Javier Bardem y Penélope Cruz han sido nominados a los premios Oscar en la categoría de mejor actor y actriz protagonista por sus trabajos en las películas Being the Ricardos y Madres paralelas. Enésimo reconocimiento internacional para la que, indudablemente, es nuestra pareja de actores más aclamada desde que el cine es cine. ¡Estrellas de Hollywood desde hace más de veinte años! Algo impensable a este nivel antes de que aparecieran ellos.
Pero es que, además, este año ocurre algo. Porque con estas nominaciones paralelas, Cruz y Bardem acceden al selecto club de matrimonios nominados el mismo año en categorías actorales en los Oscar. Por si quedaba alguna duda de su poderío y trascendencia, esto les emparenta con predecesores de la talla de Frank Sinatra y Ava Gardner, Richard Burton y Elizabeth Taylor, Lynn Fontanne y Alfred Lunt, Elsa Lanchester y Charles Laughton, Rex Harrison y Rachel Roberts.
Otras parejas que no estaban casadas cuando fueron nominadas el mismo año en categorías actorales fueron Vivien Leigh y Laurence Olivier (que se casarían muy poco después), Jack Nicholson y Angelica Huston o Brad Pitt y Angelina Jolie (tardarían un lustro en darse el sí quiero). Kirsten Dunst y Jesse Plemons forman desde este año parte de esta otra categoría, pues no están aún casados, pero sí que están nominados también como actriz y actor de reparto por El poder del perro.
Antes de alcanzar este curioso hito, recordemos que Bardem ya tiene un Oscar por No es país para viejos de los hermanos Coen (Mejor actor de reparto, 2008), mientras que Cruz ganó el suyo solo un año después, también como actriz de reparto, en su caso de la mano de Woody Allen en Vicky Cristina Barcelona. Con la nueva nominación de este martes, ambos suman y empatan también en su cuarta candidatura formal al Premio de la Academia.
El palmarés de reconocimientos de Javier Bardem incluye también un Globo de Oro, un BAFTA, dos galardones del Sindicato de Actores, un Satellite y otro premio del Cine Europeo. Además, ha ganado en dos ocasiones la Copa Volpi al Mejor Actor en el Festival de Venecia y una vez la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Penélope Cruz, por su parte, tiene también un BAFTA, un premio del Cine Europeo y un David de Donatello, pues su éxito es especialmente portentoso en Italia, donde acaba de ser distinguida con la Copa Volpi en Venecia por su interpretación en Madrid paralelas (también fue premiada en Cannes como mejor actriz por Volver). Tiene también un César de Honor, importante distinción recibida en Francia.
Incluso los dos tienen su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. El cine no es una competición, eso está claro, pero si de alguna manera lo fuera, estaríamos ante dos atletas olímpicos capaces de emocionar el estadio de turno repletito de gente en la prueba más importante del prime time deportivo. Siempre y cuando, claro, los Juegos Olímpicos no fueran en territorio español... porque es aquí donde el asunto se complica en algunos sectores. Y eso a pesar de que Bardem tiene cinco premios Goya y Cruz otros tres, además de haber sido reconocidos en festivales, certámenes y entregas de galardones de todo tipo.
Porque una cosa es aquello de que nadie es profeta en su tierra, pero otra bien diferente la polarización que solo ellos son capaces de generar al sur de los Pirineos. España, tan cainita, tan envidiosa, ni olvida ni, por supuesto, perdona. En este caso, hablamos de esa parte del país que considera al cine español un género en sí mismo contra el que arremeter irracionalmente (aquello de que es de putas, rojos y maricones), y que veinte años después aún sigue sin olvidar aquella gala de los Goya del No a la guerra de Irak, allá por 2003.
Siguiendo la estela de su madre Pilar, Javier nunca ha silenciado sus opiniones políticas progresistas (tampoco su hermano Carlos, por lo general mucho más explícito). Su meteórica carrera le convirtió hace ya mucho tiempo en la fotografía del centro de la diana (una de tantas, intercambiables) de la derecha española, esa que pronuncia el adjetivo progre paladeando con la boca llena, desvirtuando su significado. Como si ser progre pudiera llegar a ser, de alguna manera, un insulto.
