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Damien Hirst, de ‘showman’ a galerista

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Francisco Chacón

Damien Hirst ha vuelto a cruzar un umbral: convertirse en juez y parte del arte contemporáneo. Casi 20 años después de su primera exposición para la galería más poderosa e influyente del mundo, Gagosian, el enfant terrible británico se lanza a poner en pie su propio espacio.

"No más intermediarios", ha pensado este cincuentón de oro, siempre encantado de protagonizar golpes de efecto para incrementar sus cuentas corrientes. Por algo es una especie de Robbie Williams de la pintura y la instalación. Tan showman, tan controvertido y tan experto en marketing como él.

La Newport Street Gallery acaba de abrir sus puertas al sur de Londres, en la zona de Lambeth y muy cerca de la Tate Britain. Ocupa cinco antiguos almacenes industriales, reciclados para que el cotizado artista pueda exponer de forma gradual las casi 3.000 piezas que acumula como coleccionista.

La primera exposición supone una reivindicación en toda regla del pintor abstracto John Hoyland, fallecido hace cuatro años y uno de sus favoritos. Es la antesala de lo que mostrará a partir de 2016: Picasso, Francis Bacon, Richard Prince, Jeff Koons, Sarah Lucas, Richard Hamilton, Tracey Emin, Gavin Turk o Banksy.

Este es el penúltimo capricho de Hirst, acostumbrado a epatar al mundo del arte con sus ocurrencias, herederas de la vocación provocadora de Duchamp y de la frivolidad de Warhol.

Sus tiburones en formol irrumpieron con gran sorpresa en el circuito y, desde entonces, no ha dejado de sorprender siempre que ha tenido ocasión, como hemos podido comprobar en diversas ediciones de ARCO.

Pero la exposición más especial del artista se celebró nada menos que en el Rijksmuseum de Ámsterdam, el hogar de Rembrandt. Corría el invierno de 2008 y allí nos plantamos para ser testigos del impacto que generaba su icónica creación cumbre: la calavera de diamantes. Alrededor de esta criatura, la maravillosa pinacoteca situada junto al Museo Van Gogh le dio carta blanca para que él mismo la arropase con obras maestras del siglo XVII seleccionadas de su impresionante legado histórico.

No sólo fue todo un éxito internacional, sino que calló muchas bocas: las de quienes dudan del bagaje cultural del aparentemente superficial artista. Así, pudimos asistir a una fastuosa sucesión de lienzos con calaveras en escena. Era como reconocer: "De aquí vengo yo".

Tal vez la explicación a sus delirios creativos sea que Hirst proviene de la extraña ciudad de Bristol, cuna de Robert Wyatt, Massive Attack, Portishead, Tricky, Bananarama, Tears For Fears, Pigbag, Gary Clail, Maximum Joy, Fuck Buttons, Roni Size, Ben Westbeech o el mismísimo Banksy.

Damien Hirst ha vuelto a cruzar un umbral: convertirse en juez y parte del arte contemporáneo. Casi 20 años después de su primera exposición para la galería más poderosa e influyente del mundo, Gagosian, el enfant terrible británico se lanza a poner en pie su propio espacio.

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