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Mostra de Venecia

Cansancio en la Mostra con las poco relevantes “Une vie” y “The Bad Batch”

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Noticine | infoLibre

Son siete ya los días de festival y el cansancio se deja notar. La cosa sería diferente con films más excitantes, pero no es el caso. Lo pretende, y mucho, el pastiche postmoderno de la británico-estadounidense de familia iraní Ana Lily Amirpour The Bad Batch, que es casi tan delirante como un discurso de Trump, pero al revés, y el melodrama francés de Stéphane Brizé Une vie, completamente diferente en todos los sentidos, tampoco ha sido capaz de generar simpatías.

La alusión a Donald Trump no es valadí porque seguramente algo habrá inspirado a la autora de Una chica vuelve a casa sola de noche, que levantó bastante polvareda en Sundance hace un par de años, el discurso xenófobo del republicano que quiere levantar un muro para impedir la llegada de inmigrantes. En su segundo largo, The Bad Batch, cocktail de géneros y referencias multiples, que van del espagueti-western a Mad Max, la protagonista, que no es precisamente hispana, sino la exmodelo británica Suki Waterhouse, heroína que pese a su aspecto muy anglosajón es enviada al desierto, fuera del muro que separa a los verdaderos estadounidenses de la gente de mal vivir y peor origen, en Texas.

Ese distópico mundo bastante familiar será donde su personaje se mueva con mucha resolución y alta capacidad de supervivencia, a pesar de estar dominado por todo tipo de individuos poco recomendables, empezando por un caníbal (Jason Momoa). Etica y esteticamente, estamos que nos quemamos con el universo de Mad Max, al que la pelicula intenta imitar.

Pero George Miller sólo hay uno. La cinta, a la que se ha apuntado con estusiasmo también Keanu Reeves y –en un cameo– el mismísimo Jim Carrey, naufraga por su falta de coherencia y de un guión consistente.

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Si la descendiente de iranís se suelta la melena con su delirante historia que considera "romántica", el francés Brizé, hasta ahora bastante pegado a la realidad de su tiempo (su último film, La ley del mercado, que el año pasado le valió a Vincent Lindon el premio al mejor actor en Cannes, es el mejor ejemplo) se traslada al siglo XIX para adaptar la novelaUne vie, de Guy de Maupassant. Utilizando el formato televisivo de antes del HD y abusando de los primeros planos, el cineasta francés sigue la vida de Jeanne (Judith Chemla), hija de una familia burguesa de Normandía que al poco de salir de su estricta educación religiosa, siendo aún adolescente, se casa con Julien, descendiente de una familia noble caída en desgracia.

Al principio todo parece maravilloso. Él le hace conocer el amor real, pero al poco, cuando ella está esperando un bebé, se dibuja la verdadera personalidad de su marido, egoísta, violento y sobre todo dispuesto a acostarse con toda falda que se mueve. Aunque le llegará su castigo, a la protagonista las cosas le siguen yendo bastante más mal que bien, y a cada momento de esperanza le sucede una desgracia.

El estilo documental siempre le ha ido a Brizé, pero en este caso no es quizás el más recomendable para un melodrama decimonónico que requería algo más de implicación y pasión. Une vie no tiene suficiente emoción, y sin ella queda como un film bien interpretado y ambientado, pero no correctamente rodado ni disfrutable dramaticamente.

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