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La fiebre del gas hace descarrilar los objetivos climáticos de Europa

Vista de la planta regasificadora de la Bahía de Bizkaia Gas, a 10 de octubre de 2022, en Bilbao.

Mickaël Correia (Mediapart)

Mientras la Unión Europea (UE) se ha comprometido a reducir su consumo de gas en un 30% de aquí a 2030 para contener el calentamiento global, los países europeos planean duplicar su capacidad global de importación de gas fósil.

Según un informe publicado el viernes por la organización americana Global Energy Monitor, desde el inicio de la guerra en Ucrania se han anunciado veintiséis nuevos proyectos de terminales de importación de gas natural licuado (GNL) en Europa, con el fin de compensar el fin de las compras de gas ruso. 

El GNL es gas fósil que se ha enfriado a -160°C para que pueda pasar a estado líquido y ser transportado por barco. Este combustible fósil es extremadamente dañino para el clima. De hecho, licuar el gas requiere mucha energía, y la producción de GNL emite grandes cantidades de metano, un gas de efecto invernadero que tiene un potencial de calentamiento 84 veces mayor que el CO2 en un periodo de veinte años.

Según un estudio de Carbone 4, la preparación del gas en GNL y luego el transporte y la regasificación del gas licuado "consumen casi el doble de energía y, por tanto, emiten más del doble que el transporte por gasoducto internacional".

El 18 de mayo, la Comisión Europea presentó un plan de emergencia para reducir rápidamente nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos. La Comisión subrayó que "las necesidades de sustitución de la próxima década" no deben "conducir a un efecto de bloqueo en beneficio de los combustibles fósiles" ni obstaculizar "nuestras ambiciones climáticas".

Según Global Energy Monitor, los 26 nuevos proyectos de terminales de GNL proporcionarán a la UE una capacidad total de importación de 195.000 millones de metros cúbicos (mcm) de gas al año.

Duplicación de la capacidad de importación

Antes del conflicto, las terminales existentes en la UE ya tenían una capacidad de importación de 164.000 mcm anuales. En 2021, la UE había importado 155.000 mcm de gas de Rusia y su consumo total de gas era de 412.000 mcm.

En la actualidad, ya se han puesto en servicio en Croacia, Grecia y Países Bajos terminales de GNL con nuevas capacidades de importación de un total de 9.100 mcm de gas al año.

En España y Finlandia se están construyendo infraestructuras con una capacidad total de 33.000 mcm de gas al año, que deberían estar operativas a finales de año o principios de 2023. Alemania tiene previsto por su parte construir al menos once terminales de GNL de aquí a 2026.

“La crisis energética nos obliga a ser audaces y aumentar la inversión en fuentes de energía no contaminantes en lugar de seguir invirtiendo en los combustibles fósiles que causaron la crisis", afirma el investigador británico Chris Rosslowe, del think tank independiente sobre energía Ember. “Elevar el objetivo de la UE en materia de energías renovables al 45% para 2030 reduciría a la mitad la dependencia de la UE de las importaciones de gas. También ahorraría 200.000 millones de euros en costes de gas, en lugar de comprometer a los europeos con una factura de infraestructuras de GNL sobredimensionadas durante años".

Global Energy Monitor señala que la mayoría de los contratos de importación de GNL firmados por los países europeos no empiezan hasta 2026 y durarán entre 15 y 20 años.

Francia tampoco es inmune a esta fiebre por los combustibles fósiles. Aunque Francia ya dispone de cuatro terminales capaces de recibir GNL, el proyecto de ley de "poder adquisitivo" de este verano prevé la instalación de una terminal flotante de GNL frente a Le Havre, que estará operativo a partir de 2023, tras ser repatriado de China por TotalEnergies. Esa infraestructura inyectará en la red francesa 5.000 mcm de gas al año, es decir, el 10% del consumo anual francés.

Estas nuevas instalaciones de GNL van en contra de las recomendaciones científicas y las de Naciones Unidas, que afirman que, para mantener el calentamiento global en +1,5°C, la producción de gas debe reducirse un 6% al año. Desde mayo de 2021, la Agencia Internacional de la Energía recomienda detener inmediatamente el desarrollo de nuevos proyectos de gas para contener el cambio climático. 

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Traducción de Miguel López

 

 

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