Vengo de recoger en Correos la tercera multa de tres, puestas todas en el mismo lugar y siempre el tercer martes de tres meses seguidos y, en lugar de pensar que me sancionan porque hay quien necesita sentir el placer de mandar molestando de manera calculada, decido llegar a la conclusión de que lo que en realidad quieren es educarme y que, como es lógico, toda enseñanza hay que pagarla, sea con impuestos, con recibos mensuales, o castigando el mal comportamiento.
Sigo elucubrando y pienso que, si el alumnado en general tiene dos días libres cada siete, sin contar las vacaciones, bien podrían hacer algo parecido con los estudiantes de normas de circulación y ubicaciones de radares que siempre seremos los conductores. Me conformaría con la mitad: un día a la semana libre de multas confiando en que seremos buenos, aunque no nos puedan sancionar.
A cambio, y para compensar la merma que podrían sufrir los ingresos públicos por ese día semanal sin multas, propongo que también un día a la semana se suprima la impunidad de que disfruta el rey y que tanto aprovecharon los dos jefes del Estado anteriores. La propuesta es justa, pues solo con el montante que, a raíz de lo que escribió el fiscal para librar de juicio al emérito mientras él, jurista, se disfrazaba de legal, se estima que el de Abu Dhabi dejó de pagar en impuestos habría para unos cuantos días sin multar a los mortales normales.
Felipe VI se había negado al recorte de la impunidad que le permite cometer toda clase de delitos, pues ya sabemos que a este hombre no se le controla con nuestros impuestos, sino que se le protege
Me ha venido esta propuesta de intercambio a la cabeza porque este 9 de mayo se acababa de cumplir el primer aniversario de una noticia que sirvió para confirmar que quienes mandan en el Reino de España se siguen negando a aplicar la sabiduría que demuestra que “quien evita la ocasión, evita el peligro”. Quien nos lo confirmó fue la ex vicepresidenta Carmen Calvo, que, como tantas ex, antes de decir la verdad se había liberado, por voluntad propia y/o de Pedro Sánchez, del pecado político de tener que callar, o incluso de mentir.
Seguro que usted lo recuerda. Fue cuando la hoy diputada rasa compareció declarando que Felipe VI se había negado al recorte de la impunidad que le permite cometer toda clase de delitos, pues ya sabemos que a este hombre, residente en el Palacio de la Zarzuela con su familia, no se le controla con nuestros impuestos, sino que se le protege, que no quiere ser menos que su padre. De momento, la "Casa Real" sigue sin desmentir la confesión de Calvo, como tampoco lo han hecho Sánchez y Casado, los otros dos implicados de ese momento, vivido en esta misma legislatura, por cierto, en el contubernio, cuyo objetivo principal es mantener la principal y peor herencia del franquismo, porque sigue siendo ley, y gracias a la cual llevan tantos años sacando excelentes rendimientos.
Si no aceptan una propuesta tan lógica como esta, cada vez que me pongan una multa, por muy justa que sea, pensaré que a Felipe VI nunca le pondrán ninguna, aunque la merezca, por el mismo motivo que no hay juez que pueda sentarlo en el banquillo de los acusados, por muchos delitos que cometa.
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Domingo Sanz es socio de infoLibre
Vengo de recoger en Correos la tercera multa de tres, puestas todas en el mismo lugar y siempre el tercer martes de tres meses seguidos y, en lugar de pensar que me sancionan porque hay quien necesita sentir el placer de mandar molestando de manera calculada, decido llegar a la conclusión de que lo que en realidad quieren es educarme y que, como es lógico, toda enseñanza hay que pagarla, sea con impuestos, con recibos mensuales, o castigando el mal comportamiento.