Labordeta, un extraordinario hombre sin más, ejemplo de "honestidad, coherencia y dignidad"

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Labordeta, siempre con Aragón por bandera. Profesor de instituto, poeta, escritor, ensayista, cantautor, comunicador, político. Un extraordinario hombre sin más que desborda a la persona para convertirse en una toma de tierra que encarna la voz de los desfavorecidos, de las minorías, de la España vaciada.

Doce años después de su desaparición el 19 de septiembre de 2010, conocemos también a José Antonio, el abuelo, padre y esposo a través del diario personal que él mismo escribió a lo largo de una década y que ve la luz ahora por mi primera vez. Su viuda, Juana de Grandes, ejerce como eje alrededor del cual rotan sus hijas y nietas en una narración ágil poblada de recuerdos.

"No era un hombre sin más, pero él pensaba que sí y actuaba como tal sin creerse más que nadie", apunta a infoLibre una de sus hijas, Paula Labordeta, codirectora de Labordeta, un hombre sin más, largometraje documental que llega este 23 de septiembre a los cines. "Es un viaje a la memoria familiar e histórica", apostilla el productor y también codirector, Gaizka Urresti.

Un gran recuerdo es el punto de partida de este proyecto, así como de la Fundación José Antonio Labordeta: la despedida en las Cortes de Aragón al político en una capilla ardiente por la que pasaron más de 50.000 personas. "Sabíamos que la gente le quería, pero no a ese nivel tan impresionante. En este mundo tan veloz, de informaciones que pasan tan rápido, no podíamos dejar caer la figura y la memoria de Labordeta", apunta Paula.

Pasados los complicados y prudenciales años de duelo por la pérdida irreparable del cabeza de familia, Paula propone a su madre y sus hermanas hacer el documental. Pero no solo contando la figura pública, sino "enseñando la intimidad para que se conozca por qué hacía las cosas". "No contar que cantaba el Canto a la libertad, sino por qué lo cantaba y en qué momento, sus sentimientos y sus dudas", explica.

Asiente sonriente Gaizka Urresti –ganador de un Goya en 2013 por el cortometraje Abstenerse agencias– mientras destaca que está todo "puesto en contexto" porque, a su juicio, en las biografías es "importante reflejar la época". Por eso, opina que es "maravilloso" que además de "emocionarte, entretenerte y divertirte", un documental sea capaz de hacerte "aprender un poco de historia". "Y es que la historia de mi padre no se puede separar de su tiempo", tercia Paula, para asegurar que "no se entendería su lucha y por qué el Canto a la libertad si estuviera viviendo un momento maravilloso".

Para contextualizar esta apasionante historia, los directores han contado con abundante material de archivo, desde grabaciones de RTVE y Aragón Televisión hasta registros particulares incluso registrados en Súper 8 de la época. Una búsqueda exhaustiva que Paula resume con una frenética anécdota: "Hay una foto del viaje de novios de mis padres en la que se ve a mi madre con un tomavistas. Gaizka me preguntaba todo el rato donde estaría eso, y yo no lo sabía. Pero con el documental prácticamente montando, fui a casa de mis padres a buscar no recuerdo el qué, abro un armario, y al fondo estaba el tomavistas. Cogí la caja llena de carretes y fui temblando hasta la productora. De ahí hemos metido cosas en la película en el último instante que no sabíamos que teníamos".

Uno de los grandes legados de Labordeta, que le hizo ser tan querido por gente de lo más variopinta, fue dignificar la condición de aragonés. A través del amor más puro por su tierra, conectó con todos sus conciudadanos en canciones tan emblemáticas como Aragón, en la que canta: "Polvo, niebla, viento y sol, y donde hay agua, una huerta; al norte, los Pirineos: esta tierra es Aragón".

En unos años en los que no existía el sentimiento de pertenencia a Aragón, él consiguió que "la gente se sintiera orgullosa de ser aragonés", tal y como afirma Paula: "La gente le estaba agradecida por dignificar ser aragonés. Eso es sentirte orgulloso de ser de un territorio complicado. Él lo que hizo fue dignificar ese territorio, porque además siempre decía que hablaba del paisaje y del paisanaje, porque no se pueden separar".

Y es que Aragón no sería lo que es hoy si no hubiera sido por Labordeta, quien dedicó su vida a la defensa y reivindicación de su tierra, espoleado por un personaje tan relevante como Eloy Fernández Clemente. Ambos se conocieron cuando el joven José Antonio llegó a Teruel como profesor, y fue allí donde empezó a nacer un sentimiento que sería troncal durante toda su vida.

"Cuando llega a Teruel mi padre es un intelectual, aunque suene pedante decirlo. Profesor de colegio –con alumnos tan dispares como Federico Jiménez Losantos o Joaquín Carbonell–, un hombre poeta con una gran biblioteca, que escuchaba a Bob Dylan... Pero no conocía Aragón, salvo el Pirineo por los veraneos en Canfranc", relata Paula.

