En 2015, el local Válgame Dios —un restaurante, pero también uno de los centros neurálgicos de Chueca y sus vecinos más famosos— se propuso recuperar el brillo de la literatura erótica con un galardón reservado solo a mujeres escritoras. Esta semana ha cerrado su segunda edición premiando a Beatriz Bravo García por su relato "Pulsión", que juega con la convención de la relación profesor-alumna y que la editorial Edhasa publica junto a los otros nueve cuentos finalistas en Pulsión y otros 9 relatos eróticos.
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El premio hereda el espíritu de La sonrisa vertical, rama de Tusquets fraguada en los años setenta y que entre 1979 y 2004 señaló a autores como Almudena Grandes o Luis Antonio de Villena. El galardón se suspendió hace ya 12 años por la integración del género, hasta entonces maldito, en otras categorías literarias, y por la "escasa atención de la crítica".
El jurado convocado por Válgame ha estado integrado por personalidades de la cultura, la política y los medios —especialmente cercanas también al local— como Carmen Rigalt, Màxim Huerta, Jon Sistiaga, Carme Chacón, Lorenzo Díaz, Carmen Alborch, José Luis Berlanga, Joana Bonet, Fernando Rodríguez Lafuente, Óscar Mariné o Raúl del Pozo.
La primera edición del certamen premió el relato "Un paraíso después del paraíso", de Laura M. Lozano, publicado también junto a los otros nueve relatos finalistas por la editorial Reino de Cordelia.
En 2015, el local Válgame Dios —un restaurante, pero también uno de los centros neurálgicos de Chueca y sus vecinos más famosos— se propuso recuperar el brillo de la literatura erótica con un galardón reservado solo a mujeres escritoras. Esta semana ha cerrado su segunda edición premiando a Beatriz Bravo García por su relato "Pulsión", que juega con la convención de la relación profesor-alumna y que la editorial Edhasa publica junto a los otros nueve cuentos finalistas en Pulsión y otros 9 relatos eróticos.