Baltimore bucea en sus mitos para encontrar respuestas

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Francisco Chacón

Los disturbios raciales posteriores a la muerte de Freddie Gray han sumido en el caos a Baltimore, extraña ciudad portuaria entre Washington, Filadelfia y Nueva York que ahora trata de recuperar el equilibrio sumergiéndose en el legado de sus leyendas.

El músico Frank Zappa.

John Waters, maestro de Almodóvar a través de Pink Flamingos o Polyester, siempre dice que los personajes excéntricos que pueblan sus películas no son más que un reflejo de los que halla desde hace décadas en las calles y los clubs del lugar, donde el frío penetra en los huesos cuando uno pasea entre los barcos atracados y contempla el downtown al fondo.

El pianista y compositor Philip Glass.

El malogrado travesti Divine personifica semejante apuesta kitsch y resume el talante flexible de este enclave, pues Baltimore atesora una larga tradición de versatilidad, tolerancia y creatividad: las fuentes de las cuales bebe Jeff Koons para dar forma a sus efectistas esculturas.

Scott Fitzgerald y dos tótems de la novela negra, Dashiell Hammett y James M. Cain, se inspiraron en su peculiar atmósfera, con la niebla como protagonista en las mañanas y noches de invierno.

Y su banda sonora resulta sobrecogedora. El gran Cab Calloway se crió en esta ciudad sin par, como también Billie Holiday. De hecho, pueden rastrearse sus huellas en una ruta que arranca en Colvin Street y prosigue por South Durham Street, Pennsylvania Avenue, el Royal Theatre y, cómo no, el número 1325 de Argyle Avenue, donde la madre de la antidiva del jazz-blues abrió un restaurante denominado The East Side Grille.

“Existe en Baltimore una fractura radical entre los que tienen recursos y los que no tienen”

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Nina Simone le dedicó su álbum Baltimore a partir de una inusual versión reggae de Randy Newman, cuya letra reza: Tiempos duros en la ciudad/ en una ciudad difícil junto al mar/ de donde nadie puede escapar/ Allí no hay nada gratis/ Esperando un tren/ Tirada en la acera borracha/ Durmiendo bajo la lluvia/ Y ellos esconden sus rostros/ Y ellos esconden sus ojos/ Porque la ciudad se está muriendo/ Y no se sabe por qué/ Oh, Baltimore/ Es duro sobrevivir.

De allí proceden mitos como Frank Zappa o Philip Glass, creadores de sendas escuelas de vanguardia desde que mamaron las ganas de experimentar en las mismas calles donde hunden sus raíces Gary Bartz, Bill Frisell, Ric Ocasek (de los Cars), Tori Amos, Panda Bear (y sus Animal Collective), Beach House, Dan Deacon, Lower Dens, Secret Mountains o Future Islands.

*Imagen vertical: Scott Fitzgerald. 

Los disturbios raciales posteriores a la muerte de Freddie Gray han sumido en el caos a Baltimore, extraña ciudad portuaria entre Washington, Filadelfia y Nueva York que ahora trata de recuperar el equilibrio sumergiéndose en el legado de sus leyendas.

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