La conquista de México: la maldición de Jeremías y el encuentro de culturas

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Julián Lobete Pastor

Dicen que la historia la escriben los vencedores, pero en la conquista de México hubo varios casos en los que se dio voz a los vencidos aztecas. El caso más sugerente es el de Fray Bernardino de Sahagún (nacido en Sahagún, León, Tierra de Campos)  fraile franciscano que llegó a México en 1529, donde murió en 1590.

Su obra Historia General de las Cosas de la Nueva España, en 12 libros, es considerada por el historiador Hugh Thomas, “un libro maravilloso que constituye la más importante fuente del antiguo México”.

Fray Bernardino aprendió el náhualt, por orden de sus superiores para evangelizar mejor a los indios y fue profesor de latín en el colegio para nobles aztecas de Tlatelolco. Los jóvenes aztecas ya eran capaces en 1540 de componer versos en latín para disgusto de algunos nobles castellanos. Además del móvil evangelizador, a Sahagún le mueve otro, el de conocer y preservar la cultura náhuatl, lo que le originaría notables disgustos. De hecho, una cédula de Felipe II de 1577, prohíbió el conocimiento de su obra y su difusión. No obstante el fraile seguiría trabajando hasta su muerte, pero la Historia no se vuelve a publicar hasta el siglo XIX.

Su interés por la cultura indígena le lleva a estudiar  la religión y dioses, los ritos y fiestas; la astrologia, la retórica, filosofía y moral; las formas de gobierno y economía, así como la fauna, flora y zoología, de los aztecas,  todo ello plasmado en los doce libros que componen la Historia General

El método utilizado por Bernardino  se basaba, en primer lugar, en el relato de notables y ancianos escogidos en varias ciudades, a los que se entregaba un cuestionario para ayudarles a responder a cada uno de los temas de los doce libros. Los discípulos del fraile le ayudaban a ordenar el material recogido en náhuatl y finalmente, Bernardino traducirá el texto al castellano.

El libro original constaba de tres columnas, la versión en náhuatl, la traducción castellana y la gráfica, es decir los dibujos utilizados por los indios para explicar sus relatos, o como dice el fraile, la declaración de los vocablos mexicanos, señalados con sus cifras. 

El libro XII se titula La Conquista de México y contiene la versión dada en náhuatl por los aztecas vencidos de los acontecimientos guerreros de 1519, que culminaron con la victoria de Hernán Cortés o como titula el capítulo 50 del libro doce: “Allí se dice cómo los principales de Tlatelolco y Tenochtitlan se sometieron a los españoles y de los que asó cuando ya estaban a su mando”

¿Y qué pasó con la cultura, las costumbres, la religión de los aztecas cuando se sometieron a los españoles? Fray Bernardino lo explica en el Prólogo de la Historia General de las Cosas de la Nueva España (edición de Editorial Porrúa, México, preparada por Angel  María Garibay).

Antes, veamos la opinión del fraile terracampino sobre la nación indiana, opinión recogida en el libro sexto de su Historia : “Fueron cierto, en cosas extremados, devotísimos para con sus dioses, celosísimos de sus repúblicas; entre sí muy urbanos; para con sus enemigos muy crueles; para los suyos humanos y severos , y pienso que por estas virtudes alcanzaron el imperio, aunque les duró poco como verá claro el que cotejase lo contenido en este libro con la vida que ahora tienen”.

La maldición de Jeremías

La llegada de los españoles supuso para los mexicanos, según Fray Bernardino, la concreción de la maldición del profeta Jeremías contra Judá y Jerusalén : “Y traerá contra vosotros una gente de muy lejos, gente muy robusta y esforzada, gente muy antigua y diestra en pelear, gente cuyo hablar jamás oísteis, toda gente animosa y fuerte, codiciosísima de matar. Esta gente os destruirá a vosotros y vuestros hijos y cuanto poseéis”.

Esto a la letra ha acontecido a estos indios con los españoles, fueron atropellados y destruidos ellos y todas sus cosas , que ninguna apariencia les quedó de lo que eran antes, añade el fraile español en su Prólogo a la Historia General.

El efecto del encuentro entre civilizaciones y la necesidad posterior de convivir ha sido analizada por Tzvetan Todorov en su obra La Conquista de América ( editorial sigloXXI): “Ese encuentro sólo puede introducir la disparidad en el corazón mismo de cada individuo, ya sea español o mexicano”.

Todorov comenta en su libro la obra de Fray Bernardino, pero también la de otro fraile español, el dominico Diego Durán, autor de otra Historia de las Indias de la Nueva España, también silenciada hasta el siglo XIX. Durán estudió y admiró la religión e historia azteca, pero estaba más preocupado por la continuación de las costumbres paganas en la nueva religiosidad.

Cincuenta años más tarde de la conquista, le preocupa la persistencia de las prácticas paganas y reprende a un indio que le contesta: “Padre no te espantes, porque todavía estamos en medio”, lo que significa que los indios cristianizados creían en Dios y que juntamente acudían a sus costumbres antiguas y ritos del demonio, según Durán.

Los españoles tampoco pueden salir intactos de ese encuentro y Durán nos cuenta que comparte el modo de vivir de los indios, sus privaciones y sus dificultades, era la suerte que tocaba a muchos misioneros (pero no tanto a otros españoles).

Pero es el precio que deben pagar por entender, “de lo cual sienten muy poco los que hablan desde fuera ,no queriendo poner las manos en la masa”.

Durán es de los pocos individuos que comprenden ambas culturas, señala Todorov, entre los cuales también se encuentra Fray Bernardino, habría que añadir. El conocimiento lleva al juicio de valor; una vez que han comprendido, Durán y  Bernardino, frailes cristianos ambos, no pueden dejar de admirar los textos aztecas, aunque se refieran a cosas para ellos idólatras.

En esta época de debates sobre la conquista, intentar comprender es el requisito fundamental para un debate productivo sobre el encuentro entre culturas. Frailes españoles de entonces, como Fray Bernardino y Diego Durán, entre otros, nos marcaron el camino a seguir.

Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre     

Dicen que la historia la escriben los vencedores, pero en la conquista de México hubo varios casos en los que se dio voz a los vencidos aztecas. El caso más sugerente es el de Fray Bernardino de Sahagún (nacido en Sahagún, León, Tierra de Campos)  fraile franciscano que llegó a México en 1529, donde murió en 1590.

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