Hugh Laurie es de Oxford. Pero cuando el doctor House da rienda suelta a sus impulsos musicales, se rinde a los efluvios del Mississippi. Se sienta al piano y su flema típicamente británica se recubre de una neblina blues que sobrevuela su segundo disco, Didn'it rain.
De nuevo se pone en manos del productor Joe Henry, con quien ya trabajó en Let them talk tras comprobar su solvencia en grabaciones exquisitas de Allen Toussaint, Solomon Burke, Jim White o Billy Bragg.
Suenan Kiss of fire (versión del tango El choclo) y The weed smoker dream, con el acompañamiento vocal de la cantautora guatemalteca Gaby Moreno, emparentada con la clase innata de Pink Martini. Suena Vicksburg blues y escuchamos al mismísimo Taj Mahal, todo un clásico del género.
Cuando Hugh Laurie se coloca al micrófono, no hay rastro de impostura. Lo suyo no es el típico caso de actor metido a músico por capricho. Al contrario, él mismo ha declarado que el blues anida en su corazón desde hace años y el desmesurado éxito de la serie House no ha hecho sino reactivar su otra facetaHouse.
La autenticidad asoma entre la colección de 13 canciones. Se incluyen adaptaciones de pioneros del blues como W C Handy o Jelly Roll Morton y, cómo no, guiños a su ídolo Dr. John, el hechicero del sonido de los pantanos que rodean a la mítica Nueva Orleáns.
“Decidí adentrarme más en las profundidades de la música americana, en la música que me ha marcado desde que era pequeño”, ha declarado el propio Laurie, también novelista ocasional y seguidor acérrimo del Arsenal, uno de los equipos británicos de fútbol con más pedigrí.
Sus fans no dejan de preguntarse si House regresará a la pequeña pantalla después de ocho temporadas de andadura. Pero, de momento, ese anhelo tendrá que esperar.
Hugh Laurie es de Oxford. Pero cuando el doctor House da rienda suelta a sus impulsos musicales, se rinde a los efluvios del Mississippi. Se sienta al piano y su flema típicamente británica se recubre de una neblina blues que sobrevuela su segundo disco, Didn'it rain.