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La baja productividad, el último comodín de la patronal para rechazar la reducción de jornada

La visión justa

Iván Humanes

La visión justa

Llevamos meses sin cobrar. Como de costumbre, vamos a la fábrica de mañana y desplegamos pancartas y proclamas. Evitamos las corbatas, no sea que la lucha se vea perjudicada por lo que fue nuestra posición social. Fue el vicepresidente de la compañía el que escuchó por primera vez lo del ojo mágico. Que el ojo mágico provocaba la visión justa. Todos los inferiores veneraban al ojo en la cadena de montaje. Que era de ese viejo que tuvo el lamentable incidente en fundición, decían. Pero creímos que era parte de la superstición habitual de nuestros trabajadores. Además de sucios, son extraños. Así que recortamos salarios. El beneficio requiere sacrificios. En el primer expediente de regulación de empleo vimos el ojo. Lo sacaron del bolsillo del pantalón cuando les dimos el finiquito, se lo pasaban entre ellos y reían con sus dientes podridos. Y, sin más, nos vimos afuera. En la calle. Sin saber cómo llegamos. A partir de ese momento siempre afuera con los zapatos llenos de barro. Los trabajadores allá adentro, manchando las butacas del Consejo, con las llaves de la fábrica. Y nosotros aquí. Clavados en la infinita protesta.

La piñata

Desde que le ha dado por celebrar su cumpleaños, a la Muerte hay que conseguirle una buena piñata. La rellanamos a conciencia. Intentamos seleccionar almas delicadas. No hay mayor recompensa que verla sonreír al atizarla con su guadaña.

–¡Reviéntala! –le animamos.

Cuando lo consigue, se sienta satisfecha en lo alto del risco. Nosotros peleamos por esos trocitos de vida esparcidos por el suelo. Los devoramos en comunión. Brindamos con la jarra en alto. Y siempre le cantamos cumpleaños feliz antes de que ella decida sus regalos. Luego deshacemos el círculo mágico y volvemos a nuestras casas con la cabeza gacha. Vacíos. Arropamos con pena a nuestros hijos.

–Soñad con los angelitos –les susurramos. Somos débiles.

Y nos clavamos de rodillas delante de sus camas. Arrepentidos por la promesa de sacrificio realizada.

 

Filóloga

Mi prima era un suplicio de letras, por eso se ahogó en la cueva. Era decir incertidumbre y vibrar el agua a sus pies. Susurrar aleteo y provocar a todas las mariposas. Al decirle botarate a su padre -vivía del sablazo-, mi tío daba vueltas como una peonza. Luego le sangraba la nariz, como a todas los que tienen telequinesis y son filólogas. O poderes mentales, como se diga. Hasta tenía una serie en la tele. Enredarse en sus propias palabras, su pasión. Proyectar el estado de ánimo en la letra, su debilidad. Dicen que fue una mala zeta la que le mató.

-¿A que no pronuncias zozobra? -le retaron sus amigas.

 

La pipa

Adoramos la pipa de nuestro padre. No hay nada más apreciado en nuestra casa que sus volutas de humo. Una significa no; dos es que sí. Cinco volutas enteras y un cuarto, anuncian la hora de dormir. Y su pipa nos marca el camino recto de la vida. Nuestra madre las documenta, las anota con detalle y somos nosotros los que luego estudiamos el código. Al levantarnos, voluta y media para desayunar. Más tarde clavamos los codos delante del diccionario. Todos los días tenemos examen antes de comer. Y no solo es el número de bocanadas lo que importa, sino que sus formas también añaden matices al mensaje. No es lo mismo la suavidad del círculo que la dureza del cuadrado, o que el enfado que acompaña a las aristas. Un idioma infinito que todavía no dominamos.

–¡Otra vez! ¡No puede haber errores! –insiste mamá, acariciando la pipa.

Lo más molesto es el olor a tabaco ácido que inunda la casa. Eso y que nuestro padre está muerto, claro. Y que los muertos están tan solos que no tienen otra cosa que hacer que echar humo.

La doctora J. y 'mistress' H.

 

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* Iván Humanes (Cornellá, 1976) ha publicado los libros de relatos 'La memoria del laberinto' (2005) y 'Los caníbales' (2011), las novelas 'La emboscada' (2010) y 'Lengua de orangután' (2015), y en coautoría los volúmenes 'Malditos: la biblioteca olvidada' (2006) y '101 coños' (2008). Es guionista del largometraje 'Vestigis' y coguionista del corto 'Krisis. Una terapia superheroica' (2017), ambos seleccionados en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges. Su último guion ha sido la audioserie 'Terapia para un Superhéroe' (2021). En el 2023 ganó en Burgos el ‘V Concurso de microrrelatos’ Círculo Creativo.

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