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Policía moral. ¿Hasta cuándo?

Paco Ochoa

El pasado lunes 5 de diciembre la prensa española se hacía eco de la posible abolición de la policía moral en Irán tras más de dos meses de protestas. Si este avance se consolida, será una buena noticia y podremos seguir confirmando que el feminismo no para y estará ahí poniendo el cuerpo cuando sea necesario y en los lugares más difíciles e inhóspitos.

Lo bueno de la policía moral de Irán es que se conoce el origen de su creación y sus intencionalidades machistas, “difundir la cultura de la decencia del hiyab”.

En nuestro contexto, lo peligroso es cuando la policía moral está oculta y subyace en los medios de creación de opinión pública al servicio de intereses privados, en las instituciones democráticas y en la sociedad civil, tal como ocurre en el Reino corrupto de España.

En primer lugar, la policía moral mediática a menudo se hace eco de las violaciones del acuerdo nuclear por parte de Irán, un acuerdo que solo permitía poseer armas nucleares a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Unión Soviética (Rusia actualmente) y la República Popular de China, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¡Qué grandes y pacíficos países!

Nuestra policía moral aporrea al Gobierno de Irán. Estaría bien que dedicaran también un tiempo a presentar opiniones a sus ciudadanos/as sobre si la actitud de estos países firmantes del acuerdo nuclear, cuya historia demuestra que su modelo económico–militar jamás ha favorecido la paz, está en el bien o en el mal de lo que vivimos en el presente en un mundo globalizado.

En segundo lugar, la policía moral mediática que tanto aporrea al Gobierno del PSOE–UP con sus tertulianos armados en platós de TV y radio al servicio de intereses privados podría poner el dedo en la llaga de la Ley Mordaza, que valida como criterio la moralidad de los cuerpos policiales para juzgar sin pruebas a ciudadanos/as y criminalizar la protestas, como en los casos de Alberto Rodríguez (ver aquí, muy específicamente el minuto 2 ) e Isabel Serra (ver minuto 5 ), con unos juicios cuyos audios publicados confirman la existencia de una policía moral en nuestro reino legitimada por dicha ley.

Cada vez queda menos para que acabe la legislatura y el Gobierno no mueve ficha para derogar esta ley. ¿Hasta cuándo?

En nuestro contexto, lo peligroso es cuando la policía moral está oculta y subyace en los medios de creación de opinión pública al servicio de intereses privados, en las instituciones democráticas y en la sociedad civil

En el tema de la ocupación de viviendas, la policía moral mediática señala con el dedo diciendo que está mal colarte a una casa si vienes de un contexto cultural desfavorable, cimentando un estado de opinión en telespectadores y oyentes proclive a la aporofobia; sin embargo, y de manera cobarde, no se atreven a valorar la moralidad de que fondos buitre ocupen miles de viviendas de nuestro país en contra del derecho a la vivienda recogido en el artículo 47 de nuestra Constitución.

Ante esta situación, los medios de manipulación de masas llenan sus espacios con publicidad de empresas para proteger nuestros hogares, alarmando y tiñendo de un negro oscuro el estado emocional de muchos españoles/as, repleto de miedo, especialmente de aquellos ancianitos/as que pusieron su cuerpo y formación para que lográramos ese tipo de derechos.

¿Creen que actúan bien estos medios “informando” así, contando solo una parte? ¿O que tal vez podrían dedicar más tiempo a hablar de las posibles soluciones, como la posibilidad de utilizar las 45.000 viviendas de la SAREB  que el Estado Español compró a la banca para salvarla? Si el pueblo español de manera generalizada conociera la existencia de estas viviendas que compramos a la banca para rescatarla y se pusiera en el debate público, se podría presionar a los gobiernos y controlar el precio de los alquileres y viviendas.

Por último, e igual de preocupante, está la policía moral de los ciudadanos/as. Esa que, como si fuera un artillero en la guerra, insulta y denigra en foros virtuales y redes sociales desde casa acerca del bien o el mal, con pequeñas frases que lanzan desde sus teléfonos como si tuvieran un mortero y se encontraran en el desierto en plena guerra contra enemigos a los que ni conoce ni odia, en muchas ocasiones adolescentes en plena formación de su personalidad o personas adultas que, como todo humano, poseen una fragilidad mental que puede reventar y matar en cualquier momento.

Policía moral institucional, mediática y ciudadana… ¿Hasta cuándo?

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Paco Ochoa es socio de infoLibre.

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