¿Por qué no detuvieron a Puigdemont?

Mercè Carandell

Conste que lo que voy a decir, no lo he leído ni oído, ni sabido por nadie, a pesar de que lo he sentido flotar en el ambiente.

¿Por qué no detuvieron a Puigdemont? Muy simple: porque no quisieron.

Vamos a ver: Puigdemont vino para hacer imposible la investidura de Illa. Por mucho que Esquerra hubiera pactado con el PSC, Junts confiaban tocar las fibras catalanistas de alguno de ellos. Eso sí lo dijeron los periódicos madrileños: buscaban el Tamayazo.

No creo que hubiera un complot orquestado desde Madrid para dejar escapar al susodicho

Así las cosas, si hubieran detenido al Puigi, la legislatura se hubiera paralizado, escenario horroroso para el PSC, que quedaba a merced de algún “tamayito, en este caso, idealista y con sensación de culpabilidad”. Por otra parte, Esquerra se hubiera convertido en un suculento bocado entre las garras de Junts.

Dicho esto, no creo que hubiera un complot orquestado desde Madrid para dejar escapar al susodicho. Ni creo que, en Barcelona, Illa diera instrucciones precisas a los mossos.

Pero, como que lo que buscaban era que hubiera Investidura con el mínimo teatro posible, marearon la perdiz: no convocaron a la Policía nacional y dejaron la detención en manos de los Mossos, a los que dieron órdenes poco claras (por ejemplo, dejar las dos barracas de feria cerradas a la puerta de la Ciutadella), no dejar que se acercase al Parlament, etc.

Para mí la sesión de investidura fue, simplemente, un exitazo.

Ahora, el PP que cante misa. Al fin y al cabo creen en único dios Todopoderoso, llamado Ahpaña una, Ahpaña grande, Ahpaña libre, ¿no? Pues hala, con su pan se lo coman, los demás también somos de dios y tenemos derecho a defendernos!

Una cosa que no para de bailarme por la cabeza (creo que he dicho una catalanada) y me extraña mucho que no se hable más de eso. ¿Quién paga el palacete (palazazo) de Puigdemont en Waterloo? Lo digo porque las “embajadas” que Pujol tenía por todas partes las pagábamos nosotros, los catalanes, con el presupuesto de la Generalitat. Tengo mucha fe en que Illa vigile las cuentas y estoy segura de que lo hará. Entretanto me subo por las paredes cuando veo al Puigi a sus anchas, justo donde triunfó nuestro bien amado Duque de Wellington, gloria de Europa, que derrotó a Puigdemont (perdón, a Napoleón) y le expulsó al exilio. Y espero que dicho exilio fuera algo más baratito.

 

Mercè Carandell es socia de infoLibre.

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