Mostra de Venecia
Las ópticas masculina y femenina chocan al inicio de la recta final de Venecia
La Mostra de Venecia enfila su recta final, este jueves, en su penúltima jornada, con dos dramas arquetípicos de la diferente manera de contemplar la realidad que tienen hombres y mujeres. El festival del Lido sólo ha contado en su apartado competitivo con una única realización femenina, Los ángeles visten de blanco, segunda película de Vivian Qu, bien recibida por su sensible denuncia de la desprotección de las adolescentes chinas, mientras que la francesa del voyeur Abdellatif Kechiche Mektoub, my love: Canto Uno, que usa y abusa de un punta de vista masculino, ha sido parcialmente abucheada.
El franco-tunecino Abdellatif Kechiche vuelve a encandilar con su intensidad sentimental y erótica en Mektoub, my love: Canto Uno, que parece será la primera entrega de una trilogía. El autor de La vida de Adèle ha generado una notable división de opiniones, salpicada por acusaciones de "machista" o "voyeurista", por su fijación por los cuerpos de sus bellas jóvenes intépretes, mientras no presta la misma atención a los de ellos.
Inspirada o basada libremente en la novela de François Bégaudeau La blessure, la vraie, la nueva cinta del ganador de la Palma de Oro en Cannes cuenta la historia de Amin, un joven de familia tunecina, que ha abandonado sus estudios de medicina en París, y vuelve al pueblo costero mediterráneo francés donde su familia está asentada, Sète, para pasar las vacaciones estivales. A su llegada, Amin va a visitar a su amiga de infancia, Ophelia, y sorprende a su primo Toni, todo un depredador sexual, haciendo el amor con ella. La situación es peliaguida porque Ofelia está oficialmente comprometida con Clement, un joven militar en misión en el Golfo.
Así arranca esta contemplativa cinta sobre unos tiempos, a mediados de los años 90, en los que aún los jóvenes no usaban celulares, que se prolonga durante tres horas, en las que Amin, que aspira a ser guionista y cineasta, se relaciona con otros jóvenes, en su mayoría también de origen magrebí, pero bien adaptados a una realidad europea en la que tampoco había terrorismo yihadista ni islamofobia. Kechiche es heterosexual, y como ya vimos en La vida de Adèledisfruta contemplando y mostrando la belleza y el poder de atracción del cuerpo femenino. Los chicos le importan menos. Es una elección personal, pero a algunas y algunos les ha parecido "machista".
La diferencia de opiniones entre los espectadores, cuestiones sexuales aparte, tiene que ver con su carácter como decíamos contemplativo, ya que su guionista en ciernes protagonista es observador de las relaciones que se tejen a su alrededor. En las tres horas de metraje no pasan demasiadas cosas, y hay quien ha encontrado sus diálogos "insustanciales", pero otros han disfrutado del amor por los detalles (muchas veces con óptica de voyeur y muy masculina), y el canto a la vida y la juventud que representa Mektoub, my love: Canto Uno. Pocos títulos han dividido tanto a la crítica este año en Venecia.
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Más unanimidad ha habido con la única película dirigida por una mujer de la selección oficial de esta 74 edición, Vivian Qu, que en un guiño casi provocador el director del certamen, Alberto Barbera, ha querido emparejar la misma jornada con la tan masculina Mektoub. La guionista y realizadora china, que ha disfrutado de coproducción francesa, muestra en Los ángeles visten de blanco el drama de unas adolescentes víctimas de la violencia machistaLos ángeles visten de blanco, en una sociedad en la que las mujeres no han dejado de tener un papel secundario.
En una ciudad costera, dos estudiantes preadolescentes son violadas por un hombre de mediana edad que las lleva a un motel. Mia, una adolescente de 15 años que es la única recepcionista esa noche, se convierte en testigo del hecho. Sin embargo, or miedo a perder el trabajo, no dice nada. Mientras tanto, una de las muchachitas forzadas, Wen, descubre que sus problemas apenas han comenzado. Atrapados en un mundo que no les permite escapar, Mia y Wen tendrán que encontrar una manera de resolver sus trágicos problemas.
En claro contraste con el grafismo de Kechiche, Qu opta por una puesta en escena mucho más pudorosa e interiorizada, sin restar emotividad a la película, que fue muy aplaudida y bien podría estar en el palmarés del sábado.