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Evolución ciudadana

Mario Martín Lucas

El pasado sábado, 13 de junio, se vivieron momentos desconocidos en el último cuarto de siglo en España; alcaldes recién elegidos (Carmena, Colau, Ribó, etc. ) eran vitoreados a pie de calle, envueltos en una marabunta ciudadana, profesionales de la política como Botella, Barberá, Trías, Teófila Martínez o León de la Riva, se veían desalojados de sus puestos, sustituidos por médicos, administrativos, profesores, activistas sociales o una jueza, de nuevo, como cada cierto tiempo, la vieja clase dirigente, atrincherada en sus privilegios, retrocedía ante el empuje de la ciudadanía y cientos de concejales que, hasta entonces, nada habían tenido que ver con la política pasaban a la acción. Ese es el verdadero cambio.

La responsabilidad que los nuevos alcaldes, y sus equipos, han asumido con la ciudadanía en general, no solo con quienes les han votado, es mayúscula, las formas y el fondo serán escrutados hasta la más mínima coma, y no pueden defraudar tanto entusiasmo.

Ya hemos visto al nuevo alcalde Valencia llegar al Ayuntamiento en bicicleta y no en coche oficial escoltado como hacia Rita Barberá, también hemos visto a Manuela Carmena acudir en transporte público a su primer día de trabajo, al nuevo alcalde Cádiz, o a Colau, interactuar con sus vecinos en la propia vía pública e incluso dimitir a un recién elegido concejal, pero ahora toca pasar a la acción, con políticas concretas, con transparencia y responsabilidad, no será fácil; desde el Gobierno central serán rígidos con las asignaciones presupuestas, exigiendo nuevos recortes con la coartada de lo dictado por la Unión Europea. Los errores llegarán, es inevitable, pero la diferencia debe marcarse en la forma de asumirlo, priorizando las necesidades reales de los ciudadanos y con empatía social.

La desidia y la falta de ejemplaridad de los partidos tradicionales han sido la causa de la llama motivacional que ha prendido este ansia de participación ciudadana, que ha llegado a desalojar a burócratas profesionales de toda la vida. Ahora, la ilusión ilumina más los deseos, que elaborados programas de gobierno de estos inexpertos que llegan a la gestión de la cosa pública, pero nada escenifica mejor que es lo que se van a encontrar que el tuit con el que el presidente de gobierno de todos los españoles, Mariano Rajoy, el mismo día 13 de junio, en lugar de dar la bienvenida a todos los nuevos concejales y alcaldes que tomaron posesión, optó por centrar el ánimo en los que representaban al Partido Popular, censurando los pactos alcanzados por otros partidos por “excéntricos y sectarios”, mal síntoma que califica, a priori, como serán los meses que nos restan hasta las elecciones generales.

La mejor noticia es que los españoles han optado por una “evolución ciudadana” desde la ilusión y sin miedo.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

El pasado sábado, 13 de junio, se vivieron momentos desconocidos en el último cuarto de siglo en España; alcaldes recién elegidos (Carmena, Colau, Ribó, etc. ) eran vitoreados a pie de calle, envueltos en una marabunta ciudadana, profesionales de la política como Botella, Barberá, Trías, Teófila Martínez o León de la Riva, se veían desalojados de sus puestos, sustituidos por médicos, administrativos, profesores, activistas sociales o una jueza, de nuevo, como cada cierto tiempo, la vieja clase dirigente, atrincherada en sus privilegios, retrocedía ante el empuje de la ciudadanía y cientos de concejales que, hasta entonces, nada habían tenido que ver con la política pasaban a la acción. Ese es el verdadero cambio.

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