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Macron se suma a la obsesión por la "natalidad francesa" de la extrema derecha

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, a mediados de diciembre del año pasado.

Lénaïg Bredoux y Youmni Kezzouf (Mediapart)

Emmanuel Macron lo sabe: al hacer un llamamiento en su rueda de prensa de la semana pasada para que Francia se "rearme demográficamente", recoge una obsesión muy antigua de la extrema derecha, compartida por todas sus corrientes. Se trata de la natalidad, y más concretamente de la “natalidad francesa" frente a la inmigración y los derechos de la mujer.  

Al menos de palabra, el presidente de la República ha accedido incluso a una petición de la Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN), que en septiembre de 2022 presentó una proposición de ley en la Asamblea Nacional "para hacer de 2024 un año dedicado a impulsar la natalidad francesa". Los diputados que firmaron la moción querían que esta fuera la "gran causa nacional de 2024". 

El año pasado, durante el debate sobre la reforma de las pensiones, los diputados de RN y Jordan Bardella, actual presidente del partido, hicieron suyo el siguiente lema: "Los bebés de 2023 son los cotizantes de 2043". 

Todos los programas presidenciales del Front National (FN) y luego del RN dan prioridad a la defensa de la natalidad. El folleto "familia" del más reciente, en 2022, por ejemplo, preconiza una política favorable a la natalidad (con preferencia nacional para las ayudas familiares).  

También defiende una medida directamente inspirada en el húngaro Viktor Orbán, transformando el préstamo a interés cero prometido a las parejas menores de 30 años en un regalo a partir del tercer hijo, "para fomentar los nacimientos".  

Varias personalidades de extrema derecha ya han participado en la Cumbre Demográfica que organiza cada año el presidente húngaro: en 2021, Éric Zemmour y Marion Maréchal figuraban entre los participantes. Nada sorprendente en el antiguo candidato presidencial, que cree que "la demografía es el destino".  

Su programa para 2022 proponía pagar una prima de 10.000 euros por cada niño nacido en una zona rural, crear nuevas plazas de guardería y ampliar el pago de las ayudas familiares a todas las familias francesas. 

Una obsesión xenófoba detrás de la natalidad

Esta defensa de la natalidad está estrechamente vinculada a dos de los fundamentos de la extrema derecha: el control del cuerpo de las mujeres y la xenofobia. Si el número de nacimientos es tan crucial es para evitar recurrir a la inmigración para frenar el envejecimiento de la población francesa. 

El demógrafo Hervé Le Bras profetizaba ya en 1998 en El demonio de los orígenes. Demografía y extrema derecha: "La demografía se está convirtiendo en un medio de expresión del racismo". "Elegir la natalidad es comprometerse a asegurar la continuidad de la Nación y la perpetuación de nuestra civilización", escribe la RN en su folleto sobre la familia. "La natalidad francesa se hunde... mientras la inmigración sigue aumentando", lamentaba el partido de extrema derecha en un comunicado de 2018. 

Durante el debate sobre las pensiones en 2023, la diputada Laure Lavalette propuso limitar el pago de las prestaciones familiares (primas de natalidad, ayudas de guardería, complemento de elección de guardería, etc.) a "los hogares y las personas de nacionalidad francesa" para impulsar "la natalidad francesa", como señala la investigadora Cécile Alduy en la web AOC. En el mismo artículo, Alduy cita las palabras del vicepresidente de la RN en la Asamblea Nacional, Sébastien Chenu (en febrero de 2023, en France Inter): "Personalmente, prefiero que se fabriquen trabajadores franceses a que se importen". 

La diputada de RN Bénédicte Auzanot fue aún más lejos en una entrevista concedida a la web Boulevard Voltaire: "Si no aumentamos nuestra natalidad, nuestro pueblo desaparecerá", dijo, imaginando, asustada, "una Francia en la que los bebés nacidos hoy serían minoría, en la que nuestro patrimonio civilizacional sólo estaría encarnado por un margen de la población cada vez más estrecho". 

Se trata de una alusión casi directa a la teoría de la conspiración racista de la "gran sustitución", el título de un libro de Renaud Camus en 2011. "La verdadera colonización es demográfica [...]. La concomitancia de una baja natalidad entre los franceses blancos con una alta tasa de natalidad entre negros y magrebíes está cambiando el país", escribió el ensayista. 

Diez años después, la revista Causeur llevaba a su portada una foto de bebés (blancos y racializados) con el titular: "¡Sonreid, sois los sustituidos!" y Éric Zemmour hizo de esta teoría de la conspiración uno de los pilares de su campaña presidencial. Marine Le Pen y la RN, en cambio, prefieren el eufemismo de "sumersión migratoria". 

Controlar el cuerpo de las mujeres

En la extrema derecha, desde Charles Maurras en los años los años 30 hasta la RN, la defensa de la natalidad también se basa en una visión tradicional, incluso tradicionalista, de la familia, impregnada de la cultura cristiana. El descenso de la natalidad se percibe como una consecuencia de una ideología que, desde la Revolución Francesa, cuestiona el orden y la autoridad. También es el corolario de una visión de la mujer cuya misión principal es traer hijos al mundo. 

Esto explica, entre otras cosas, la hostilidad histórica de la extrema derecha hacia el acceso a la anticoncepción y al aborto, aunque Marine Le Pen ha hecho evolucionar a la RN en este punto, abandonando los ingresos para las madres que se quedan en casa, que durante mucho tiempo había formado parte del programa de su movimiento. 

Pero como explicaba Joëlle Brunerie-Kauffmann en un artículo de 1993, "la llegada de la anticoncepción y el aborto libre aborto dieron a las mujeres su libertad sexual [...]. Para la extrema derecha, esta libertad está en la raíz misma de todos los males que padece nuestra sociedad, el más graves de los cuales es el descenso de la natalidad". 

En 2015, el eurodiputado del Front National Dominique Martin defendía "el derecho de las mujeres a quedarse en casa". Según él, “eso tendría la ventaja de liberar puestos de trabajo, dar a nuestros hijos una mejor educación y haría nuestras calles más seguras porque no estarían merodeando por ellas y no estarían sometidos a las drogas". 

En un comunicado de prensa emitido el miércoles 17 de enero, el "aniversario de la promulgación de la ley Veil" (ley francesa que despenalizó el aborto en 1975, ndt), la Fundación de Mujeres "expresa su preocupación" por los comentarios realizados por el Presidente francés el día anterior: "Según los especialistas, el descenso de la natalidad sigue siendo relativo, así que no hay por qué preocuparse."

Al contrario, las políticas públicas deben permitir que las mujeres elijan tener hijos o no, y consagrar el derecho al aborto en la Constitución, garantizando el acceso a éste y a la anticoncepción, aplicando políticas ambiciosas de igualdad entre mujeres y hombres". 

Emmanuel Macron no ha dicho ni una palabra sobre eso. Pero, eso sí, ha tomado otro tótem de la extrema derecha, el eslogan de que "Francia siga siendo Francia", utilizado por los ultraderechistas Éric Ciotti y Éric Zemmour.

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Traducción de Miguel López

 

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