Acuerdo entre 'moderaos' y 'forraos'

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José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández

El moderao Moreno Bonilla, en cínico tono cuchichí, ha anunciado la supresión del impuesto de patrimonio en su Comunidad Autónoma, lo que va a librar de pagar 93 millones de euros a los 17 000 andaluces más forraos. Muchos de entre quienes le votaron en las pasadas elecciones serán los más perjudicados por la medida. Un tuitero lo llamaba el Robin Hood de los ricos. Si nos atenemos a la leyenda para adaptarla a la situación, más bien es como si los que necesitan a Robin Hood para sobrevivir hubieran elegido democráticamente al sheriff de Nottingham, el villano que los persigue y empobrece en las películas y novelas sobre el legendario personaje. En la realidad actual las formas son más sutiles, pero persiguen el mantenimiento de similares diferencias ancestrales. El presidente andaluz comparte, junto al resto del PP, el fondo ideológico de Barbie Madriles, pero intentando acercarse al "falar suaviño” de Feijóo. Además de disminuir el gasto social, estas regiones que bajan impuestos (a los potentados) pedirán más dinero al Estado a la par que alardean de patriotismo de banderita.

Feijóo está de moda, hasta hay quien lo defiende dentro del PSOE, como García Page, el portavoz de los militantes no socialistas del partido, que, además, aborrece a Pedro Sánchez. Ante la imposibilidad de atraerlo a sus filas, sospecho que será el presidente de Castilla-La Mancha el que termine dando el salto al contrario. El paso cambiado en el socialismo ya lo lleva. Prefiere que no suban las pensiones a que lo hagan con el apoyo de Bildu, por ejemplo, como le ha recordado Patxi López. Que me perdone el baranda castellanomanchego, que ha advertido: “Que no me busquen, ¿eh?”. ¡Qué miedo! Pues encontrado quedas.

Lo cierto es que los ricos adolecen de animadversión fiscal, no solo por desprecio al resto, sino porque sus problemas no son de este mundo y ocupan el tiempo en la búsqueda permanente del paraíso (fiscal)

Que los expertos y todólogos definan la situación creada como dumping, competencia desleal o como les parezca. Lo cierto es que los ricos adolecen de animadversión fiscal, no solo por desprecio al resto, sino porque sus problemas no son de este mundo y ocupan el tiempo en la búsqueda permanente del paraíso (fiscal).

Nuestro más regio evasor (presunto) ha sido visto en un momento de la inacabable gira post mortem de Isabel II. No lo han detenido, como yo esperaba.

El voto se concentra en quienes facilitan mayor desequilibrio e inequidad, es decir, en quienes profundizan en las desigualdades sociales, mediante el voto de los más favorecidos, y de muchos de los perjudicados (o de la abstención de estos, desesperanzados).  Mientras nos encaminamos a un modelo cada vez más regresivo con déficit crónico de financiación de servicios públicos, las izquierdas se subdividen y no afrontan la profunda reforma que conduzca a una fiscalidad progresiva, herramienta fundamental para la justicia social. El PSOE, que votó en contra de la propuesta de UP de grabar a las grandes fortunas, ha rectificado. Es solo el principio.

Agrupémonos todos en la lucha fiscal.

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José Félix Sánchez-Satrústegui Fernández es socio de infoLibre

El moderao Moreno Bonilla, en cínico tono cuchichí, ha anunciado la supresión del impuesto de patrimonio en su Comunidad Autónoma, lo que va a librar de pagar 93 millones de euros a los 17 000 andaluces más forraos. Muchos de entre quienes le votaron en las pasadas elecciones serán los más perjudicados por la medida. Un tuitero lo llamaba el Robin Hood de los ricos. Si nos atenemos a la leyenda para adaptarla a la situación, más bien es como si los que necesitan a Robin Hood para sobrevivir hubieran elegido democráticamente al sheriff de Nottingham, el villano que los persigue y empobrece en las películas y novelas sobre el legendario personaje. En la realidad actual las formas son más sutiles, pero persiguen el mantenimiento de similares diferencias ancestrales. El presidente andaluz comparte, junto al resto del PP, el fondo ideológico de Barbie Madriles, pero intentando acercarse al "falar suaviño” de Feijóo. Además de disminuir el gasto social, estas regiones que bajan impuestos (a los potentados) pedirán más dinero al Estado a la par que alardean de patriotismo de banderita.

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