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La estrella del rock que desafía sin pudor a Putin

Francisco Chacón

Andrei Makarevich es algo así como el Miguel Ríos o el Johnny Halliday de Rusia. Ya era una estrella del rock en la Unión Soviética y se le veneraba como a un verdadero gurú... hasta hoy. Su concierto benéfico del pasado 12 de agosto a favor de los niños ucranianos desplazados por la intervención de Moscú le ha granjeado el cartel de 'persona non grata' por el régimen de Vladimir Putin, en una muestra de que su férreo control se extiende cada vez más al mundo de la cultura.

No se le perdona que, a sus 60 años, haya osado posicionarse contra la política de ocupación promovida en Crimea y el este de Ucrania. Su polémica actuación, seguida por miles de personas, se celebró entre las ciudades de Donetsk y Lugansk, en una zona dominada por el Ejército de Kiev. Allí viven numerosos ciudadanos huidos de sus casas a consecuencia de un conflicto atascado y de difícil solución mientras la Unión Europea no se atreva a plantar cara de verdad a Putin (las sanciones impuestas tienen un 'efecto boomerang', pues Rusia veta ahora las frutas y verduras procedentes de Bruselas).

Andrei Makarevich se encuentra en la cúspide del olimpo musical del gigantesco país desde que formó el grupo Mashina Vremeni (Time Machine) en 1969. También acumula una larga ristra de discos en solitario y, en 2009, realizó un álbum a dúo con el mismísimo Mijail Gorbachov, ex secretario general del Partido Comunista de la URSS, ex presidente soviético, Premio Nobel de la Paz y actual líder de la Unión de Socialdemócratas, partido opositor al todopoderoso Putin.

Un portavoz de Rusia Unida, Eugueny Fedorov, acaba de proponer que se le despoje al rockero de todas sus medallas oficiales, para lo cual defiende un cambio de la ley con el fin de permitir semejante arbitrariedad.

El nacionalista Eduard Limonov califica a Makarevich de “idiota con el pelo gris que nos insulta al ponerse de lado del corrupto régimen ucraniano”. Y agrega: “Si es necesario, mostraremos al mundo que él no es más que un paria”. Totalmente de acuerdo con la infamia se declara el cineasta Nikita Mikhalkov, siempre dispuesto a entretener y adoctrinar a los espectadores con superproducciones de corte patriótico.

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Los principales apoyos al cantante provienen de las redes sociales, encabezados por el escritor Boris Akunin, según se hizo eco BBC World News. No obstante, el protagonista está siendo ampliamente vilipendiado y se teme que deba exiliarse si no se calman las aguas.

La hostilidad hacia el músico, poeta y pintor arrancó el pasado mes de marzo, cuando participó en una manifestación a favor de Ucrania donde hasta se colocó unos lazos con los colores de la bandera de ese país de la órbita ex soviética.

Es la bofetada cultural más grave a la que se enfrenta Moscú desde el órdago lanzado por el colectivo punk feminista Pussy Riot, nuevo fichaje de Kevin Spacey para su serie de televisión House of cards.

Andrei Makarevich es algo así como el Miguel Ríos o el Johnny Halliday de Rusia. Ya era una estrella del rock en la Unión Soviética y se le veneraba como a un verdadero gurú... hasta hoy. Su concierto benéfico del pasado 12 de agosto a favor de los niños ucranianos desplazados por la intervención de Moscú le ha granjeado el cartel de 'persona non grata' por el régimen de Vladimir Putin, en una muestra de que su férreo control se extiende cada vez más al mundo de la cultura.

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