tres en la derecha –PP, Cs y Vox–. Y llegó el PP al gobierno andaluz por primera vez.
Habría que analizar qué pasó ahí. Creo que hubo un desencanto con el PSOE, que no supo ilusionar ni enfrentarse a la desafección.
¿El intento de unir a las izquierdas está en la línea de lo que quiere Yolanda Díaz?
Creo que Yolanda Díaz tiene grandes cualidades personales, profesionales, políticas y de gestión. No hace falta que yo lo diga. Cualquier cosa que haga genera ilusión. Ojalá lidere un proyecto. Y digo más: ojalá personas con su temple y su saber hacer liderasen las diferentes corrientes políticas en España. Hace falta más gente así y no sólo en la izquierda, que ahora tiene la fortuna de contar con Díaz como en su momento tuvo la suerte de contar con una persona con la capacidad de sobreponerse a la adversidad de Pedro Sánchez, que demostró que los aparatos no son todo.
Cualquier cosa que haga Yolanda Díaz genera ilusión. Ojalá lidere un proyecto. Y digo más: ojalá personas con su temple y su saber hacer liderasen las diferentes corrientes políticas en España. Hace falta más gente así y no sólo en la izquierda
En el plano económico, ¿está el Gobierno de PSOE y UP logrando hacer cambios o eso es demasiada tarea para un ejecutivo en minoría en medio de una pandemia?
En medio de esta catástrofe, ya es bastante no habernos hundido, más aún sin una mayoría parlamentaria leal. Dicho eso, hubiera deseado que los recursos que se han puesto sobre la mesa, que son muchos, hubieran servido para reordenar el modelo [económico]. Países con gobiernos sobre el papel más conservadores, como Italia o Francia, han sido más valientes.
¿En qué sentido?
En gasto y en reformas. Sobre todo Italia, a pesar de su crisis institucional. Aquí tenemos un problema que el Gobierno no termina de resolver. No es ningún secreto que lo primero que se hizo en Moncloa cuando se empezó a hablar de fondos europeos, en la etapa de Iván Redondo en el gabinete de Presidencia, fue llamar a las grandes empresas. A los mismos de siempre. Creo que ha sido un error. Se ha perdido una oportunidad. Demasiados fondos van a ir a reproducir el modelo que quieren las empresas rentistas que viven de la teta del Estado y están tan mal acostumbradas.
Demasiados fondos europeos van a ir a reproducir el modelo que quieren las empresas rentistas que viven de la teta del Estado y están tan mal acostumbradas
¿El gran capitalismo español está acostumbrado a vivir del Estado?
Basta ver los apellidos. Ahí están los hijos y los nietos de los que se hicieron ricos por la gracia de Dios en los años de Franco.
¿Por ejemplo?
Hay mucho publicado y documentado. Desde Villar Mir a los March... Las redes de poder e influencia en España son una oligarquía en sentido estricto.
¿Qué le pasa a nuestro Estado del bienestar, que no es capaz de contener las brechas de desigualdad?
Creo que no se puede confiar todo a la redistribución. Hay que corregir los mecanismos que determinan la distribución en origen. Si tú en el mercado laboral creas unas condiciones tan asimétricas como las que hay, se produce una desigualdad en origen que no hay política redistributiva que corrija. Y para colmo nuestras políticas redistributivas no funcionan bien. Las ayudas benefician más a la gente con más riqueza que a la gente con menos riqueza. Se ha puesto en marcha un ingreso mínimo vital que está siendo un desastre. Y ojo, que cuando uno critica el funcionamiento de las políticas redistributivas no quiere acabar con ellas, sino que mejoren.
¿Qué supondría no aprobar la reforma laboral?
Es evidente que no es la reforma de máximos que muchos desearíamos, pero da pasos adelante. Imagina un sujeto enfermo, que lleva muchos años sin andar. Pues ahora se levanta, da dos pasos y todos dicen "ah, tendrías que andar dos kilómetros". ¡Pero si al menos se ha puesto a andar! Si no sale la reforma, o sale con el apoyo de Ciudadanos, habrá un resquebrajamiento de la mayoría de gobierno. Políticamente es un problema importante. Y hay algo que me llama la atención: parece mentira que ERC, que ha estado gobernando con la gente más corrupta del Estado español, como ellos lo llaman, que son los sinvergüenzas de CiU, tenga ahora tanto recato para esto.
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Lo parece, sí. Porque los fondos de inversión y los bancos se han hecho fuertes y le imprimen su propia lógica. El mercado funciona para la especulación y eso es un desastre porque lo desnaturaliza. Las soluciones no son tan difíciles, pero los intereses en contra son muy fuertes.
Alberto Garzón, con el que usted ha trabajado en el ámbito académico, ¿puso el dedo en la llaga con las macrogranjas o midió mal sus palabras?
Creo que lleva razón. No estoy seguro de que el procedimiento, el momento y la pedagogía hayan sido las mejores, a la vista de los efectos. Pero lo que ha dicho es la verdad del barquero.