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Reflexión sobre izquierdas y derechas

Juan Priego

Parecerá mentira, pero hoy día, a pesar de que estamos casi en la mitad del tercer decenio del siglo XXI, todavía habría que explicar a demasiada gente conceptos muy básicos sobre ellos mismos que no han podido descubrir por sí solos o no han querido. Simplemente por no reflexionar, por no querer mirarse en ese espejo que todos llevamos dentro.

Desde la revolución francesa, allá por el siglo XVIII, se asocian los términos de derecha e izquierda a las dos ideologías que definen las dos diferentes opciones políticas y que suelen representar al capitalismo, fascismo y egoísmo, o al socialismo, comunismo y progresismo.

Después de más de ocho decenios por los caminos, cercanos y lejanos, y escuchar y observar el comportamiento de la mayoría de aquellos con los que me crucé, he podido llegar a una sencilla conclusión a este respecto:

Una persona es de derechas o de izquierdas, no sólo por el partido político en el que milite o al que vote, pues podría estar influenciado por otras motivaciones como el servilismo, el económico o simplemente el sentirse obligado por algún motivo.

Lo es principalmente por cómo se ve a sí mismo, cómo se siente con respecto a los demás y cómo ve a su prójimo, cómo lo trata y cómo se comporta con los que le rodean.

Si te sientes superior porque sí, por algo que has heredado directamente, o que has conseguido por motivo de esa herencia y te crees merecedor de todo aquello que a los demás les niegas, ya empiezas a ser de derechas...

Si te sientes superior porque sí, por algo que has heredado directamente, o que has conseguido por motivo de esa herencia y te crees merecedor de todo aquello que a los demás les niegas, ya empiezas a ser de derechas, y puedes llegar a ser hasta de extrema derecha. Si además utilizas alguna religión o creencia para sojuzgar a inocentes, influenciables o débiles de carácter, ya te auguro un brillante futuro económico para esta vida, dentro de esa ideología.

Si, por el contrario, te sientes con los mismos derechos y la misma dignidad que los que te rodean, a pesar de posibles circunstancias adversas, bien heredadas o simplemente por el destino, lo normal es que empieces a ser de izquierdas.

Naturalmente eso no quita que con tu esfuerzo puedas triunfar en la vida con un poco de suerte y si, aun así, sigues tratando a tu prójimo con dignidad y cariño y deseándole lo mismo que a ti, entonces eres de izquierdas de verdad. Si, por el contrario, el éxito te hace cambiar y empiezas a comportarte como alguien de derechas, entonces serás simplemente un farsante.

Naturalmente, esto no tiene por qué ser así para siempre. Uno puede, sin duda alguna, hacer algo bueno para sí mismo, como mirarse en ese espejo interior e ir moldeándose a sí mismo.

¡No es fácil, pero tampoco imposible! Te lo dice alguien a quien educaron en Acción Católica y en el Cara al Sol diarios y que, cada día que pasa, es más de izquierdas, a pesar de que le fue de maravilla en su larga vida.

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Juan Priego es socio de infoLibre

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