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La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

La calle es mía, dice el PPVox

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Victorio Martínez Armero

Los dirigentes de ambos partidos políticos de la derecha extrema y extrema derecha se  apropian de esta terrorífica frase del fascismo franquista que elevó a los altares una bravuconada intolerable más, de uno de los creadores del  partido político de los herederos del franquismo, Manuel Fraga. Fue amnistiado por la  democracia española, el pueblo, no fue juzgado por su responsabilidad como ministro de Franco y murió con las manos manchadas de sangre, y jamás pidió disculpas al pueblo español por su pasado franquista y por obedecer las órdenes del dictador. 

Fueron miles y miles de franquistas quienes se beneficiaron, ocupando puestos de relevancia institucional en democracia y altos cargos en la administración central, sin un ápice de arrepentimiento, ni se arrepienten los pocos que aún quedan, entre ellos los jefes de la Iglesia católica de aquel momento, con alguna salvedad. Jamás han pedido perdón al pueblo español

El fracaso de la derecha y la ultraderecha en su fallida ceremonia del Congreso, ahora están buscando cualquier banalidad para dañar la investidura de Pedro Sánchez y la mejor ocurrencia, encuentros en las calles de Madrid y Barcelona de los dirigentes de  toda la patria obligados a acudir al mitin y hacer declaraciones apocalípticas, con el apoyo del tardofranquismo, contra el mandato del Jefe del Estado para que el Secretario General del PSOE se presente a la investidura en tiempo y forma, tal y como regulan la  Constitución y las leyes que la desarrollan. 

Fueron miles y miles de franquistas quienes se beneficiaron, ocupando puestos de relevancia institucional en democracia y altos cargos en la administración central, sin un ápice de arrepentimiento

España no se merece esta oposición de derechas intransigente y reaccionaria que lidera Abascal y obedece Feijóo. Todo está teledirigido y no sabe cómo actuar si no se lo dicen quienes le han puesto al frente del partido para defender el interés privado y particular  de los ricos y poderosos del dinero. En aquella revuelta de los jefes y jefa del PP, orquestada y apoyada por la prensa de derechas y ultras, los poderes económicos que se niegan a pagar impuestos y quienes viven bien en democracia y mejor sin democracia. 

Respeto, tolerancia y democracia son principios básicos que deben cumplir las ciudadanas y ciudadanos de las sociedades civilizadas, junto con sus reglas internas que regulan la alternancia política bajo el amparo de la ley de leyes, la Constitución.

Diálogo, opinión y reflexión son normas civilizadas para construir la investidura entre las fuerzas políticas con representación en el Congreso de las diputadas y diputados. Es lo que están haciendo el PSOE, Sumar y resto de fuerzas políticas con representación  parlamentaria y los agentes sociales. Es la democracia parlamentaria. 

No cumplir la Constitución, como sigue haciendo el PP con la renovación de los miembros del Poder Judicial, montar encuentros preventivos de dirigentes de las derechas españolistas y ultras por la geografía española para consumo interno, es una rabieta más de mal perdedor o perdedora. Deben aceptar y asumir su papel secundario o terciario, porque han perdido la votación y deben dejar seguir avanzando en el cumplimiento de las leyes para tener Gobierno de España, por muchas deudas y compromisos que tengan adquiridos con los poderes oscuros del dinero, el PP y los ultras tienen el deber de cumplir las normas democráticas para la investidura. 

¡En la calle hace mucho frío!

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Victorio Martínez Armero es socio de infoLibre.

Los dirigentes de ambos partidos políticos de la derecha extrema y extrema derecha se  apropian de esta terrorífica frase del fascismo franquista que elevó a los altares una bravuconada intolerable más, de uno de los creadores del  partido político de los herederos del franquismo, Manuel Fraga. Fue amnistiado por la  democracia española, el pueblo, no fue juzgado por su responsabilidad como ministro de Franco y murió con las manos manchadas de sangre, y jamás pidió disculpas al pueblo español por su pasado franquista y por obedecer las órdenes del dictador. 

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