Se va acercando el final del tiempo para poder formar un nuevo Gobierno o tener que ir a nuevas elecciones, y mientras este tiempo va pasando los partidos se aferran a sus mentiras para justificarse de aquello que nunca han querido y el pueblo decidió: formar un Gobierno progresista.
El 28 de abril, a pesar de lo que digan algunos medios económicos y periodísticos interesados, la ciudadanía española cumplió con su deber cívico. El mensaje fue claro: queremos un cambio en las políticas que se han venido practicando en los últimos años y la obligación de los partidos es elegir un Gobierno que sea capaz de llevar a la práctica dicho cambio. Partidos que representan a más del 60% de los ciudadanos deberían ser partidarios de abrir una nueva etapa en la política de nuestro país.
La voluntad democrática de los electores ha sido configurar un Parlamento plural donde ningún partido goza de mayoría y, en consecuencia, sólo es posible formar un Gobierno en base a acuerdos entre diferentes fuerzas políticas. La incapacidad de estas de lograr una investidura por las mentiras cargadas de protagonismo y egoísmos personales supondrá un grave fracaso, un desprestigio de la política y de los partidos, e incluso un desprecio a la ciudadanía: pues será tanto como decirnos que nos hemos equivocado al votar.
Las opciones de pactos no son infinitas. Por un lado, un acuerdo liderado por el PP, apoyado por Cs, Vox y con la abstención del PSOE, que sería una tomadura de pelo y un ataque a los principios democráticos. Un pacto de la gran coalición ultraconservadora que no supondría ningún cambio, por cuanto significaría la continuidad de las políticas que han conducido, digan lo que digan los medios económicos conservadores, a la actual situación y que, pienso, son las que hay que cambiar.
Por otro lado, tenemos el acuerdo de la izquierda, liderada por el PSOE y Unidas Podemos, con la ayuda de otros partidos, los llamados independentistas, que deben apurar y hacer un esfuerzo importante para pactar. Hay que recordar al PP y PSOE que ya han gobernado gracias a estos partidos. Incluso que en algunos ayuntamientos gobiernan con Bildu.
Sería una irresponsabilidad que en los próximos días estos partidos, mayoritariamente de izquierdas, no fuesen capaces de lograr una mayoría suficiente que evite las elecciones, y abrir así una nueva etapa en España. El PSOE debe salir del atolladero en el que está metido, y de sus mentiras argumentales, y Unidas Podemos debe negociar sin premisas de antemano, y juntos recabar el suficiente apoyo que haga posible la investidura de un presidente de Gobierno.
Este pacto debería contener, como mínimo, los elementos que hoy demanda la mayoría de la sociedad española: crecimiento económico con creación de empleo; plan social contra la desigualdad y por el estado de bienestar; medidas claras contra la corrupción y por la regeneración democrática; negociaciones que reduzcan y encaucen las tensiones territoriales; y una política europea efectiva que ayude a la cohesión social y no obstaculice la recuperación económica.
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Bloquear esta posibilidad frustra los intereses y anhelos de las grandes mayorías e incluso se corre el riesgo de que unas segundas elecciones nos conduzcan a un callejón sin salida o den un resultado que permita perpetuar las actuales políticas. Y que quede claro que la culpa de que se vaya a unas nuevas elecciones no la tendría Unidas Podemos, ni otros partidos de de la izquierda que el pueblo votó, sino aquellos otros partidos que con sus mentiras numéricas o con sus mentiras por el bien de España sólo han pensado en sus intereses egocéntricos o perpetuadores de sus intereses económicos, y sus estatus sociales, perpetuando con ello en muchos casos la corrupción.
Sólo el pacto entre los partidos de izquierda puede volver la esperanza al pueblo y evitar que unas nuevas elecciones que tal vez nos devuelvan a los recortes y la crisis social y human” a la que el PP y los poderes económicos nos han llevado estos últimos años. Unos nuevos comicios donde pudiese ganar el trío de Colón nos llevarían a una España de blanco y negro, como se está viendo en aquellos lugares donde ya están gobernando.
Dejen pues de mentir y de intentar dar la sensación de que es el otro el culpable y pónganse a liderar, a pactar el Gobierno progresista que el 28 de abril los votantes decidieron libremente y que se volvió a ratificar el 26 de mayo, por mucho que el trío de Colón quiera indicar con sus pactos que van contra la libertad y mantienen sus privilegios y los estatus de corrupción, con alevosía y desprecio a la decisión de la urnas.
Se va acercando el final del tiempo para poder formar un nuevo Gobierno o tener que ir a nuevas elecciones, y mientras este tiempo va pasando los partidos se aferran a sus mentiras para justificarse de aquello que nunca han querido y el pueblo decidió: formar un Gobierno progresista.