Unamuno y mis nietos (y II)
Miguel de Unamuno cabalga en la intrahistoria por las Galaxias
No es que mis nietos sean muy fans o forofos de esas series galácticas como Star Wars, Star Trek, Discovery, El capitán Picard, Space Force y otras. Pero el mayor de ellos sí ve algunas en la 'Tele'. Y le comento que ya hace casi noventa años que murió Unamuno, pero una de las características esenciales y filosóficas de él era conseguir la inmortalidad o un sucedáneo de ello. (Me puso una cara muy rara de no entender nada). Así que le mostré el capítulo III de la serie “Start Treck, el capitán Picard”. Y no es que seamos unos trekkies él y yo, pero le gustó mucho y se quedó muy asombrado al comprobar la magia, el dinamismo y misterio de esta serie.
Pero lo que más nos ha sorprendido –a mi nieto y a mí– es que Unamuno reaparece –o revive– en esa serie televisiva que ficciona el final de siglo XXIV.
Eso es algo muy curioso y creativo que ocurre en ese episodio: ¡Unamuno cabalga de nuevo, ¡ahora por las galaxias en el siglo XXIV…! ¿A qué se debe esa introducción de Unamuno en el guion de la serie? ¿Para resaltar las preferencias literarias y filosóficas del Almirante Picard?... ¿Para caracterizar mejor al aventurero capitán Ríos, fiel amigo, admirador y discípulo de Picard? ¿O una bravata del guionista y “showrunner”, Michael Chabon, para mostrar sus conocimientos y predilecciones de intelectual culto y metafísico? El caso es que tenemos a Unamuno, cuatro siglos después, luchando, como siempre, contra otros molinos de viento siderales.
Unamuno no se resignaba a morirse del todo. Y quería atrapar la inmortalidad sobreviviendo mediante su propia obra en nuestra memoria, o en la fama o gloria de este mundo. Tenía la certera esperanza de que el santuario de su creación iba a mantenerse en pie por los siglos. Es muy pertinente aludir ahora a esta dimensión primordial de don Miguel, que se denominó a sí mismo "peregrino del ideal ultraterrestre, romero de la inmortalidad".
Y es que sus ansias de perpetuarse siguen intactas. Igual que su tosco carácter, y su espíritu aventurero y combativo. Se ha enfrentado contra todo quisqui viviente terrestre y galáctico.
En este serial, el capitán de la nave espacial La Sirena, un tal Ríos, de origen hispano (venezolano-chileno), cuando le visita el veterano –leyenda viva galáctica– Almirante Jean-Luc Picard, está leyendoTragic sense of life (El sentimiento trágico de la vida), de Unamuno, ¡un libro en papel, y en inglés, ná menos!
D. Miguel perdurará hasta los años 2399 y más, gracias a las estrategias audiovisuales, digitales y 3D por mor de sus poesías y ensayos.
A través del bravo capitán Chris Ríos, Unamuno sigue viviendo, con holografías o en la memoria de la humanidad, esté dónde esté y fuera como fuese
Parece ser que los versos del documento testamentario unamuniano se siguen cumpliendo cuatro siglos después de que muriese abruptamente –o le asesinasen– en una fría tarde del 31 diciembre de 1936, en plena guerra civil española.
"Me destierro a la memoria, voy a vivir del recuerdo. Buscadme, si me os pierdo, en el yermo de la historia…Y os llevo conmigo, hermanos, para poblar mi desierto. Cuando me creáis más muerto retemblaré en vuestras manos. Aquí os dejo mi alma-libro, hombre-mundo verdadero. Cuando vibres todo entero, soy yo, lector, que en ti vibro".
Y a través del bravo capitán Chris Ríos, Unamuno sigue viviendo, con holografías o en la memoria de la humanidad, esté dónde esté y fuera como fuese.
Picard y Ríos, los dos son unamunianos, cada uno a su peculiar manera. A pesar de sus aparentes diferencias físicas y vitales, pueden ser, de hecho, almas gemelas. Uno lee y habla con Unamuno a través de sus hologramas y libros. El otro, JL Picard, un gran humanista, amante de los clásicos y de la filosofía, se parece, se ve reflejado en Ríos como cuando él era joven.
