“¡Sí, sí, sí, tenemos rabia!”: la bandera LGTBI y la de Palestina salen unidas a la calle en el Orgullo Crítico
“¡Sí, sí, sí, tenemos rabia!”, gritan al cielo de Madrid los 10.000 manifestantes que han acudido este año al Orgullo Crítico de Madrid, según la Delegación del Gobierno. La marcha comenzaba a las 20:00 en la Glorieta de Bilbao se ha llenado de banderas de Palestina y pañuelos, que acompañaban a las arcoíris. La gente comenzaba a agolparse por todas partes.
A las 20:07 exactamente, el ruido se convirtió en música, empezó a tocar la fanfarria y al grito de “aquí está la resistencia trans” comenzó la marcha. Le costaba avanzar, solo estaba cortada una dirección y a los cánticos se unía algún que otro pitido proveniente del otro lado de la carretera. Demasiada gente para poco espacio.
“Abajo el patriarcado, que va a caer, que va a caer”, gritaban en el bloque feminista. “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste”, cantaban otros mientras la banda sigue tocando I Will Survive
Organizado por el Orgullo Crítico de Madrid en colaboración con la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) y el Grupo Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel en Madrid (BDS Madrid), la manifestación ha reivindicado la importancia de no desvincular la lucha LGBTQ+ de otras luchas sociales como el racismo, la gordofobia y, en el caso particular de este Orgullo, de la lucha contra el genocidio en Palestina.
De hecho, bajo el lema “Contra el genocidio y el lavado rosa colonial”, los manifestantes han recorrido los distritos de Chamberí y Moncloa-Aravaca hasta llegar a Plaza España. El también llamado pinkwashing es una táctica utilizada por algunos estados y empresas para aparentar ser progresistas en términos de derechos LGBTQ+ mientras cometen o apoyan graves violaciones de derechos humanos, como es el caso del Estado de Israel según los organizadores. “Hay que reivindicar que no se use nuestra identidad para defender el genocidio en Palestina. En el orgullo de Madrid se está usando nuestra identidad para fines mercantiles", comenta Abril a infoLibre. “Que se reivindique palestina me parece muy importante”, añade Alicia a su lado.
La manifestación se ha configurado en 13 bloques, cada uno buscando dar voz a diferentes reivindicaciones y grupos. Entre estos, dos no mixtos: uno exclusivo para gente queer y otro para personas racializadas. Además, en la cola de la manifestación se encontraba el bloque propalestina.
El primer Orgullo Crítico llegó a Madrid en 2007 como una reacción a la "celebración" estatal, reivindicando una mirada más radical y crítica frente a un orgullo que, a su parecer, estaba y está siendo utilizado para hacer negocio por las instituciones y las grandes empresas.
Los propios datos publicados por el Ayuntamiento de Madrid lo dejan claro; el MADO dejó en 2023 un impacto económico en la ciudad de 519,9 millones de euros, un aumento del 14,2 % respecto al Orgullo del 2022.
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Este año la campaña del ayuntamiento de Madrid se ha visto además envuelta en polémicas tras la presentación del cartel oficial que incluía imágenes de tacones, copas y condones. “Lo que piensa el Ayuntamiento de Madrid al hacer esa campaña es ‘vamos a organizar algo para estos gais, estas lesbianas… y que no os molesten tanto’. Lo que no les molesta es la cantidad de dinero y la gente que llega con el orgullo”, critica Karine.
Una campaña llena de prejuicios y que falla a la hora de representar la diversidad del colectivo LGBTQ+, centrándose en "representar" fundamentalmente a los hombres gais cisgénero. “Esto es lo que pasa siempre que se liberaliza la lucha de algún colectivo”, dice Alicia.
“Venimos a honrar la memoria de las personas que iniciaron el movimiento en Stonewall en 1959 que no han sido tíos blancos y heterosexuales. Han sido personas racionalizadas y personas trans que ya no tenían nada que perder.”, concluye Karine