“Q+”, las siglas que vuelven a abrir una herida interna en el PSOE, con el colectivo y con su izquierda

El sábado por la noche todos los delegados del PSOE estaban en vilo por la nueva dirección de Pedro Sánchez. El debate en las comisiones a lo largo de la tarde había sido muy pacífico e incluso se llegó a un acuerdo que contentó a todas las partes respecto a la financiación autonómica, que durante meses fue un asunto que causó enormes tensiones internas entre federaciones.

Pero la herida interna se abrió en otro frente: en la comisión de Igualdad se revivió el debate entre las autodenomiandas feministas clásicas y sectores del colectivo LGTBIQ+. Estos grupos ya chocaron en el anterior cónclave en Valencia en 2021, logrando un acuerdo in extremis en relación a la ley trans. En Sevilla la tensión llegó por llevar la ponencia el acrónimo LGTBIQ+ y por una enmienda en relación al deporte y las personas trans.

Finalmente el reconocido como feminismo clásico, que está encabezado por la exvicepresidenta Carmen Calvo, logró sacar adelante sus postulados para incluirse en los documentos del partido. Su principal victoria fue que sólo se utilice el acrónimo LGTBI en el partido, sin “Q+”. Esto significa dejar fuera de la denominación a las personas “queers” (que es el paraguas para identidades más allá de gais, lesbianas y transexuales) y “otras identidades”. Según las delegadas que impulsaron acotar el término, “queer” es una teoría y no corresponde a ninguna asignación. Para ellas, hay que eliminar estas denominaciones porque es algo “misógino, ultraliberal y antifeminista”.

Y, además, en las votaciones del congreso se impuso este sector en otra enmienda, impulsada desde Guadalajara y con el respaldo directo del equipo de Emiliano García Page, con el punto de mira en las personas trans. El texto que se incorpora a los documentos del partido refleja “que ninguna persona de sexo masculino pueda participar en las categorías destinadas a mujeres”.

Los equilibrios en la nueva Ejecutiva

Algunos miembros socialistas del colectivo muestran su indignación después de esas votaciones y acusan a las denominadas feministas clásicas de ser “tránsfobas”. Se reabre esa herida de nuevo en el partido entre el sector liderado por Carmen Calvo y por el representado por Víctor Gutiérrez, que ha sido ratificado de nuevo en la dirección por parte de Pedro Sánchez como responsable del área LGTBI.

A partir de ahora en el partido también se fijan en Pilar Bernabé, la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana a la que ha fichado Sánchez para ser la ‘número cuatro’ del PSOE y llevar el área de Igualdad. Esto supone la salida de la Ejecutiva de Ana Redondo, que es la actual ministra de Igualdad y una de las representantes del feminismo cercano a Carmen Calvo.

Las interpretaciones en el partido del movimiento van desde el supuesto descontento que puede tener el presidente con su labor hasta la posibilidad de que lo haya hecho para competir con Luis Tudanca en Castilla y León (los secretarios generales autonómicos no suelen ser miembros natos de la dirección del partido). Ahora toca comprobar también si hay sintonía entre Gutiérrez y Bernabé. Fuentes del partido indican que esperan buena relación ya que la delegada del Gobierno siempre ha implicado con el colectivo con gestos como colgar la bandera arcoíris con motivo de las celebraciones del Orgullo.

En el acto de clausura del congreso del PSOE, con el discurso de Sánchez como elemento central, hubo decenas de banderas arcoíris ondeando repartidas por la organización. Pero la enseña no contenía los colores que representan el apoyo a las personas trans e intersexuales. Miembros del colectivo abandonaron el cónclave sin ocultar su enfado por el debate durante estos días.

La explicación de Gutiérrez y las críticas de Podemos y Sumar

Víctor Gutiérrez explicó en redes sociales: “Que los hombres no pueden participar en categorías femeninas en el deporte es una obviedad. Así está regulado por federaciones nacionales e internacionales. Esto en ningún caso afecta a las personas trans que han realizado su cambio registral de sexo”.

“La participación de las personas trans en el deporte sin sufrir discriminación es uno de los objetivos del partido, como demuestran la ley del deporte y la ley trans, aprobadas por el PSOE. Que nadie dude que desde el PSOE trabajaremos para seguir garantizando los derechos del colectivo LGTBIQ+ y para proteger a los más vulnerables”, escribió. Para rematar: “Y, por supuesto, que nadie dude tampoco que las mujeres trans son mujeres y que los hombres trans son hombres. Y que vamos a poner todo nuestro empeño en seguir reconociendo y conquistado derechos para ellxs”.

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Las resoluciones aprobadas por el PSOE ha revuelto a asociaciones del colectivo. La Plataforma Trans indicó que el señalamiento que hace el PSOE de las personas trans supone un "uso perverso" del feminismo y es "similar a cuando la ultraderecha criminaliza a las personas migrantes como causantes de la delincuencia". "Que un partido que se denomina progresista caiga en mismos marcos ideológicos de la ultraderecha, señalándonos como causantes de un mal social es algo altamente peligroso para la democracia y el avance de la igualdad en nuestro país", indican.

La crítica llegó también directamente desde Sumar, socio de gobierno del PSOE. La secretaria de Comunicación de ese partido, Elizabeth Duval, recriminó a los socialistas: "Es importante insistir: no se trata de un conflicto sobre poner o no una letra, sobre unas siglas, sobre el Q+. Va de hasta dónde cree un partido que llegan los derechos fundamentales de una minoría. Para el PSOE, con demasiada frecuencia, las mujeres trans somos un estorbo".

También se mostró muy crítica la exministra de Igualdad Irene Montero, que indicó: “Esto del PSOE no es feminismo clásico, es transfobia. Haz frente a los prejuicios y desinformación: las mujeres trans son mujeres y los derechos trans son derechos humanos”. Se pronunció también la portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional, Manuela Bergerot, que indicó que el PSOE "comete un error grave" al borrar las siglas Q+ del nombre del movimiento LGTBIQ+, algo que ve "un paso atrás" en la defensa de los derechos del colectivo únicamente "por contentar a quienes buscan excluir".