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Juan Torres López: "La renta básica no es necesariamente una idea de izquierdas"

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El economista Juan Torres López (Granada, 1954) ha escrito un libro sobre la renta báscia titulado La renta básica en el que no queda del todo claro si está exactamente a favor o en contra de la renta básica. Esta aparente rareza no lo es tanto si se mira al subtítulo del volumen, editado por Deusto: ¿Qué es, cuántos tipos hay cómo se financia y qué efectos tiene? El catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla pretende explicar una medida que considera, sobre todo, "polémica" y "compleja". Para ello, recorre la historia filosófica y política de la medida, retrotrayéndose hasta la Antigüedad, traza el abanico de las distintas formas de renta básica que existen y pone en la balanza sus posibles efectos (nunca medidos científicamente) sobre la economía y el bienestar de los ciudadanos. 

Torres López explica, a lo largo del libro, la idea de la renta básica como una "herencia común" que repartiría unos recursos comunes que se encuentran distribuidos de manera muy desigual. Y con esta idea el catedrático parece amable. Es cierto que Torres López fue autor, junto con Vicenç Navarro, del documento económico que serviría a Podemos para elaborar su programa. Y Podemos quizás sea el partido que haya quedado más ligado a esta idea —aunque no haya sido el único ni el primero en proponerla, como apunta el economista—. Pero en este documento, ya no aparecía la renta básica, sino una renta mínima garantizada. Al final del libro, Torres asegura que "parece cada día más evidente que es imprescindible recurrir a algún tipo de modalidad de garantía de ingreso". Cuál será esta garantía, eso es algo que a su juicio "sólo puede venir de un juicio colectivo basado en la preferencia social". Y él mismo es autor del libro Economía para no dejarse engañar por economistas, así que habrá que tomarlo todo con un grano de sal. 

Pregunta. La renta básica, ¿es una idea inherentemente de izquierdas?

Respuesta. Eso, que es lo que la gente cree, considero que no es necesariamente así, que la renta básica no es necesariamente una idea de izquierdas. Ideas de renta básica hay desde muy antiguo, y no se podría decir que Arístides Lisímaco era de izquierdas. La idea de proporcionar a la gente un ingreso mínimo ha estado en el pensamiento religioso e incluso en el pensamiento liberal. Ni siquiera creo que la propuesta inicial de renta básica universal, en el contexto del neoliberalismo, se pueda considerar como una propuestas ideológicamente de izquierdas. Otra cosa es quienes defienden la renta básica universal como herramienta de lucha contra el capitalismo. Pero no creo que pueda decirse que intrínsecamente sea una idea de izquierdas.

P. Pero sí que parece haber, en los antecedentes que menciona, una idea común de resolver una injusticia con respecto a la propiedad, o una idea de solidaridad e igualdad, que solemos asociar a la izquierda.

R. En ese sentido, sí. Pero en todo caso quizás sea más de izquierdas la universalidad. Acabar con la injusticia también se puede presumir que lo busca otra gente, no solo la izquierda. Ahora bien, la universalidad de un pago monetario... ¿es de izquierdas? Hay ultraliberales que más o menos defienden algo parecido. Entre un impuesto negativo sobre la renta y una renta básica universal financiada a través del impuesto sobre la renta, la diferencia existe, pero no es sustantiva. El impuesto negativo sobre la renta es una idea liberal, y la renta básica universal… ¿es de izquierdas? Es el problema que tiene tratar de catalogar.

P. Si existe la idea de una renta básica desde la antigua Grecia, ¿por qué ha habido tan pocas propuestas prácticas, y aún menos aplicaciones de esas ideas?

