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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

El PP se jacta de lograr que Sánchez no hable en el Europarlamento cuando Moncloa ya lo había previsto

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, recibe a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, en la Cumbre EU-MED9.

El adelanto electoral y su compatibilidad con la presidencia española del Consejo de la Unión Europea siguen generando bronca en Bruselas. Vayamos a los hechos: el presidente Sánchez no dará el 13 de julio el discurso de presentación de la presidencia, una tradición de cada jefe de Estado o de Gobierno que asume las riendas semestrales del funcionamiento del Consejo de la Unión Europea.

¿Por qué Sánchez pide el aplazamiento? Según Moncloa, el martes, tras el anuncio del adelanto de las elecciones, se comunicó a la oficina de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que estudiaban aplazar esa comparecencia hasta después de las elecciones. Fuentes parlamentarias confirman esa consulta y aseguran que la carta formal llegó este viernes a primera hora.

Moncloa aseguró también este viernes a los corresponsales en Bruselas que la decisión de Sánchez se tomó “como un ejercicio de responsabilidad” para evitar que se entendiera que usaba una institución europea en campaña.

El PP se pone la medalla porque el líder del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber, envió el jueves una carta a Metsola exigiendo ese aplazamiento. Weber, además de hacerle el favor a los populares españoles, intenta boicotear cualquier progreso que haga la Comisión Europea por su riña permanente con la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, que por ser compañera de filas políticas no deja de ser rival. A Von der Leyen le interesa, para renovar su cargo, que las dos próximas presidencias (España y Bélgica) sean un éxito.

La carta de Weber alegaba que Sánchez no debería poder presentar las prioridades de la presidencia española mientras esté haciendo campaña electoral. Es un argumento nunca usado en Bruselas, donde se recuerda que varios países han tenido elecciones mientras ejercían la presidencia sin por ello alterar los procedimientos y usos habituales.

Weber pidió a la presidenta del Parlamento Europeo que suspendiera la comparecencia de Sánchez y la aplazara hasta que haya un nuevo presidente investido en España. El Partido Popular Europeo espera que Feijóo (con Vox, pero eso para Weber no es un problema aunque para parte de su familia política sí lo es) sea el nuevo presidente español. España es el único país grande de la Unión Europea donde los populares tienen opciones de gobernar a medio plazo. En Alemania, Italia y Francia tienen años por delante en la oposición.

Entre los 27 jefes de Gobierno nacionales en la Unión Europea, nueve son ahora mismo populares frente a seis socialistas, seis liberales, cuatro de la derecha radical y dos tecnócratas sin clara afiliación política, pero si miramos el peso de los países que esos líderes gobiernan vemos que los socialistas mandan sobre 153 millones de europeos, los de la derecha radical sobre 117 millones, los liberales sobre 100 millones y los populares sobre apenas 63 millones.

Weber intenta, a petición del Partido Popular, que Sánchez no hable ante el Parlamento Europeo por temor a que le sirva como plataforma política potente desde la que lanzar su mensaje a diez días de unas elecciones europeas. Hasta este jueves los populares lo que pretendían era organizarle una sesión a cara de perro en el turno de réplicas, pero ahora parecen haber cambiado de opinión y prefieren que no hable.

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El intento de boicot por parte de los populares españoles choca, por ejemplo, con la actitud de los ministros populares suecos, que ya están pasando el testigo a los ministros españoles, como ocurrió este jueves cuando el popular Andreas Carlson entregó un pequeño obsequio a la ministra de Transportes y Telecomunicaciones Raquel Jiménez.

El Partido Popular lleva desde hace al menos dos años metido en una campaña continua de descrédito al Gobierno. Algo que, además de extraño de ver entre los eurodiputados opositores de otros países, sólo le ha valido respuestas contrariadas de la Comisión Europea, que entiende que se usan las instituciones europeas con fines nacionales.

Fuentes de los gabinetes de varios comisarios han explicado que, en asuntos como la gestión de los fondos europeos, ni siquiera los eurodiputados de izquierda italianos hicieron ruido cuando la Comisión Europea bloqueó el pago del siguiente tramo al Gobierno de Giorgia Meloni porque no había cumplido con los hitos previstos en su plan de recuperación. Los eurodiputados del Partido Popular han preguntado a la Comisión Europea decenas de veces sobre posibles incumplimientos por parte del Gobierno español. La Comisión siempre responde que no hay retrasos, que no hay incumplimientos y que España es de los países que mejor está gestionando los fondos.

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