LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

'Tiempos modernos', 'Germinal' o 'El buen patrón': doce películas para entender la lucha obrera

1

Este lunes 1 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Trabajadores, que conmemora la matanza de obreros en Estados Unidos en 1886 mientras reclamaban una disminución de la jornada laboral a ocho horas diarias. Desde entonces es una jornada de reivindicación para los trabajadores en general y el sindicalismo en particular, desde que el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional (París, 1889) lo estableciera como fecha de lucha reivindicativa y de homenaje a los mencionados Mártires de Chicago.

Así las cosas, el Primero de Mayo es un momento tan bueno como otro cualquiera para repasar cómo el cine ha inmortalizado la lucha obrera a través de un puñado de películas imprescindibles.

EN LOS MÁRGENES (Juna Diego Botto, 2022)

La ópera prima como director de Juan Diego Botto refleja el drama de los más de 40.000 desahucios que se producen al año en España. Una historia de pobreza, de vidas empujadas a los márgenes de la sociedad por la voracidad del sistema. Penélope Cruz lucha por salir a flote con escasa empatía en su entorno laboral mientras su marido, encarnado por el propio Botto, pierde la esperanza en trabajos igualmente precarios. La esperanza la pone Luis Tosar, un abogado activista que se ve en la encrucijada de tener que decidir entre su compromiso con los demás y su relación de pareja. 

EL BUEN PATRÓN (Fernando León de Aranoa, 2021)

Las relaciones laborales puestas en el epicentro de un huracán en una fábrica de básculas cualquiera, con un inefable Javier Bardem como empresario local de éxito. Imposible no identificarse con el empleado despedido que decide hacer un piquete en la entrada y que molesta muchísimo al jefe del tinglado e, incluso y reveladoramente, a algunos de sus antiguos compañeros. De alguna manera, Fernando León de Aranoa cierra aquí el ciclo empezado con otra gran película de temática laboral, Los lunes al sol (2002).

LA CUADRILLA (Ken Loach, 2008)

La privatización de la British Rail, la empresa de ferrocarriles estatal del Reino Unido, cambia de un plumazo la vida de los trabajadores. Hay que decidir si se aceptan las nuevas condiciones, que incluyen vacaciones no remuneradas o pago según el trabajo realizado, o decantarse por aceptar una indemnización, ser despedidos y pasar a ser eventuales en una agencia de trabajo temporal. Uno de esos dramas sociales de Ken Loach que nos recuerdan, por si alguien lo olvida alguna vez, la rutinaria fragilidad de los trabajadores.

LAS UVAS DE LA IRA (John Ford, 1940)

La tierra prometida puede estar cerca o puede estar en ninguna parte. Eso es lo que descubre esta familia de granjeros de Oklahoma comandada por Tom (Henry Fonda) y Ma Joad (Jane Darwell) que es expulsada de su tierra por la sequía en la década de los treinta, tras el crack del 29. California parece ser el paraíso, pero es probable que tan solo sea otro espejismo. John Ford ganó el Oscar a Mejor Director por esta cinta basada en la novela homónima de John Steinbeck, que había obtenido por ella a su vez el premio Pulitzer.

TIEMPOS MODERNOS (Charles Chaplin, 1936)

Un clásico atemporal que demuestra el poder inherente al cine, justo en el momento en el que pasa de mudo a sonoro, como medio para contarnos todo sobre nosotros mismos. Charlot habrá pasado a la historia como un cómico, pero en esta tragicomedia hay una clara denuncia social al relatar las condiciones desesperadas de las que era víctima un obrero metalúrgico en la época de la Gran Depresión debido a la eficiencia de la industrialización y la producción en cadena. Es, en definitiva, una rotunda crítica al sistema capitalista de la época.

LA CLASE OBRERA VA AL PARAÍSO (Elio Petri, 1971)

La historia de un joven treintañero que trabaja en una factoría al servicio de las maquinarias pesadas bajo el duro sometimiento de la esclavitud del salario. Hasta que un día toma conciencia de su condición como una simple herramienta en el proceso de producción, lo que le convierte, por tanto, en reemplazable. A partir de ahí entabla relación con los sindicalistas y la fábrica se transforma en una suerte de prisión de la que nadie puede escapar. La lucha de clases hecha película.

