Semanas intensas de contactos “cara a cara” entre los líderes de los principales partidos políticos con el foco puesto en la constitución de ayuntamientos y parlamentos autonómicos tras las elecciones del 24 de mayo. Nada debería ser diferente a otras ocasiones, pero sí lo es. Dos elementos marcan la causa de ello. Por un lado, los nuevos equilibrios en los que el voto se ha agrupado en torno a cuatro grandes opciones y sus derivadas, evolucionando desde un espectro dominado por el bipartidismo; y, por otro lado, la convocatoria de elecciones generales, a seis meses vista.
Todo lo que ocurra en los pactos que se están negociando estos días tendrá un impacto en las próximas elecciones generales. De momento las formas son “más discretas que nunca”: la visita de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy a Moncloa, las visitas de Albert Rivera a Rajoy y Pedro Sánchez; el encuentro de este, en un “neutral” hotel, con Pablo Iglesias, etcétera, mientras quedaría pendiente un contacto entre Albert Rivera y el líder de Podemos, habiendo sido descartado cualquier saludo entre Rajoy y Pablo Iglesias.
Ciudadanos, que busca el voto de la regeneración del sistema sin rupturas, se moverá en un difícil equilibrio, con apoyos puntuales, tanto a PP, como a PSOE, a fin de evitar que se le identifique como sustitutivo de cualquier opción, haciendo de la lucha contra la corrupción su principal bandera. El PSOE priorizará, allá donde pueda, quitar el máximo poder posible al PP, con la doble posibilidad que le brinda apoyarse, según los sitios, en Podemos o Ciudadanos, incluso con los dos, si bien su acierto consistirá en saber en qué lugares debe apoyar a otros, y en cuáles articular mayorías a su alrededor. Podemos, integrado en candidaturas como las encabezadas por Carmena, en Madrid, Colau, en Barcelona, las mareas y otras opciones, tiene que aprovechar este proceso para lanzarse en sus posibilidades de cara a las generales, manejando que el hecho de articular mayorías de izquierda, con el PSOE incluido, no le penalice el supuesto efecto “casta” de ello. El PP se queja de que nadie quiere contar con él para los pactos, pero veremos que sí, de momento será parte importante en Andalucía, aunque no pase de la abstención en la votación en la investidura de Susana Díaz, y también veremos que recibirá apoyos concretos de Ciudadanos y, quién sabe, tal vez del PSOE, pero haciendo como que no.
En la sede de Génova corre el rumor de que el asesor sociológico de Rajoy, Pedro Arriola, piensa que las opciones del PP se incrementarán de cara a las elecciones generales, fundamentalmente porque los nuevos partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, y también el PSOE, tendrán que “retratarse” ahora en estos pactos e, incluso, quedar en entredicho por la acción de Gobierno, allá donde estén, en estos meses hasta diciembre, con el coste que ello comporta. Aunque también podría verse penalizado por las informaciones que afloren, consecuencia de las aperturas de puertas y ventanas, en instituciones gobernadas hasta ahora por el PP, en algunos casos, durante más de veinte años, y ahora con nuevos gestores.
Estos nuevos gobiernos que se están articulando en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas pueden anticipar un cambio político en las elecciones generales de fin de año, pero no se debería perder la perspectiva, y quienes tienen opción de encabezar gobiernos deberían priorizar que lo deseable es articular mayorías estables bajo un programa común claro, y evitar que alguna persona, como sucede en el caso Ximo Puig en Valencia, defienda su legitimidad para ser presidente autonómico, tanto con una opción a base del apoyo natural de la izquierda (PSOE + Compromis + Podemos), como con otra opción a base del apoyo de Ciudadanos y la abstención del PP.
En todo caso, en estos pactos, tras tantos contactos, habrá sorpresas, nada será como parece y más de un “matrimonio de conveniencia” sucederá, mientras tanto los ciudadanos españoles asisten a este proceso con interés, mezclando curiosidad con expectación, y tomando nota de las diferencias entre las cosas que se dicen y las cosas que se hacen, porque en seis meses tenemos elecciones generales y la oportunidad de reaccionar a las cosas que ahora ocurran, tomando la palabra, de nuevo, a través del voto.
Mario Martín Lucas es socio de infoLibre
Semanas intensas de contactos “cara a cara” entre los líderes de los principales partidos políticos con el foco puesto en la constitución de ayuntamientos y parlamentos autonómicos tras las elecciones del 24 de mayo. Nada debería ser diferente a otras ocasiones, pero sí lo es. Dos elementos marcan la causa de ello. Por un lado, los nuevos equilibrios en los que el voto se ha agrupado en torno a cuatro grandes opciones y sus derivadas, evolucionando desde un espectro dominado por el bipartidismo; y, por otro lado, la convocatoria de elecciones generales, a seis meses vista.