“No podemos permitir que el germen de la discordia se instale entre nosotros”, dijo el rey. ¡Que alguien guarde al rey! Mientras corren “las hostias como panes” en el enconamiento patriotero de los unos contra los otros. De unos más que otros, invocando sin tasa la tan manoseada Constitución, sin decir ni pío del descaro de los jueces “caducados” ya más de cinco años. Y qué más da si el rey habla y perora, calla y sigue hablando, no baja al detalle y se olvida de demasiados nombres propios.
Bendito muchacho el rey titular, el Borbón, el “preparado”, ya talludito, haciéndose un hueco, misión imposible, a las nueve de la noche en Nochebuena, con una atención decreciente e inexorable, con sus reconvenciones generalistas, que nada dicen, salvo obviedades que permitan ser avaladas o criticadas, sin mayor interés, con el culo de rey al aire, tras la corriente imparable de una falta de interés que ya casi es incapaz de empañar de glamur el papel cuché.
Y eso que ya llevan un tiempo con la campaña de Leonormanía por fascículos, otra reina en ciernes que ya anda en ir perdiendo el pudor de mostrarse a cuerpo gentil con el culo al aire.
Qué más da si el rey habla y perora, calla y sigue hablando, no baja al detalle y se olvida de demasiados nombres propios
Reducidas sus palabras a pura cortesía de no acabar en los desvanes del desinterés mayoritario, por falta de nada que decir, salvo ser paño del alistamiento del “todo por la patria”, propia por descontado, según convenga a unos o a otros, de rey “felpudo” a rey clarividente, en pose hierática de señor que ya empieza a estar mayor. Por mor de su rancia presencia que ya no interesa a nadie salvo a quienes, puntualmente, decidan que puede convenir sacarlo en andas y en procesión, aunque se sepa que “el astro no está de llover”, y que, en consecuencia, solo es un puro mecanismo de cierto deleite ajado y pasado de rosca.
El rey, en cueros; el rey, “validado” por los meapilas de guardia; “vapuleado” por los que intentan ir a su aire, mostrando las debilidades de la institución, con Su Majestad mostrando el “culo de rey” al aire.
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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.
“No podemos permitir que el germen de la discordia se instale entre nosotros”, dijo el rey. ¡Que alguien guarde al rey! Mientras corren “las hostias como panes” en el enconamiento patriotero de los unos contra los otros. De unos más que otros, invocando sin tasa la tan manoseada Constitución, sin decir ni pío del descaro de los jueces “caducados” ya más de cinco años. Y qué más da si el rey habla y perora, calla y sigue hablando, no baja al detalle y se olvida de demasiados nombres propios.