Estamos en un momento del mundo en donde el futuro no está escrito y hay que inventárselo. Muchos lo tratamos de adivinar, pero no es fácil. Pero es muy preocupante el futuro de nuestro país, que es lo cercano, con unas amenazas enormes sin respuesta. Veamos.
Tenemos un Gobierno que jamás habla de ese futuro. Se limita a contar maravillas de su gestión, como cuando dice que se crea empleo. Pero, siendo positivo, deberían explicar también cómo puede ser un futuro en donde los empleos son temporales, con salarios míseros y en donde la industria que nos ampara ha quedado en la hostelería y el turismo. Porque las nuevas tecnologías, o el I+D, lo más preciado de nuestro país, ha quedado relegado con recortes absurdos no generando un futuro para una juventud preparada que se nos esta marchando. Incluso imponiendo impuestos a aquellos que quieran proporcionarse calor con energía solar, lo que más tenemos sin que nos cueste nada. Todo para proporcionar puestos importantes a políticos en desguace, en empresas energéticas.
Añadamos el problema del agua: asistimos a la mayor sequía, puede que de toda la historia desde que existen datos, y nadie, absolutamente nadie, ha hecho políticas de ese sector, confiando siempre en que llueva. No sé todavía de nadie de este Gobierno oculto que haya dicho si se van a tomar medidas, no solo de restricciones al consumo, sino para generar políticas futuras con el fin de mejorar la escasez de un agua que se convertirá en el oro líquido ansiado.
Añadamos las políticas de un Gobierno que tapa todas las propuestas de modificaciones de ley que se crean en el Parlamento, a base de su mayoría en el Senado y que deforman lo que debe ser la democracia. Irene Montero lo explicaba muy bien hace poco en un debate parlamentario que, como todos con el Gobierno actual, queda en solo palabras.
Añadamos las respuestas a la corrupción, esa que llaman hechos aislados pregonando que Rajoy ha contestado ya 53 veces. Es vergonzoso que falseen tanto la realidad ya que las respuestas han sido para reír por no llorar. Porque esa corrupción cada día nos enerva más cuando se escucha las conversaciones repelentes que hacen los que han ocupado u ocupan puestos que se dice de responsabilidad pero que no existe tal ya que da lo mismo el rechazo que puedan suponer a nivel parlamentario porque permanecen en su sitio sin vergüenza ninguna y contestando a interpelaciones posibles con mentiras o con el famoso “y tú más” siempre presente ante el hartazgo total de los ciudadanos.
Y ese es el más grave problema. La sociedad ha tirado la toalla hace tiempo al ver que nada se resuelve, nada se explica, nada se justifica de verdad y solo con frases filosóficas que no convencen a nadie. Por ello, el porvenir de nuestra juventud en silencio es muy incierto ante un mundo, a nuestro alrededor, que esta en niveles similares de política, porque nunca en mis ya largos años de vida he visto un nivel intelectual político tan bajo. Solo he visto movilizarse a la juventud con el problema independentista catalán en donde han sido engañados de una manera que me corrobora mi forma de pensar en ese nivel político.
Alguien que lea estas líneas, pensará, ¿y tú qué harías? Pues yo no puedo hacer nada porque jamás me interesó entrar en política porque no me considero capaz de teatralizar mi vida y porque creo que los que entran en ella debe ser para mejorar la sociedad en lo que se pueda. Cuando se lleva 35 años metido en la política y se destroza a una gran parte de la ciudadanía con paro, con salarios miserables, dejando sin futuro a una generación, sin explicar cómo se arreglará el problema de los jubilados, etc., etc. esos políticos deben irse a su casa, si tienen dignidad, para dejar a aquellos que miren por todo lo que digo. El problema es ese, tener dignidad personal.
Acabo de escuchar a un acalde de una aldea gallega, que lleva en el cargo desde el año 78, militando en diferentes partidos, con mayoría absoluta. Ha explicado muy bien su trayectoria. Le da lo mismo en qué partido estar porque él ha actuado siempre pensando en el bien de sus vecinos. Es algo inimaginable en nuestros políticos que vemos a diario en la televisión en un teatro continuo y en la inutilidad de su gestión para aquellos que somos “sus vecinos”. Porque hemos tenido hasta hoy a gobiernos que, mejor o peor, han dado la cara. Han tratado de explicar algo, unos con cierto carisma para tratar de convencer y otros porque si, pero al menos estaban ahí y lo sabíamos. Ahora no sabemos si tan siquiera, están o se les espera. Y con nulas esperanzas de cambio porque sin hacer nada hay gente que aún les vota entusiasmados. Asombroso. _____________
César Moya Villasante es socio de infoLibre
Estamos en un momento del mundo en donde el futuro no está escrito y hay que inventárselo. Muchos lo tratamos de adivinar, pero no es fácil. Pero es muy preocupante el futuro de nuestro país, que es lo cercano, con unas amenazas enormes sin respuesta. Veamos.