Y prosigue: "Entonces no había ninguna lucha por la tierra ni nada por el estilo. La gente por lo general se marchaba a Cataluña o Valencia, y él tuvo la posibilidad, pero nunca se fue. En Teruel descubre a Eloy, que ama Aragón por encima de todo y tiene la obsesión de luchar para que Aragón esté en el mapa. Así, por su culpa y por la emigración, se da cuenta de que hace falta una lucha y una defensa del territorio. Se puede decir que el Aragón moderno lo crean ellos, pero porque Eloy persigue a mi padre para que él sea la punta de lanza, detrás de la cual hay mucha gente que consigue que el Aragón moderno esté ahí".

Vemos en el documental también al Labordeta cantautor que recorre Aragón de pueblo en pueblo con su guitarra y que termina compartiendo escenarios importantes con estrellas como Joaquín Sabina. O su deriva cada vez más política en los años del Partido Socialista de Aragón (en activo entre 1976 y 1983), seguida tiempo después de su llegada al Congreso de los Diputados y su labor televisiva en programas tan recordados como Un país en la mochila

"Todo está relacionado", plantea Urresti, quien resume: "Él cuando hace televisión está educando, y cuando está educando usa la cultura para enseñar. Cuando está cantando hace política, y cuando hace política lee poesía".

Se refiere el realizador con esto último a sus intervenciones en el Congreso durante los debates sobre la guerra de Irak, especialmente cruentos contra el presidente José María Aznar (de quien no tenía en absoluto un buen recuerdo, pues nunca le saludaba) y contra toda la bancada del PP, con especial tendencia por la burla y el alboroto en aquellos días convulsos.

Para posicionarse, José Antonio llegó a leer un poema de su hermano, Miguel Labordeta: "Asesinaos si así lo deseáis... Asesinaos, pero vosotros". El diputado culto, sin embargo, no pudo reprimir el exabrupto cuando en uno de esos debates, lejos de querer confrontar ideas, los populares se dedicaban a interrumpirle haciendo mofas. Así se llegó a uno de esos momentos para la posteridad que representaban claramente el sentir general: "Váyanse ustedes a la mierda".

Una respuesta entendible que "le salió del alma" porque él estaba "hasta los cojones del PP", en palabras de Paula. "Fue el grito de una población y por eso tuvo la repercusión que tuvo y no se quedó en una anécdota", añade, rememorando con buen tino que lo que pasó fue que "la gente sintió que si hubieran estado en la tribuna del Congreso hubieran dicho exactamente eso". "Se sintieron absolutamente identificados con él, y ahí te das cuenta de que una metedura de pata se convierte en una locura", apunta divertida, aún recordando que después, por la calle, "alguno le escupió y le intentó agredir", pero la mayoría le decían que había dicho lo que querían decir todos. "Fue un grito global", sentencia.

Labordeta no se ha callado ni muerto

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Para Urresti, en definitiva, José Antonio Labordeta demostró en aquellas sesiones que era "un profesor culto de historia, un buen parlamentario capaz de leer poesía y mandar a la mierda". Paula, por su parte, resalta que fue básicamente "un hombre bueno que mantuvo la dignidad toda su vida". "Es un ejemplo de honestidad y coherencia", remata el productor.

Antes de su estreno en salas el día 23, habrá un preestreno muy especial este lunes 19, aniversario de su muerte, en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Por allí pasará un importante plantel de invitados que, doce años después de su partida, le siguen recordando como el extraordinario hombre sin más que era: Yolanda Díaz, Irene Montero, Pilar Alegría, Miquel Iceta, Iñigo Errejón, Gabriel Rufián, Edmundo Bal, Mario Garcés, Amaral (que tocarán canciones de Labordeta con María José Hernández), Massiel, Ana Belén, Andrés Suárez, Inma Cuesta, Fernando Guillén Cuervo, Carmelo Gómez, Elvira Lindo, David Trueba o Pepa Bueno.

José Antonio Labordeta siempre está en el recuerdo, pero con este documental queda su vida contada para la posteridad. Porque, como apostilla Urresti para terminar, él personalmente siente "mucha tristeza cuando vas por la calle y no sabes de quién es ese nombre de una calle o una plaza". "Con el paso de los años, para la mayoría se queda en alguien anónimo que da nombre a una calle y, por eso, aparte de por todo lo que hizo, queremos dejar este legado para que la gente pueda seguir conociéndole", remata.

Labordeta, siempre con Aragón por bandera. Profesor de instituto, poeta, escritor, ensayista, cantautor, comunicador, político. Un extraordinario hombre sin más que desborda a la persona para convertirse en una toma de tierra que encarna la voz de los desfavorecidos, de las minorías, de la España vaciada.

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