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El seguro médico factura ya 10.500 millones tras subir un 18% en tres años negros para la sanidad pública

Un momento de la manifestación del pasado domingo de la Marea Blanca por las calles del centro de Madrid.

Menos valoración social para la sanidad pública, más negocio para la privada. Es la ecuación de oro, simple e inapelable, del seguro médico en España. Mientras la crónica del sistema público está envuelta en palabras como "malestar" o "deterioro", sobre todo en la atención primaria, el seguro privado disfrutó de un año de récord en 2022. El mejor año de su historia.

Durante la pandemia, el negocio del seguro –que ya crecía con fuerza, aunque no tanta, antes del covid– ha subido un 18%. En paralelo, ha caído el prestigio del sistema público. He aquí dos gráficas que enseñan el haz y el envés de la sanidad en España. La primera muestra el boom de del seguro privado. La segunda, el deterioro de la opinión sobre el sistema sanitario.

El contraste está servido. Los colectivos profesionales coinciden en un diagnóstico preocupante sobre el sistema público: faltan recursos y faltarán más. España está incluida en la alerta lanzada por la OMS sobre la falta de médicos a nivel europeo: "Es una bomba de relojería". El sistema, lastrado por los recortes tras la Gran Recesión y llevado al límite por la pandemia, necesita 6.000 médicos de familia, según el Foro de Atención Primaria. Y preocupan las perspectivas. En diez años se jubilarán 80.000 profesionales, calcula el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada. También faltan enfermeras: 95.000 para llegar a la media europea, calcula el consejo general de la profesión.

Pero hay otro lado de la moneda. La facturación de las aseguradoras de salud superó por primera vez el pasado año los 10.000 millones, según los datos de cierre del ejercicio de la patronal Unespa. Concretamente, alcanzó los 10.543 millones, un 7% más que el año anterior. Sube más que en los dos primeros años de pandemia, en la fase más dura de la crisis sanitaria, cuando lo hizo en torno a un 5%, porcentaje promedio de los incrementos desde 2016.

Así que la dinámica ascendente no sólo sigue, sino que se acentúa, al marcar un 7% en 2022. La facturación fue 689 millones de euros superior a la de 2021. La subida con respecto a antes de la pandemia es de 1.607 millones, un 18%. Si miramos cinco años atrás, el alza es del 30,66% con respecto a los 8.069 millones de 2017.

No hay datos aún del número de asegurados en España al cierre de 2022. Lo que sí se sabe es que al terminar 2021 superaban los 11,5 millones. Los números ofrecidos este lunes por Unespa apuntan a una nueva subida en el último año.

Los dominadores del sector

¿Quién gana con este boom? Hay un puñado de compañías que es posible señalar como grandes triunfadoras. Las nueve principales suman 7.906 millones de facturación en 2021, un 83,84% del total del sector. Las cinco primeras –Segurcaixa Adeslas, Sanitas, Asisa, DKV y Mapfre– totalizan 7.036 millones en volumen de primas en 2021, lo que supone un 74,17% del negocio. La primera es Segurcaixa, con casi un 30% de la cuota de mercado.

A falta de los datos por compañías al cierre de 2022, el escalafón de las cinco primeras no ha variado desde 2019. Sí ha aumentado su facturación. El último año antes de la pandemia el volumen de negocio fue de 6.359 millones, con lo que ha subido un 10,64% durante los dos primeros años de crisis sanitaria. Las cifras globales de 2022, ofrecidas este miércoles por Unespa, indican que la facturación de las grandes dominadoras con toda seguridad también ha subido.

Además de las aseguras, también gana la banca, con la que el sector tiene una alianza estratégica para la comercialización de sus productos. Los cuatro principales bancos españoles –Santander, BBVA, Caixabank y Sabadell– tienen acuerdos con alguna de las cinco entidades dominadoras. Un caso concreto: Segurcaixa –que además de seguros de salud también comercializa multirriesgos, autos, decesos, accidentes y responsabilidad civil– utiliza la la red de oficinas de Caixabank como otro canal de venta, que se suma a las vías tradicionales del sector asegurador, como los corredores y los brokers...

El informe Unión bancaria, un clima de cambio, firmado en 2022 por la consultora PriceWaterhouseCoopers (PwC), señala que en 2020 la aportación de los seguros al margen de contribución de los bancos fue del 9%, mientras que en 2019 había sido del 7%. Este porcentaje llega a alcanzar el 22% en el Grupo Caja Rural y es del 15% en Caixabank, del 8% en el BBVA y del 7% en el Santander. Los bancos son, cada vez más, vendedores de seguros, incluyendo una creciente oferta low cost.

Malestar y preocupación

El contraste aparece al observar la evolución que muestra el Barómetro sanitario del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Hay una creciente preocupación, un deterioro de la percepción social que allana el camino al seguro privado. Veamos. Cada año los encuestadores preguntan a los entrevistados cuál de estas cuatro respuestas representa mejor su opinión sobre el sistema sanitario: 1) En general, funciona bastante bien. 2) Funciona bien, aunque son necesarios algunos cambios. 3) Necesita cambios fundamentales, aunque algunas cosas funcionan. 4) Funciona mal y necesita cambios profundos. Las respuestas 1 y 2 podrían considerarse favorables y las 2 y 3 desfavorables. Pues bien, esta es la gráfica resultante.

