Un PP anquilosado

8

Ángel Lozano Heras

Hace apenas una semana, corría como la pólvora la noticia de que el Consejo de Ministros aprobaba una estrategia contra las fake news, precisamente el día en que el PP es procesado por destrucción de pruebas en los ordenadores de Bárcenas. Un partido que ha tenido por costumbre, en la oposición y en el gobierno, fabricar campañas contra sus enemigos políticos, pide ahora combatir la desinformación a propósito de supuestas injerencias rusas en Cataluña. La cúpula del PP culmina esa maniobra política siguiendo la estela de sus teorías conspiratorias –y alentándolas– en Gürtel y en el 11-M.

Por otro lado, la ministra Cospedal es la dirigente del PP que atribuyó el caso Gürtel a un invento de "la policía de Rubalcaba", y se atreve ahora, descaradamente, convocar a editores de prensa para garantizar "información veraz". Esa misma Cospedal que nos quería embobar con el trabalenguas del “contrato de Bárcenas en diferido”. La mismísima Cospedal, ministra ahora de Defensa, que se cargó la Sanidad pública de la autonomía castellano manchega.

Y qué decir del propio Rajoy que aseveraba hace varios años, en los comienzos del caso Gürtel, que “eso era cosa de un montaje instigado por Interior". El líder del PP acusó descaradamente en una rueda de prensa en 2009, a jueces, fiscalía y policías de perseguir a dirigentes de su partido, tras las primeras detenciones ordenadas por Garzón. Rodeado de dirigentes peperos –nada menos–, Ana Mato, Barberá, Camps, Trillo, Espe Aguirre, Gallardón, Ana Botella, etc. Entonces Rajoy pidió la comparecencia de Zapatero, el fiscal general del Estado y la dimisión del entonces ministro socialista Bermejo. "En España no se ha producido nada parecido desde 1977", denunció entonces el presidente del Partido Popular. ¡Jajajaaa, como ahora con la matraca de Catalunya!

En el PSOE –y toda la oposición– hace tiempo que consideran a Rajoy como un “presidente bajo sospecha”. Es más, la diputada socialista Margarita Robles ha pedido al jefe del Ejecutivo y líder del Partido Popular que asuma responsabilidades por la financiación irregular de su formación política. Para rematar la faena de la falsedad, Rajoy mintió en su comparecencia sobre la Gürtel (primera fase) en sede parlamentaria. Y un mes antes, también lo había hecho ante la Audiencia Nacional.

Es ridícula e hipócrita esta actitud de los populares. Le recriminan en los medios “que la guerra contra la desinformación es inviable sin autoridad moral”. Y el PP no la tiene porque la ha dilapidado frecuentemente en estos últimos 17 años.

En el PP mienten más que Carracuca. Andan ahora, otra vez, con la teoría de la conspiración como en el 11-M y la Gürtel. ¿Los hackers rusos, los venezolanos y los iraníes, juntitos todos contra España y a favor del independentismo catalán? Parece una mezcla de películas de espías -del agente 007 James Bond– y de risa con Chiquito de la Calzada (d.e.p.) ¿A qué se dedican últimamente los dirigentes conservadores? Nos están tomando el pelo una vez más. Pero nadie del Gobierno de Rajoy ha explicado aún en qué consisten exactamente esos presuntos ataques ni su influencia real sobre el apoyo al independentismo en Cataluña. El asunto se les está escapando de las manos. Y aunque hablan de ello como amenaza, no esclarecen nada y dan carpetazo a las preguntas como que es asunto de Estado, muy secreto.

La Audiencia Nacional impide que el tribunal que citó a Rajoy juzgue la caja B del PP. El cambio arbitrario de dos jueces parece un caso claro de politización de la Justicia. Este cambalache es una consecuencia indirecta del nombramiento de Concepción Espejel como presidenta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional el pasado mayo. En este tema el ministro Catalá y la magistrada Espejel, –muy, muy afín al PP– apuntalan que la manoseada separación de poderes, la independencia judicial, la no interferencia en el Consejo del Poder Judicial– es todavía en España una utopía.

Hace pocos días, la ministra de Empleo, Fátima Báñez –encomendándose a su Virgen del Rocío– atracó a la hucha de las pensiones dejándola “limpia” y sin fondos de reserva para el futuro. Y luego siguen en el PP prometiendo bienestar y subidas de las pensiones, aunque, claro, solo lo hacen de cara a las elecciones.

Ni con la corrupción ni con las puertas giratorias ni con la Educación, Sanidad y Dependencia, el PP consigue desembarazarse de sus nefastas políticas sociales. Sin embargo, amigos, familiares, militantes y empresarios afines a los populares, siguen mamando de las prebendas y del amiguismo años y años. Y muchos ejercen cargos públicos o en empresas, gracias a sus favores a los peperos. Otros, cobraron en sobres de la "contabilidad B" del Partido Popular.

Hace pocos días, el Consejo de Administración del Banco Santander ha nombrado vicepresidenta del banco a Isabel Tocino, y también presidenta del Banco Pastor (antes del Popular. ahora absorbido por el Santander). La exministra de Aznar lleva 15 años de puertas giratorias y cargos al regazo del PP más arcaico. Desde el año 2002, Isabel Tocino ha manejado y urdido, con asiduidad, influencias políticas en los consejos de administración de empresas como Santander, Ence, Naturhouse, Enagás e incluso Telemadrid, etc. Todo ello sin rasgar el carnet y la militancia activa con el Partido Popular ni con el Opus Dei.

Y con estos mimbres, ¿quiere desintoxicarnos Mariano Rajoy y sus mariachis peperos de las “noticias falsas”? mariachisEste PP, peligrosamente mentiroso y corrupto, está dando ya síntomas de agotamiento democrático, con un anquilosamiento en la gestión política que alcanza cuotas muy preocupantes. ______________

Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre

Hace apenas una semana, corría como la pólvora la noticia de que el Consejo de Ministros aprobaba una estrategia contra las fake news, precisamente el día en que el PP es procesado por destrucción de pruebas en los ordenadores de Bárcenas. Un partido que ha tenido por costumbre, en la oposición y en el gobierno, fabricar campañas contra sus enemigos políticos, pide ahora combatir la desinformación a propósito de supuestas injerencias rusas en Cataluña. La cúpula del PP culmina esa maniobra política siguiendo la estela de sus teorías conspiratorias –y alentándolas– en Gürtel y en el 11-M.

Más sobre este tema
>