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Preferiría no entenderlo

Gonzalo de Miguel Renedo

Recientemente, el inefable Xavier García Albiol afirmó en Twitter que no compartía el hecho violento que se produjo en Vic, pero que podía llegar a entenderlo. Recordemos qué ocurrió: un conductor circuló con su coche a toda velocidad por una zona peatonal, sembrando el pánico entre los viandantes, con la excusa de arrollar una serie de cruces amarillas colocadas en la plaza, instalación que contaba con autorización municipal. El exalcalde de Badalona siempre ha sido muy comprensivo. Recordemos sus campañas xenófobas, comparando inmigrantes con basura.

Pero cualquiera puede ser Albiol. Todos podríamos caer en su tentación, la de decir que no compartimos ciertos hechos, pero que podemos llegar a entenderlos, aunque dudo que nuestro personaje de hoy, justamente él, pudiera llegar a entendernos. Ya le conocen. Su capacidad para aceptar conductas agresivas se limita, como buen nacionalista, a aquellas que se adaptan a su ideario como un guante de boxeo. Las de los demás, como que no. Solo hay alguien peor que un nacionalista, el nacionalista que solo ve el nacionalismo ajeno. Pasa mucho. Solo la violencia casera goza de crédito. En este país ya sufrimos esta comprensión sectaria no hace mucho. Recordemos aquella letanía de que unos movían el árbol y otros recogían las nueces con fruición. No compartían pero se aprovechaban. Un ejercicio de cinismo que puede abarcar cualquier faceta o ámbito.

Pensemos en la violencia judicial contra las mujeres, ampliamente aceptada por el mundo machista, o la violencia de los taxistas para frenar a sus competidores, o esas bombas contra un hospital de Perú, colocadas por unos hermanos que entendieron que mataron a su madre. Seguro que todos ellos cuentan con pérfidos Albioles que pueden llegar a entender sus ataques.

Volviendo al desencadenante de este artículo, el tuit de Albiol justificando la violencia o, cuando menos, alimentando la vanidad del botarate de Vic, me permito recomendar al dirigente ultraconservador que abandone esta senda tenebrosa de no compartir lo descabellado pero sí llegar a entenderlo, y se incline por esta otra fórmula más coherente, la de no compartir lo violento, y además, preferir no entenderlo. Seguro que nos irá mejor a todo el mundo. _____________

Gonzalo de Miguel Renedo es socio de infoLibre

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