Hace más de un año que un “insignificante” virus puso al mundo al borde del abismo. Nadie, al menos dentro de la clase dirigente, había previsto que esto pudiera suceder y, por tanto, nadie tenía la receta que nos permitiera retroceder y alejarnos de una caída sin remedio.
Sin embargo, según nos informó en su día el señor Pablo Casado, en Madrid había una persona que debía ser el ejemplo a seguir, el faro que iluminaba el rumbo que se debía tomar para, si no controlar, al menos minimizar los efectos del bicho. Era la presidenta de la Comunidad de Madrid, según decía textualmente: “Ayuso, en la respuesta sanitaria, ha sido un icono para toda España”.
Después de un año, tras varias oleadas de contagios, tras la aplicación de medidas tomadas, a mi entender, con la mejor voluntad, pero sin la menor garantía; con opiniones más o menos fundadas sobre la efectividad de dichas medidas, sí al menos, podemos concluir que algunas han sido más efectivas que otras. Mientras algunas comunidades autónomas han venido presentando datos que las ponían, unas veces en cabeza de las peores, otras veces, sin embargo, estaban entre las mejores, la Comunidad de Madrid –me parece un dato incuestionable– ha estado siempre en el pelotón de los torpes. El problema de andar siempre con el paso cambiado no es un problema estético, como ocurre en un desfile militar, el problema, cuando hablamos del virus, es que cuesta vidas, miles de vidas.
Aportemos unos datos, recogidos de un medio de comunicación el día 21 de marzo pasado.
Casos en los últimos 14 días/100.000 habitantes:
España: 127
Madrid: 223 (más que ninguna otra Comunidad)
Muertes totales / 100.000 habitantes:
España: 156
Madrid: 214 (más que ninguna otra Comunidad)
Quizás estos datos no puedan ser concluyentes, es probable que la comparación entre una comunidad autónoma, como Madrid, y la totalidad del Estado español no resulte muy académica, pero lo cierto es que esta autonomía que, normalmente, ha caminado en otra dirección presenta unas cifras incontestables.
Los números vistos así, no dejan de ser cifras frías que solo aportan un dato estadístico, pero párense un momento a pensar; si Madrid tuviera la misma cifra de fallecidos por cada cien mil habitantes que España, significaría que seguirían vivas 4.054 personas.
Quizás, señora Ayuso, solamente quizás, sus veleidades contestatarias están costando mucho más de lo que podría significar el empobrecimiento de la economía madrileña, a la que dice usted defender. Quizás, solamente quizás, sus veleidades han podido costar más de 4.000 vidas.
¿De qué presume, señora Ayuso?
José Ramón Berné Marín es socio de infoLibre
Hace más de un año que un “insignificante” virus puso al mundo al borde del abismo. Nadie, al menos dentro de la clase dirigente, había previsto que esto pudiera suceder y, por tanto, nadie tenía la receta que nos permitiera retroceder y alejarnos de una caída sin remedio.