Javier nunca se ha callado –ella bastante más discreta– porque le viene de familia y no duda en defender las causas que considera justas. En su momento, ambos se significaron a favor del pueblo palestino, por ejemplo, provocando un considerable revuelo, esta vez sí también en Estados Unidos. Allí, además, se muestran más abiertos a hablar de sus vidas personales, algo que no ocurre en España: ¿causa o consecuencia de las tiranteces patrias? No está de más recordar que en marzo de 2020, en pleno confinamiento, donaron 100.000 guantes y 20.000 mascarillas al Hospital de La Paz en Madrid.
La principal acusación de sus detractores es que, según argumentan, no viven como predican y que le dicen a la gente lo que tiene que hacer con sus vidas para luego ellos hacer lo contrario de lo que dicen. Que si la izquierda caviar, la burguesía bohemia y demás pamplinas facilonas. Como si tuvieran que pedir perdón, como si no se pudiera disfrutar de una carrera profesional exitosa y defender causas políticas y sociales de izquierdas. Son, recordemos, estrellas de Hollywood. Hablan por sí mismas sus sobresalientes carreras profesionales, algo evidente a los ojos de cualquiera, menos para quienes son incapaces de ver sus películas con un mínimo de objetividad por un claro caso de animadversión galopante.
Tras conocerse sus nominados a los próximos Oscar, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha publicado un tuit de felicitación en el que les reconoce como parte de esa marca España que en ocasiones parece que solo importa a través del deporte. "El talento español brilla también en el exterior y sitúa nuestras cultura en lo más alto", ha remarcado Sánchez.
Un rápido vistazo a las respuestas a este mensaje es suficiente para hacerse una idea de la situación, pues ahí aparecen palabras como "titiriteros", "subvención a fondo perdido", "no tienen casi espectadores" o "pagar impuestos para cuando". Lo mismo ocurre con otro tuit publicado por la vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, quien ha puesto en valor el "cine español como bien cultural de primer orden que nos proyecta internacionalmente".
Como de costumbre, en las respuestas aleatorias se mezclan demasiadas cosas para no terminar diciendo nada especialmente coherente. Nada que, en última instancia, refute que la primera nominación al Oscar de Javier fue en 2001 (Antes que anochezca) y la de Penélope en 2006 (Volver). Tantos años después, década tras década, ahí siguen recibiendo reconocimientos. No parece algo casual que le pueda ocurrir a cualquiera. De manera que ahí siguen, efectivamente, aplaudidos por una gran mayoría pero vapuleados por los de siempre.
"A nivel personal estoy muy contento, especialmente por Penélope, lo mío no hubiera tenido sentido sin lo suyo, no hubiera sido una celebración, el hecho de que suceda eso a la vez me parece mágico", ha reconocido Bardem en la tarde de este martes en rueda de prensa en un hotel madrileño. Penélope Cruz, por su parte, ha confesado que no ha "parado de llorar" desde que se ha anunciado la noticia y ha asegurado que es "muy fuerte" para ella. Además, considera un "milagro" estar nominada junto con su marido.
Tantos años después, parece imposible un consenso en este asunto (casi en ninguno) en nuestro país pero, ¿acaso no sería estupendo que ambos ganaran a la vez el próximo 27 de marzo? Menudo subidón para la Marca España en Kodak Theatre.
Javier Bardem y Penélope Cruz han sido nominados a los premios Oscar en la categoría de mejor actor y actriz protagonista por sus trabajos en las películas Being the Ricardos y Madres paralelas. Enésimo reconocimiento internacional para la que, indudablemente, es nuestra pareja de actores más aclamada desde que el cine es cine. ¡Estrellas de Hollywood desde hace más de veinte años! Algo impensable a este nivel antes de que aparecieran ellos.