JL Picard, ex almirante de la nave espacial USS Enterprise D y E –de la Flota Estelar–, ya longevo con más de 80 años, parece que en la serie televisiva está escribiendo su epílogo intersideral. Y como Unamuno, el viejo JL quiere dejar testamento para los suyos, los de ahora, los del futuro e incluso para los del pasado.
El libro, en inglés, que lee y relee Ríos, es el ensayo donde Unamuno plantea el problema de la inmortalidad, el conflicto entre la razón y la fe, además de la crisis racionalista de la modernidad, para tratar de darles solución. Ante la muerte certera del ser de carne y hueso, Unamuno rechaza el erostratismo, que consiste en desear la perennidad solo en la memoria de los demás, a través de las obras, o en la búsqueda de la fama a cualquier precio.
Carlos Sá Mayoral, en su libro “Miguel de Unamuno ¿muerte natural o crimen de Estado?”, demuestra que fue asesinado por orden directa de Franco a través del SIM (Servicio de Información Militar)
La verdadera tragedia de la existencia para Unamuno consiste en saber por la razón que la perpetuidad es una fantasía inexistente, y desde la fe creer en la persistencia de la vida después de la muerte.
Por eso, el andarín Unamuno rememora las andanzas quijotescas y emprende una travesía galáctica. Pero ahora los molinos de viento sí se han convertido en desaforados gigantes, seres orgánicos o sintéticos, ciborgs, androides, humanoides, vulcanianos, o terrícolas…
Y ¿qué batalla ideológica, vivaz, va a tener nuestro poeta y filósofo español con los apasionados, traicioneros y oportunistas romulanos, líderes y raza dominante del Impero Estelar Intergaláctico? ¡“No saben los romulanos y remanos espaciales [de los planetas Rómulo y Remo] la que les espera con Don Miguel”! Será una lucha titánica para eludir el aniquilamiento cósmico y sobrevivir más allá de la muerte.
Los guionistas y el director de la serie Start Trek: Picard fantasean, como también Almenábar y Mechón lo realizaron en sus films sobre Unamuno, y otros tantos literatos, periodistas, investigadores y documentalistas. Y con esta pirueta de producción televisiva se enclava a don Miguel en otras civilizaciones, otras globalizaciones posibles. Porque ante la imposibilidad de ensoñar con el futuro más allá de los límites de la distopía, lo que queda es echar la vista atrás. Eso es ucronía, un subgénero que se acomoda cada vez más en la literatura, el cine y las series. Pero la ucronía ha dejado de ser un subgénero marginal para infiltrarse en una cultura mayoritaria y no asociada a la ciencia ficción. Por las tinieblas del abismo sideral cabalga de nuevo Unamuno, cual Quijote. Adelante, don Miguel, ya podemos gritar la derrota: “¡Por fin murió la muerte!”.
Es posible, seguro, que en breve será objeto Unamuno de la I.A. (Inteligencia Artificial), y lo tendremos entre nosotros para siempre.
Carlos Sá Mayoral, en su libro “Miguel de Unamuno ¿muerte natural o crimen de Estado?”, demuestra que fue asesinado por orden directa de Franco a través del SIM (Servicio de Información Militar).
Por tanto, todos esos historiógrafos que siguen reivindicando el ´falangelizado´ relato de su muerte, entierro y funeral, están mintiendo y están dando pábulo a una narración “fake” –un libelo– e injuriando la memoria histórica de Unamuno, de los más importantes intelectuales españoles de la edad moderna.
Después de un fin de semana intenso hablándoles de don Miguel (y enseñarles imágenes y vídeos), les leí, a mis dos nietos mayores, el discurso de Unamuno a los niños españoles el día 6 de enero 1935 (los Reyes Magos), en nombre del Presidente de la II República española. Quedaron alucinados de la vehemencia del perdón que les pedía Unamuno a los niños.
Por último, les conté y les ilustré que a don Miguel le gustaba mucho hacer pajaritas de papel, a las que les dedicó varias poesías. “¡Habla, que lo quiere el niño! ¿Hable tu papel, mi pájaro!...” También a sus nietos les enseñó a confeccionar pajaritas. Eso se llama Cocotología, les dije a los míos, y ¡se partían de risa con el nombrecito!
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Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre.