Librepensadores
La inocencia ‘púnica’ de Esperanza Aguirre
La responsabilidad política es un bien que cada vez se echa más en falta entre nuestros gobernantes. Estos días se ha cumplido el 41º aniversario de la dimisión de Richard Nixon en relación al caso Watergate. Los hechos son conocidos, pero la causa de la decisión tomada por el trigésimoséptimo presidente de los EEUU fue la evidencia de sus mentiras en relación a hechos sobre los que nunca se pudo demostrar su participación directa. Nixon mintió, pero supo asumir sus responsabilidades.
En España tenemos decenas de ejemplos de no asunción de responsabilidades políticas, pero llama la atención el caso de Esperanza Aguirre, mujer de talento político, con ideología, aparentemente simple, que conecta con facilidad con ciertas capas de la ciudadanía, con gusto para hablar de liberalismo pero aplicarlo en clave de “amiguetes”, con una inmensa voluntad de poder y manejo del cinismo, fue quien, durante años, ha sido la persona más poderosa del PP en la Comunidad de Madrid y, sin embargo, no se siente nada responsable en ninguno de los escándalos producidos en su entorno más próximo, ni del estallido de sus manipulaciones en Caja Madrid y Bankia, hasta su quiebra, ni de la ocupación del poder en Telemadrid o el Canal de Isabel II, ni de las corruptelas en las que participaron sus más próximos colaboradores, en Gürtel y en Púnica.
Ella parece que no estaba, los culpables son los demás, aunque fueran nombrados por ella misma, la lista de imputados es interminable: Alberto López Viejo, Benjamín Martín Vasco, Manuel Lamela, Jesús Sepulveda, Guillermo Ortega, etc… hasta el extremo de que quien fue su mano derecha, Francisco Granados, aparece como uno de los cabecillas de la trama Púnica, estando imputada la también cercana colaboradora a la lideresa popular, Lucía Figar.
Ella quiso dejar en herencia la presidencia de la Comunidad de Madrid a su protegido, Ignacio González, sin elecciones de por medio, a quien un ático le complicó su futuro político, hasta llegar a que el número dos de éste, Salvador Victoria, sea también imputado en relación a la Púnica como canalizador de pagos.
El juez instructor del caso Púnica, Eloy Velasco, vincula a la trama corrupta con la financiación del PP de Madrid y Aguirre, perseverante en su forma de hacer y decir, manifiesta que es “alucinante” que el juez se atreva a tanto, declarando que nunca se podrían demostrar vínculos económicos entre dicha trama y el PP de Madrid. Pero solo unos días después ha aparecido una transferencia, dentro de la contabilidad oficial popular, enviada en su día al Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional con motivo de los casos Bárcenas y Gürtel, que demuestra que el PP madrileño abonó el 21 de junio de 2011 a la empresa Eico Reputación Management, manejada por el “conseguidor” de la Púnica, Alejandro de Pedro, un total de 40.120 euros, todo ello mientras Esperanza Aguirre era presidenta del partido en Madrid y, aún, presidenta de la Comunidad.
Esperanza Aguirre siempre ha negado la mayor en relación a los temas de corrupción que han estallado a su alrededor, aunque sus más íntimos colaboradores estén imputados en ellos e, incluso, sean los organizadores de las tramas, presuntamente delictivas, pero ya, de momento, alguna de sus manifestaciones se ha revelado como no ajustada a la realidad. ¿Es creíble que durante sus años de poder omnímodo en la Comunidad de Madrid nunca supiera nada de las andanzas del Sr. Granados o del Sr. López Viejo? Su inocencia púnica hace tiempo que no es creíble para la ciudadanía, pero lo más llamativo es, a estas alturas, su falta de asunción de responsabilidades.
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Nada hace más daño a la democracia que responsables políticos que actúan como irresponsables.
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Mario Martín Lucas es socio de infoLibre