Menos médicos para más pacientes: la falta de fondos e incentivos frena el plan para mejorar la primaria
La única manera de que un árbol con multitud de ramas se sostenga es mediante una base ancha y fuerte. Si ésta adelgaza, la parte superior —que depende de ella— puede empezar a flaquear. E incluso llegar a romperse. Aurelio Duque es médico de familia y responsable de Desarrollo Profesional de la Federación de Sanidad de CCOO y emplea esta metáfora cuando trata de explicar la importancia de la atención primaria. No le faltan datos para apuntalar su argumento. Un estudio científico publicado en la Revista Británica de Medicina General en 2022 llegó a afirmar que mantener la relación estable con un mismo profesional durante más de 15 años diminuye un 26% la mortalidad, un 28% los ingresos hospitalarios y un 30% el uso de los servicios de urgencias. ¿El problema? Que ya apenas hay facultativos con los que establecer esa relación.
Lo ha vuelto a evidenciar el Ministerio de Sanidad, que este lunes publicó su Informe de evaluación sobre el impacto de la Primera Reforma del Componente 18 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en el Sistema Nacional de Salud —disponible en este enlace—, un documento de más de 400 páginas a lo largo del cual el departamento de Mónica García evalúa el cumplimiento —o no— de los distintos planes dirigidos a mejorar el que ella misma califica como "el corazón del sistema" sanitario. Las conclusiones a las que llega están claras: en general, el trabajo de las comunidades autónomas para fortalecer la atención primaria ha sido positivo. Todas han puesto en marcha medidas destinadas a ello. Sin embargo, sigue habiendo un lastre: faltan sanitarios.
El informe, en este sentido, es claro. Habla sin tapujos de una "falta notable de profesionales" que "dificulta la cobertura de las plazas disponibles y compromete la capacidad para abordar la demanda asistencial" que, además, cada vez es mayor. En concreto, entre 2019 y 2022 el personal médico de atención primaria por cada 1.000 personas se ha mantenido completamente intacto (0,78) y el número de profesionales de enfermería prácticamente inalterable (pasando de 0,67 a 0,7).
Sin embargo, en todo este periodo todos estos sanitarios han tenido que ver cómo se ha incrementado notablemente el número de pacientes. En 2019 por ejemplo hubo 5,1 consultas con medicina y 2,9 con enfermería, unas cifras que en 2022 aumentaron hasta las 5,5 y 3,3, respectivamente. En general, y según los datos del Ministerio, las visitas a los centros de primaria subieron un 11,4% en todo el periodo, una cifra que varía no obstante entre el 28,4% de subida en Cantabria y el 0% en Madrid o La Rioja.
Pero en cualquier caso, el dato nacional explica muchas cosas. En parte, que la causa de la falta de profesionales en este área asistencial es la cada vez mayor sobrecarga de trabajo. "Lo hemos visto sobre todo después de la pandemia. Los médicos están cansados y con una autoestima muy baja. Hay muy poco orgullo de pertenencia a la atención primaria", lamenta Duque. Los datos lo muestran.
En 1998, la Organización Médica Colegial puso en marcha el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), una iniciativa que se dedica a tratar los problemas de salud mental y de adicciones de los sanitarios. Desde entonces han atendido a más de 8.000 médicos y médicas, pero el mayor incremento de solicitudes de ayuda se ha producido en los últimos años. En concreto, su último informe presentado en 2023 reflejó que un 22,1% de los médicos de familia manifestaron padecer depresión o ansiedad, un porcentaje que entre los facultativos de hospital se reduce a un 12,8%. Además, el 57,8% de los facultativos de atención primaria presentaba "riesgo de mala salud mental", algo que en el caso de los médicos de hospital se reducía a un 46,9%.
La situación además va a peor. El VI Informe de la atención primaria en las comunidades autónomas presentado presentado por la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) en febrero cifró en un 59,35% el porcentaje de médicos que tiene una agenda con más de 1.500 pacientes, el limite máximo para garantizar una adecuada atención sanitaria. El 4,14%, por su parte, atiende a más de 2.000. Hace un año el primer porcentaje se situaba en un 38,2%; el segundo, en un 2,3%.