HOY EMPIEZA TODO (Betrand Tavernier, 1999)

Una oda a los profesores en este drama social protagonizado por el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director se hace cargo de los pequeños y solicita la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. Una crítica a la burocratización del sistema de asistencia social, que al mismo tiempo llama a mejorar la sociedad desde dentro, ayudándonos unos a otros.

EL MÉTODO (Marcelo Pineyro, 2005)

Basada en la popular obra de teatro El método Grönholm, esta cinta retrata todo lo despiadado que puede llegar a ser un proceso de selección para un puesto laboral, más aún si se deja en manos de los propios aspirantes. Una denuncia del individualismo y el egoísmo imperante en nuestros días, así como de un mercado laboral que obliga a competir como consecuencia directa del capitalismo moderno. Un sálvese quien pueda de manual.

FULL MONTY (Peter Cattaneo, 1997)

La reconversión industrial transformó a la esplendorosa Sheffield de los años setenta, motor del desarrollo económico del norte de Inglaterra, en una ciudad degradada donde la prosperidad no es más que un eco de un pasado cada vez más irrecuperablemente lejano. El desempleo trae consigo la desilusión generalizada en multitud de vidas rotas pero, en semejante contexto, surge la innovación, la originalidad y el humor cuando el protagonista, uno de tantos trabajadores en paro, decide juntar y encabezar un grupo de stripers para conseguir algo de dinero. Y resulta que, después de todo tipo de vicisitudes, la idea no era tan descabellada y la cosa funciona... a su manera.

DOS DÍAS, UNA NOCHE (Hermanos Dardenne, 2014)

Poner a prueba la improbable generosidad de los demás. A eso se enfrenta una joven esposa y madre (Marion Cotillard) que trabaja en una pequeña fábrica de paneles solares en una ciudad industrial de Bélgica, y que para afrontar una depresión se ve obligada a pedir una baja laboral. En su ausencia, sus compañeros se organizan para cubrirla hasta tal punto que la fábrica les ofrece una prima de 1.000 euros a cada uno a cambio del despido de su compañera quien, al regresar, visitará a todos ellos durante un fin de semana para convencerles de que renuncien a ese dinero para así poder recuperar su puesto de trabajo.

GERMINAL (Claude Berri, 1993)

Juan Diego Botto: "Hemos dejado de empatizar con las personas que sufren un desahucio"

Ver más

Una zona minera al norte de Francia a finales del siglo XIX. Condiciones de vida inhumanas, desprecio total de los trabajadores. Una revuelta para reclamar salarios más altos, una huelga que la clase burguesa soluciona trayendo como sustitutos a mineros belgas. Enfrentamientos con los militares que vigilan las minas. Enfermedades, hambre, tiroteos. Lejos de mejorar, la situación empeora cuando los obreros tienen que regresar a sus puestos de trabajo cobrando aún menos dinero. Desesperación, sabotajes, muertes. La lucha obrera en toda su crudeza.

LA SAL DE LA TIERRA (Herbert J. Biberman, 1954)

Discriminación en su máximo esplendor. Película basada en un hecho real acontecido en 1951 en la mina de zinc Empire Zinc Company, ubicada en Bayard (Nuevo México), en la que los obreros de origen mexicano-estadounidense cobraban menos que los anglosajones, aún haciendo exactamente el mismo trabajo. La consecuencia de este maltrato fue una huelga por la igualdad y los derechos, si bien los esposos no querían que sus mujeres participaran, lo cual introduce el tema de la emancipación de la mujer, así como la reproducción de la discriminación en el seno de las propias familias obreras.

Este lunes 1 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de los Trabajadores, que conmemora la matanza de obreros en Estados Unidos en 1886 mientras reclamaban una disminución de la jornada laboral a ocho horas diarias. Desde entonces es una jornada de reivindicación para los trabajadores en general y el sindicalismo en particular, desde que el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional (París, 1889) lo estableciera como fecha de lucha reivindicativa y de homenaje a los mencionados Mártires de Chicago.

>