El dinero se ha convertido en una unidad de poder, fuerza y medida social, es decir, una medida de tiempo que transfigura cualquier realidad social que se pretenda evaluar e incluso modificar o defender. O recordando el lirismo de aquel canto, “tanto tienes, tanto vales, conviene más un marqués que tenga caudales”, por el de ahora más al uso “con máster o sin máster tengas en la cuenta bancaria plata y cartel”.
Sin duda, Lo último trae lo primero. Te haces político y ya tienes el primer trecho. Claro está que no se puede generalizar y son otros muchos los que sin bandera y líneas territoriales intentan luchar por lograr más igualdad social y menos fondos en Panamá.
En ese sentido, hay ciertos petimetres que escriben artículos, cartas y libros; bien acuden a radios, televisiones o lanzan discursos extemporáneos con el exclusivo fin de trocar la propia realidad, creando falsas alarmas o hacer de cualquier fecha o actividad evento nacional o cultural, oséase 12 de octubre día de la Hispanidad o san Fermín, incluidos en los mismos, abucheos y manadas.
Ese golpeteo ruidoso con personajes convertidos en martillos pilón, insultadores del diálogo o la legitimidad democrática hace que España se haya convertido de hecho en una fábrica de herrajes humanos oxidados cuyas bisagras sin engrasar no llegan a cerrar con mesura y dignidad nuestro pasado, aún malherido tras 83 años de memoria escondida y de confinamiento familiar.
Un Parlamento que rinde tributo a la degeneración de cualquier proceso dialéctico, donde los escaños se han convertido en gradas o tendidos del nueve para lanzar proclamas denostadoras o verborreicos vocablos difamatorios a ponentes o ministros, tal cual se asistiera a una fiesta subvencionada de tauromaquia, con todo lo puesto: banderillas, muletillas, rejones y puntilla.
Nuevas generaciones sin reglas útiles docentes de formación y especialización y en ciertos casos con un gran número de perfiles catetatuados que hacen de nuestra realidad social diaria un tipo de moda transversal sin tino o riendas y con continuos trotes y galopadas a espacios de macro botellones y vacíos contenidos.
Asimismo, la opinión gira sobre políticos electrificados al atravesar puertas giratorias y alcanzar altos puestos en consejos de administración, tal como el último en entrar, Antonio Miguel Carmona, quien quedó al parecer electrocutado como militante socialista y sin importarle a éste un brete sobre lo que años antes preconizaba de sí mismo, “tener dignidad y no precio”.
En fin, todo un espectáculo dantesco en un Parlamento donde se echan a la cara unos a otros sus caretas, logrando con ello un enfrentamiento general para de ese modo controlar a toda la sociedad.
Vicente Montejano Conejero es periodista jubilado y socio de infoLibre
El dinero se ha convertido en una unidad de poder, fuerza y medida social, es decir, una medida de tiempo que transfigura cualquier realidad social que se pretenda evaluar e incluso modificar o defender. O recordando el lirismo de aquel canto, “tanto tienes, tanto vales, conviene más un marqués que tenga caudales”, por el de ahora más al uso “con máster o sin máster tengas en la cuenta bancaria plata y cartel”.