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La estretegia de la derecha

Álvarez de Toledo disputa a Tellado la portavocía del discurso más ultra del PP

Miguel Tellado y Cayetana Álvarez de Toledo.

Los halcones ya son los dueños del discurso del PP. Y ahora que la legislatura ya ha echado a andar, la primera sesión de control en el Congreso evidenció cómo el nuevo portavoz del grupo, Miguel Tellado, mano derecha del líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, tendrá que competir en extremismo para ganarse los titulares de los periódicos y de los informativos. Sobre todo con Cayetana Álvarez de Toledo, la exportavoz a la que Génova acaba de recuperar del ostracismo al que la condenó Pablo Casado y que, también este miércoles, recuperó voz propia en el salón de plenos.

Los dos se pusieron a la cabeza de la versión más incendiaria del PP, seguidos de cerca por la mayoría de sus compañeros, enganchados a la consigna de hablar de ETA y de la amnistía, preguntaran lo que preguntaran. Pero el día en que todos los focos estaban en Tellado, al que no todos en el PP consideran la elección adecuada para representar al partido en el Congreso, ganó Álvarez de Toledo.

Y eso que el nuevo portavoz, curtido durante años en la fontanería conservadora gallega, a la que ha dedicado la práctica totalidad de su carrera profesional, se esforzó. Acusó al ministro Félix Bolaños y, a través de él, a todo el Gobierno, de “nepotismo” y “desvío de poder”. De trasladar “mentiras” a la Comisión Europea. De ser “el ministro de la amnistía”. De “comprar votos”. De “someterse a un chantaje”. De actuar de manera “burda” y “asquerosa”. De no tener “vergüenza” ni “escrúpulos”. De ser una “auténtica trampa”. De “ocupar” todas las instituciones “de una forma auténticamente indecente”. De ser “una auténtica amenaza” para la democracia española. De ser “la bola de demolición contra nuestro Estado de Derecho”. De tener como único encargo el de “dinamitar los principios que sustentan nuestro Estado de Derecho”. De no tener “los votos” de los ciudadanos para ganar la investidura que hizo presidente a Pedro Sánchez. De haberse instalado “en la soberbia”. De “ceguera absoluta”. De “traicionar a militantes que han perdido la vida en manos de una banda terrorista que se llamaba ETA”. “¡Qué vergüenza!”, concluyó antes de recibir un aplauso cerrado de los diputados del PP puestos en pie.

Esa fue la segunda intervención de Tellado en el primer pleno ordinario de la legislatura. La primera, una pregunta a la vicepresidenta Yolanda Díaz, pasó más desapercibida, por la respuesta de la líder de Sumar y por la intervención que protagonizó poco después Cayetana Álvarez de Toledo. 

En su vuelta a la arena del Congreso, la cabeza visible del sector más radical del partido arrancó sin detenerse en los matices: “Señora Montero”, reclamó dirigiéndose a la vicepresidenta y ministra de Hacienda, que acababa de recordar la controversia salarial que afectó el año pasado al responsable de Economía del PP, Juan Bravo: “Pruebe sus insidias o dimita”. 

“Obsesión cainita”

La diputada fue directamente al grano. Acusó al Gobierno de “humillar a los constitucionalistas catalanes”, de condenarles, de legitimar “el ataque a la convivencia” del 1 de octubre y de alentar uno nuevo en el futuro. Sánchez y sus ministros son responsables, dijo, de una “fractura civil española”, de extender “el golpe” de 2017 contra “todos los españoles”. De alimentar el “desgarro” y la “ruptura”. De “seguir arrancando páginas” al “libro de la convivencia”. De liquidar la igualdad, premiar la sedición y la malversación. “El PSOE es ya sinónimo de agravio y discriminación”.

El Gobierno, dijo, busca “la demolición del Estado de Derecho”. Permite señalar “jueces, fiscales, periodistas señalados ante la mirada impávida y cómplice de la presunta presidenta de esta Cámara”. Y practica una “obsesión cainita por eliminar la alternancia” entre partidos. “El señor Sánchez es presidente gracias a una transacción corrupta, investidura a cambio de impunidad y de lo que haga falta. Un verificador engrasará la extorsión. Para usted, señor Bolaños, la convivencia es la indecencia”, remarcó. “No serán ustedes más que un humillado paréntesis en la historia de España”.

Bolaños, en su respuesta, reconoció el título de ganadora a Álvarez de Toledo “en este Partido Popular del señor Feijóo, donde ser un ultra es un mérito para tener puestos de responsabilidad y de portavocía”. Y la felicitó, irónicamente, por su “placentero” viaje a Argentina “a la toma de posición del señor Milei” en compañía de “Orban, Bolsonaro y Abascal. Con su familia política”, resumió. “Con la familia ultra, con la internacional ultra a la que pertenece el Partido Popular del señor Feijóo”.

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En la primera sesión de control de la legislatura, algo descafeinada por la ausencia obligada de Pedro Sánchez —a la misma hora participaba en un pleno en el Parlamento Europeo—, hicieron méritos algunos hasta ahora moderados, como Juan Bravo, especialista en economía pero este miércoles reconvertido en látigo del PP contra la amnistía, o Javier de Andrés, candidato conservador a lehendakari, muy pendiente de la moción de censura en Pamplona. 

Despuntó alguna novedad, como la diputada leonesa Ester Muñoz, que tachó al ministro de Transportes, Óscar Puente, de “feminista de boquilla”, “machista de libro” y “personaje circense” encantado de hacer “bufonadas para divertir a su bancada”. En el banquillo aguardan otros de los nuevos fichajes de Feijóo, con un elocuente currículum de violencia verbal, como el diputado Rafael Hernando.

La agitación oratoria del PP es tal que este miércoles sonó como una rareza el estreno en la sesión de control de Francisco Conde, el diputado lucense que durante años se ocupó de la política económica e industrial de Feijóo. Conde preguntó al nuevo ministro de Industria, Jordi Hereu, se ciñó a la cuestión y lo hizo sin mencionar la amnistía ni la banda terrorista ETA. Toda una singularidad en un hemiciclo consagrado a la hipérbole y las palabras gruesas.

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