Cronicidad, envejecimiento y falta de planificación
No obstante, Duque va un poco más allá. Según asegura, ese baremo de los 1.500 pacientes ya ni siquiera sirve porque "el sistema ha cambiado". "Es mucho más complejo. La gente es más mayor y tiene muchas más patologías y cronocididades. Lo que veíamos hace 20 años en la consulta no es lo que vemos ahora", sostiene, desde el otro lado del teléfono. Pero es que además, añade, cada vez hay más burocracia. "Uno de los atractivos de nuestra especialidad era poder compaginar la asistencia con la docencia de los médicos internos residentes, con la gestión clínica y con la investigación", recuerda. Ya apenas existe esta posibilidad.
Los incentivos económicos además tampoco son ya demasiados. Tendrían una doble función: por un lado conseguir más profesionales y hacer que éstos se queden y ampliar el número de plazas —es decir, de recursos humanos. En esto último insisten todas las sociedad científicas y sindicatos porque, critican, no se ha hecho una buena planificación de lo que se iba a necesitar. Y se está comprobando. "Estuvimos décadas diciendo que esto podría pasar por la falta de inversión y porque no se estaba haciendo atractiva la especialidad. La pandemia sólo ha sido la guinda del pastel", denuncia Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Lo refleja también el informe presentado este lunes por el Ministerio de Sanidad, que señala que la reducción de las plazas de Formación Sanitaria Especializada (es decir, de médicos internos residentes, MIR) de la década pasada provocó que entre 2010 y 2017 se formaran 1.082 especialistas menos de primaria, un ritmo que se ha intentado recuperar en la actualidad pero cuyos efectos se verán a largo plazo. "No hay que olvidar que formar a un médico cuesta una década, seis de la carrera más cuatro de MIR", recuerda Duque. "Es completamente necesario continuar con el esfuerzo autonómico de fomentar la acreditación de nuevas plazas de MFyC, así como de ofertar todas las plazas acreditadas en esta especialidad", sentencian desde el Ministerio.
Actualmente y según sus datos el 98% de las plazas acreditadas —es decir, autorizadas para formación— son ofertadas, un porcentaje que en la Comunidad de Madrid, una de las que más oposición ha realizado al Gobierno pidiendo precisamente más, cae hasta el 85,4%.
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Otro de los problemas es qué pasa después de la residencia. Y según el Ministerio de Sanidad es que sólo un 43% de quienes lo hacen son contratados de manera fija, como interinos o con contratos superiores a dos años. En cuanto a esto, y como lamenta el informe del Gobierno y las fuentes consultadas, la falta de estabilización también es otro de los escollos para la primaria. Según el documento, los interinos suponen hasta un 80% del total de las plazas vacantes en este área asistencial.
La inversión, muy por debajo de lo recomendado
Todo radica en que hay una falta de inversión. Y los datos llevan años mostrándolo. Como recoge ahora el departamento de Mónica García, los fondos destinados "a los servicios primarios de salud ha representado menos del 15% del gasto sanitario público total en los últimos años en España, mientras que la inversión dirigida a los servicios hospitalarios y especializados ha supuesto más del 60%" entre 2019 y 2022. El porcentaje está diez puntos por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que ha insistido en numerosas ocasiones en que la medicina de familia debe de recibir, como mínimo, el 25% de todo lo que se dedica a sanidad al año.
Precisamente esa institución ha elaborado su propio plan para mejorar este nivel asistencial, una hoja de ruta que abarca desde 2023 y hasta 2030 y engloba a toda la región europea, puesto que la "crisis" actual, dice Duque, es global. La OMS aboga por cinco pilares: retener y contratar, garantizar la disponibilidad de trabajadores cualificados, optimizar el rendimiento, planificar e invertir. EL próximo 2 de diciembre, y con esos objetivos en el horizonte, el organismo celebrará junto al Ministerio de Sanidad una jornada dedicada, en exclusiva, a cómo elaborar una "estrategia compartida de recursos humanos sanitarios". El departamento de Mónica García, por su parte, ya trabaja en el próximo plan de acción 2025-2027.