La Iglesia católica
En una sociedad anónima doctrinaria para dominar sin democracia interna ni externa a las personas, en el mundo... Partiendo de que ya tienen controladas, bajo el yugo de la intransigencia a la mujer, desheredada de sus funciones civiles como ser humano para participar directa y plenamente en la vida interna...
Gobernada por hombres organizados jerárquicamente como ya hacían en la Edad Media, igual que el feudalismo, el tiempo no ha pasado para la Organización cristiana o secta religiosa. La dirigen una elite de hombres, arzobispos, obispos y cardenales con todo tipo de privilegios. Hombres que no responden ante nadie y hacen y deshacen a su libre albedrío.
Son una casta con inmensas prerrogativas y destaca el poder que tienen los príncipes de la Iglesia católica. No tienen vergüenza y siguen marginando a la mujer en la participación de la actividad social y política, excluida sinrazón, y piensan como antaño –y no hace tanto– que las trataban verbalmente y por escrito como inferiores a los hombres, esos hombrotes del adoctrinamiento, que excluyen a más del 50% de la población, en su mayoría son fieles al cristianismo y lo visten con el traje de la desigualdad por género, el servilismo y la limpieza de los templos como mano de obra gratis. Esos templos de la vanidad, la hipocresía y el cinismo, ojo, pecados según la doctrina católica.
Hombres que ocultan sus vicios y entre ellos de protegen de sus pecados capitales y aún siguen sin actuar contra los abusadores de niños en el seno de la Iglesia católica. Siguen despreciando a esa mayoría de la población que no comulga con ruedas de molino, aunque, en casi dos mil años, ha surgido una excepción, Jorge Mario Bergoglio, Franciscus I, que sigue en la Tierra Madre que le dará sepultura, buena persona, con sus matices, igual que cualquier hombre.
Sería esencial que los príncipes de la Iglesia católica democratizaran todas las estructuras internas y lo acordaran en el pleno de la conspiración para la elección del nuevo jefe del Estado Vaticano
Sería esencial que los príncipes de la Iglesia católica democratizaran todas las estructuras internas y lo acordaran en el pleno de la conspiración para la elección del nuevo jefe del Estado Vaticano. Democratizar la organización cristiana y que deje de ser un gueto antidemócrata sectario y hacia el exterior defiendan la democracia universal como forma de participación de mujeres y hombres en comunidad.
Príncipes de la Iglesia católica, actuar como reyes, emperadores, dictadores y seguir comportándose como esa casta de hombres ricos, con todo tipo privilegios y poder, rodeados de oro y plata... por principios humanos es injusto y decadente, eso de vivir a costa del pueblo y de los que menos tienen. No olviden que la mayoría de sus fieles están en la pobreza, pasando hambre y sufriendo la miseria que les provocan las ideologías de gobiernos de derechas y ultraderechas no democráticas o democráticas con tics autoritarios. Repartan sus riquezas entre quienes más lo necesiten como gesto de humanidad y apoyo a quienes nada tienen, no olviden que es del pueblo el patrimonio mobiliario e inmobiliario que posee la Iglesia católica.
A los 133 hombres-cardenales del cónclave del Estado Vaticano, deberían reflexionar y actuar sobre su fascismo religioso y eliminarlo, por el bien de la humanidad.
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Victorio Martínez Armero es socio de infoLibre.