La opinión favorable (50,5%) es la más baja de la década. Ha caído con fuerza desde 2019, cuando era del 72,1%. En el mismo periodo, la opinión desfavorable crecía del 27,4% al 48,5%. Otro dato, este salido de la serie de encuestas Opinión pública y política fiscal del CIS: el 73,1% de los españoles cree que se dedican "muy pocos" recursos a la sanidad, porcentaje que era del 58,8 en 2019.

Es decir, la facturación del seguro privado subía casi un 18% justo mientras se derrumbaba la opinión sobre el sistema sanitario y crecía la percepción de que está desatendida por los presupuestos. La pérdida de prestigio de la red pública abarca su puerta de entrada: la atención primaria. En 2019 la nota que los encuestados por el CIS daba a la atención primaria estaba entre 7,29 (consultas) y 6,66 (urgencias). Ahora, entre 6,11 y 6,09. La media ha pasado de 6,97 a 6,1, una caída de un 12,48%.

Son múltiples las voces que conectan uno y otro fenómeno. Lo hace con frecuencia la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp). "Nos hemos tenido que hacer de una mutua", ha oído decir con frecuencia Meritxell Sánchez Amat, médica de familia de Barcelona, como contaba a infoLibre en octubre de 2021. "Ya sabemos qué hay que hacer si se quiere que los seguros privados sigan viviendo sus mejores años: reducir la inversión pública, sobre todo en atención primaria", escribe en su blog el médico y analista del sistema Juan Simó, que relaciona directamente la percepción negativa sobre el sistema público con el auge de las salidas individuales.

Algunas veces la vinculación entre los problemas de la pública y los buenos resultados de la privada es expresada desde el propio ámbito empresarial. Un directivo directivo de Minsait –consultoría de Indra– dijo en octubre en un foro sectorial que el principal vector del crecimiento de la colaboración público-privada es la "ineficiencia” del sistema público, como recogió Planta Doce en un artículo titulado Vientos a favor para la sanidad privada ante la falta de reforma del modelo público. “Todo esto [el crecimiento del sector médico privado] es mérito de la privada, pero también demérito de lo público”, señaló en el mismo foro un responsable de salud de Ernst & Young. "El crecimiento del aseguramiento, que es el motor más relevante de toda la infraestructura de la sanidad privada, demuestra que el de la salud es un mercado que todavía está en crecimiento”, añadió un directivo de Sanitas.

Gasto familiar

A la espera de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE de 2022, el auge del seguro de salud ya ha mostrado su impacto en la economía de los hogares. En 2021 el gasto medio por hogar en seguros relacionados con la salud alcanzó los 1.282,52 euros, máximo de la serie estadística, que arranca en 2016. Lo hizo tras una subida del 4,02% con respecto a 2020, también la máxima de la serie.

La subida desde 2019, antes de la pandemia, era de un 5,17%, un total 63,16 euros por hogar. En los últimos cinco años el incremento del gasto medio por hogar dedicado a seguros sanitarios fue del 11,14%: de 1.153,88 a 1.282,52 euros. El porcentaje de hogares con gasto en seguros sanitarios de salud ha pasado del 21,28% en 2019 al 22,35% en 2021. En 2016 era del 19,59%. Es previsible que esta tendencia se vea acentuada con los datos de 2022.

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Las tres comunidades con mayor penetración del seguro privado al cierre de 2021 son Madrid (39%), Cataluña (35%) y Baleares (33%), en contraste con Navarra (13%), Murcia (15%), Castilla La Mancha, Galicia y La Rioja (19%).

El mercado hospitalario, también en cifras récord

El asegurador no es el único negocio sanitario que está recibiendo buenas noticias. El hospitalario, aún más boyante, también marca cifras récord, a la espera de los datos de 2022. La facturación ha remontado ya el bache de 2021 y desde 2019 sube un 2,44%, hasta superar los 11.500 millones. Las mayores beneficiarias son diez compañías que suman 7.563 millones, el 65,62% del mercado, con los datos de la Fundación IDIS. En 2011 las que eran entonces diez principales compañías facturaban 2.597. El registro se ha multiplicado casi por tres en una década.

Hay que subrayar que el negocio hospitalario está conectado con el asegurador. En realidad, el mercado "privado puro", utilizando la terminología del sector hospitalario, es sólo del 9,98% del total. La mayoría de los más de 11.500 millones se deriva de los convenios con aseguradoras (6.340 millones) y de los conciertos (4.035). Este reparto vincula las cuentas del sector hospitalario con la red pública. En el caso de los conciertos, directamente. En el de los seguros, de forma indirecta: el efecto de la pandemia sobre el sistema ha dado un fuerte impulso al aseguramiento, que se beneficia además de deducciones fiscales.

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