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Los niños robados del franquismo, un crimen contra la humanidad, en el museo

Un retrato de la exposición 'Duerma en ti'

Que el visitante mire a los ojos a las víctimas y sea capaz no ya de entender, sino de compartir su dolor. Comprender de alguna lejana manera la ausencia que marca la vida de la persona retratada. Esa es la nada perversa intención de Duerma en ti... Maternidades robadas en España (1939-1999), exposición que puede verse en el Museo Nacional de Antropología hasta el 5 de junio.

"Esto no es un problema solucionado del pasado, las consecuencias se siguen sufriendo. Yo sigo buscando a mi hermano mellizo, hay madres que siguen buscando a sus hijos, hay muchas personas que siguen buscando su identidad de origen biológico", remarca a infoLibre la presidenta de la asociación Todos los niños robados son también mis niños, Soledad Luque, quien remarca: "Esto puede durar toda la vida mientras no sepas donde está tu ser querido desaparecido".

Esta muestra, resultado del extraordinario trabajo realizado por el fotógrafo Pedro Lange-Churión y la investigadora Aránzazu Borrachero junto a varios colectivos de víctimas, nos permite adentrarnos en las consecuencias de una de las prácticas más lesivas y menos conocidas perpetradas durante la dictadura franquista y hasta bien entrado el periodo democrático: el robo de bebés a madres desprotegidas en cárceles y hospitales. 

Porque entre 1939 y 1999, un número ingente de menores y recién nacidos fueron apartados de sus familias para su reubicación en otras familias o en instituciones religiosas y del Estado. Estas separaciones ocurrieron en los propios hogares, en las cárceles de mujeres, en las maternidades y en los hospitales públicos y privados de España.

Lo que ocurrió en España durante todas esas décadas es resultado de las políticas norteamericanas y europeas sobre la reproducción y la crianza. "La corriente eugenésica por un lado y, por otro, la de los tribunales tutelares de menores con el discurso de las madres buenas y las madres malas", explica Borrachero a infoLibre, quien apunta que la exposición es una "investigación del crimen empezando desde la separación de los hijos de las presas en las cárceles inmediatamente después de la guerra hasta los años noventa". 

Y prosigue: "Hemos dejado la fecha un poco abierta porque todavía no sabemos en qué momento el robo deja de ocurrir. Nos interesaba el recorrido de la ideología sobre la maternidad que viene desde el franquismo y aún antes. Hemos puesto la fecha de corte en 1999 porque hay un cambio legislativo, el fin del parto anónimo, que era un coladero de robos, posterior al cambio de la ley de adopción".

Duerma en ti presenta el contexto ideológico de las separaciones junto a veinte casos ocurridos durante la segunda mitad del siglo XX a través de fotografías, testimonios y documentos. La exposición invita a quien la visita a buscar respuestas: ¿Qué pasó? ¿Cómo pasó? ¿Por qué? ¿Qué consecuencias han tenido las desapariciones en las vidas de las víctimas? ¿Cuál ha sido la respuesta del Estado? ¿Es nuestro silencio cómplice de la impunidad?

Así, Borrachero recuerda que la ley alemana de prevención de enfermedades hereditarias se inspira en una de Estados Unidos de 1924. "Todas esas teorías llegan a España y se interpretan en versión cristiana. Hay un terreno preparado que los fascismos interpretan a su manera", subraya.

Destaca, asimismo, que cuando llega la democracia cae el "franquismo institucional pero los poderes fácticos siguen siendo los mismos", ya que "no cambia la judicatura". "En los hospitales, si había médicos que robaban en 1957, por qué no van a seguir robando en 1978, si no ha habido investigaciones ni juicios. Nosotros no vemos el corte ideológico porque los actores siguen siendo los mismos. Las órdenes religiosas siguen siendo las mismas y, efectivamente, regentaban los hospitales", desarrolla.

En sintonía con su compañera, Lange-Churión destaca que toda esta problemática se origina "en una construcción de lo que es la maternidad para esa ideología" católica y franquista en particular: "Pero sufren todos. Las madres, los padres, los hijos que terminan buscando a sus hermanos y hermanas. Y sufre la sociedad en general".

"No es necesario ser víctima para sentirse dañado por esto que sucedió", tercia Luque, para quien esto es "un crimen contra la humanidad". "No importa si tú no eres víctima, la humanidad entera se tiene que sentir interpelada y dañada", plantea, al tiempo que remarca que es "realmente espectacular la cantidad de gente que se siente afectada y necesita investigación para descubrir si la incertidumbre" que sienten es porque es víctima de estos robos o no.

En busca de esa necesaria empatía ideó Lange-Churión sus retratos de gran formato, con fondos negros y los sujetos "iluminados con una luz que parece que les hace brillar". Una "metáfora" que significa, en última instancia, que esta gente "brilla con luz propia porque así ha sido su lucha y, sin embargo, están aislados del entorno". "Nos parece importante que estas víctimas sean vistas, que no puedas no verlas", resalta.

La exposición, estrenada en Valencia tiempo atrás y ahora en Madrid por vez primera, es el resultado de una colaboración con las víctimas que generó una complicidad necesaria para la transmisión de las emociones. Así podemos llegar a ver como imagen de la muestra a una madre, Izaskun, con una toquilla que hace a un bebé que le robaron, según explica Lange: "Todas ellas miran directamente a la cámara, al espectador, que tiene que lidiar con eso y reconfigurar el sentido del retrato a partir del contexto que la exposición da".

Para Luque, estas "no son simples fotografías de víctimas, sino historias de vida que demuestran lo que hay detrás de pérdida, de sufrimiento, de ausencia", si bien en esas miradas "también hay valentía, resiliencia y fortaleza". Todo ello necesario para mantenerse en lucha tantos años después a pesar del silencio y el olvido en demasiadas ocasiones también institucional (subsanado en parte ahora, pues la muestra cuenta con una subvención de la Dirección de Memoria Democrática). 

"Nos ha costado que se entienda como un crimen más del franquismo", apunta Luque, dando así valor a este tipo de iniciativas, al tiempo que recuerda que la Ley de Bebés Robados tiene el trámite de enmiendas abierto en las Cortes desde septiembre de 2020: "Ya va siendo hora de que se cierre para continuar la tramitación. Es importante que salga en esta legislatura porque ya llegamos tarde, ya hay muchos padres y madres que han fallecido sin poder saber donde están sus hijos".

Con esta ley, los colectivos de víctimas buscan que sea el Estado el que se responsabilice de la búsqueda de los niños y niñas, cosa que hasta ahora están haciendo las propias víctimas. "Y poder obtener con eso los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición", destaca Luque.

En total sintonía se expresa Borrachero, quien considera que este es un buen momento para presentar esta muestra en Madrid porque estamos "cambiando la definición de víctima del franquismo, que hasta ahora era muy estrecha". Y agrega: "Antes tenías que haber empuñado un arma o haber militado políticamente, pero hubo otros crímenes en el franquismo que ahora estamos más preparados para aprender".

De la misma opinión es Lange, pues señala que "pareciera que España empieza a lidiar con su memoria histórica después de haber estado sumida en un olvido político y pactado". "Es incomprensible que alguien no pueda entender que no puedes descansar por la noche, ni puedes levantarte con tranquilidad por la mañana mientras no sepas donde está tu gente. Lo único que queremos las víctimas es saber la verdad y que los culpables paguen por los delitos que cometieron".

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