El precio del gas repunta en Europa tras el cierre del gasoducto que conectaba Rusia y Ucrania
El miércoles 1 de enero a las 8.00 horas Moscú ordenó cortar el suministro de gas hacia Europa vía Ucrania, una conexión con más de medio siglo de vida que en el pasado fue indispensable para el desarrollo de la industria centroeuropea. Aunque el cierre del grifo llevaba meses sobre la mesa, la noticia se ha notado sobre el precio del gas en Europa, que ha subido en los últimos días hasta su nivel más alto desde noviembre de 2023.
El flujo de gas a través de los dos grandes gasoductos que atraviesan Ucrania, Brotherhood y Soyuz, se ha mantenido durante los primeros 1.000 días de guerra, pero el pasado 31 de diciembre terminó el contrato de paso de combustible y Ucrania se negó a posponer el acuerdo. Pese a que proporciona importantes ingresos al Gobierno ucraniano y es crucial para el abastecimiento de combustible del sureste de Europa, Kiev no está dispuesto a permitir que Rusia financie la guerra vendiendo gas a través de su territorio, según ha insistido Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, en los últimos meses.
"Hoy, el tránsito de gas ruso es 0. Esta es una de las mayores derrotas de Moscú. Convertir la energía en un arma y el cínico chantaje energético a sus socios es lo que ha privado a Rusia de su mercado más atractivo y geográficamente accesible", escribió Zelenski este miércoles en Telegram. Según cálculos de Bloomberg, Rusia perderá unos 6.000 millones de dólares al año con el cierre de estas tuberías.
Los países europeos más afectados por el corte de gas, Eslovaquia, Austria y Hungría, confiaban en que se llegaría a un acuerdo in extremis, que finalmente no ha llegado. La Unión Europea ya estaba preparada para este desenlace y la noticia apenas se ha notado en los mercados energéticos: el gas TTF, que cotiza en Holanda y se utiliza como referencia en Europa, se ha encarecido esta semana alrededor de un 4%, una cifra pequeña pero suficiente para alcanzar un máximo en un año y superar los 50 euros por megavatio hora (MWh). Si se amplía la foto, el impacto es más palpable: en el último mes la subida del TTF alcanza el 25% y respecto al año pasado es del 50%.
No obstante, este encarecimiento no se trasladará de manera directa a los españoles. El 62% de los puntos de suministro del país tienen contratada una tarifa libre, donde el precio ha sido previamente pactado, pero la subida podría notarse en la actualización del contrato. El resto de clientes, suscritos a una tarifa regulada —Tarifa de Último Recurso—, afrontan una renovación del precio de manera trimestral, y dentro de ese cálculo el coste del gas en el mercado internacional tiene un impacto limitado. Aunque sí es cierto que en la última actualización, la del 1 de enero, las tarifas reguladas en España subieron alrededor de un 10% por el alza de las materias primas.
Una ruta histórica con un impacto local importante
La ruta de gas bajo suelo ucraniano llegó a representar "hasta el 80% de todo el gas ruso que entraba en Europa en los años 90", recuerda en una publicación el analista energético Pedro Cantuel, y "fue símbolo de estabilidad en el mercado de gas europeo durante décadas, gas además barato, y fue clave para el desarrollo industrial centroeuropeo en el siglo XX". También permitió la puesta en marcha a partir del 2000 de decenas de centrales de ciclo combinado de gas para producir electricidad en todo el continente. En la actualidad, las tuberías que circulan bajo Ucrania tienen un peso más limitado y representan alrededor del 5% de las importaciones anuales de gas de la Unión Europea.
Donde sí ha tenido un impacto sustancial el cierre del grifo es en Eslovaquia, Austria y Hungría, tres países muy dependientes energéticamente de las tuberías ucranianas. Ignacio Urbasos, investigador en el área de Energía y Clima del Real Instituto Elcano, opina que la tensión en el sistema gasista "incrementará los precios localmente en estos países, pero que el suministro está garantizado". "Probablemente vemos cómo aumentan las importaciones de gas licuado desde Estados Unidos, Noruega y puede que Canadá para compensar la situación. Es cierto que los tres países más afectados no tienen salida al mar, por lo que habrá que jugar con los intercambios por tuberías dentro de Europa, pero no habrá mayor problema", opina el experto.
La tubería Sudzha, la última conexión entre Ucrania y Rusia, cerrará en diciembre y la UE perderá el 6% del gas
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Otro de los países que se enfrenta a grandes dificultades es Moldavia, aunque por ahora la situación está controlada, según el Gobierno. El 80% de la electricidad del país se genera en una central termoeléctrica de Transitria, una región prorrusa y separatista que ha dejado de exportar luz al resto del país porque se ha quedado sin gas para mantener la central, que funciona ahora de manera temporal con carbón. Las autoridades moldavas dijeron este viernes que en los primeros dos días de enero consiguieron salvar la situación con producción energética interna y con importaciones desde Rumanía, pero necesitan apoyo a largo plazo para soportar lo que queda de invierno.
Además del impacto económico, la discusión sobre los gasoductos en Ucrania ha servido para caldear la política europea. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, presionó hasta el último minuto a Zelenski para reencauzar el acuerdo comercial con Rusia, con la ayuda de Viktor Orbán, primer ministro de Hungría y abiertamente euroescéptico. Por su parte, la Comisión Europea ha defendido la posición de Kiev, puesto que aceleraría el compromiso de la UE de desprenderse de todas las importaciones energéticas rusas antes de enero de 2027.
"Hay quien lo ve como un paso más en el desacoplamiento de Rusia porque forma parte de la hoja de ruta europea, es un paso natural. Mientras que los más pesimistas creen que es una piedra más en el camino de una Unión Europea muy fatigada en el plano energético. Yo creo que hay parte de razón en las dos visiones", opina Ignacio Urbasos.