R. En gran medida, es porque es difícil saber cuáles van a ser los resultados. La controversia honesta sobre cuáles van a ser los efectos de la renta básica universal es muy grande. Eso ha sido seguramente lo que ha frenado su puesta en marcha. Y, en segundo término, porque tiene mucho que ver con cuestiones morales y éticas de importancia, lo que hace muy difícil el consenso. La salud universal implica una preferencia ética, pero parece más cruda, parece que está claro que es justo que a una persona enferma se la atienda en un hospital a cambio de nada (aunque vemos, últimamente, a gente que no lo tiene tan claro). Sin embargo, dar una ayuda monetaria a cambio de nada tiene una implicación de juicio moral bastante aguda, y eso ha hecho que las sociedades hayan tenido miedo a presentar el debate. En Estados Unidos, cuando hubo algunas propuestas en la época de Nixon, la polémica fue brutal. Tan brutal que los demócratas retiraron la experiencia porque se les iban las elecciones. Eso de que darle dinero gratis a la gente crea vagos, esa idea es tan polémica que la gente tiene mucho miedo a afrontarla. Y, por último, porque es una medida que, sea como sea que se aplicara, es costosa, aunque quizás no más que otras que se pudieran aplicar. Cuando hay más recursos se ve más innecesaria, y cuando hay menos recursos es más difícil financiarla.

P. La financiación de la renta básica se suele esgrimir como el primer argumento contra ella: es utópico, no puede financiarse. Usted no está de acuerdo.

R. Yo creo que la renta básica se puede criticar por muchas razones, pero decir que no se puede financiar es un argumento de lo más pobre. En el mundo hay 10.000 billones de dólares al año en transacciones financieras [Torres López es militante de ATTAC, siglas de Asociación para una Tasación a las Transacciones Financieras y Acción Ciudadana]. Con una tasa de 20 céntimos por cada 100 dólares, se podría financiar todo el gasto público del mundo. Es verdad que es un ejemplo de brocha gorda y todo lo que se quiera, pero es verdad que en el mundo no hay escasez de recursos para financiar estas cosas. Esto no es admisible: cuando hay 200 y pico personas que tienen los ingresos y la riqueza de la mitad de la población mundial, decir que no hay recursos, eso no encaja. Hay formas de financiarlo. Está el impuesto sobre las transacciones financieras. O se puede hacer a través de creación monetaria. Pero el argumento de que no hay recursos, que es lo primero que se enseña a la gente que empieza a hacer un curso de Economía, no es verdad. Sí es verdad que no hay recursos sin cambiar los parámetros de la redistribución y sin cambiar la posibilidad de obtener recursos de lo que no se quiere tocar, que es la riqueza financiera.

 

P. Cuando repasa el abanico de las distintas posibilidades de renta básica, se pregunta si no es la idea del trabajo garantizado una renta básica condicionada, condicionada a trabajar. ¿Por qué no solemos considerarla así?

R. Los políticos nos prometen pleno empleo en el sentido de crear las condiciones para que las empresas creen trabajo. Pero es verdad que, cuando pueden, recurren a fórmulas para crear trabajo garantizado. Durante la crisis, el Plan E lo puso el Partido Socialista, pero si hubiera estado el Partido Popular hubiera hecho exactamente igual. Y de hecho ha habido estrategias, en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, y en otros países, donde la garantía de trabajo en realidad era una renta estatal condicionada. La diferencia es que la condición es el trabajo, pero es una renta que no es mercantilizada. Cuando se han encontrado con un paro masivo, lo han hecho. Es una fórmula que no obliga a entrar en la discusión anterior: “Me estoy gastando dinero, pero estamos haciendo una carretera”. Y tú dices, oiga, pero es que hay 20 personas para hacer un metro. Bueno, parece que está un poquito más justificado.

P. Cuando se mete la condición del trabajo, estamos más dispuestos a aceptar la idea de la renta básica. ¿Qué sucede con el valor del trabajo que nos hace entender que si no trabajamos no tenemos derecho a que el Estado nos pague?

R. Somos una civilización basada en la compra y venta del trabajo, se supone que el trabajo es nuestra gran riqueza, y efectivamente la mayoría de la gente obtiene sus ingresos del trabajo. Pero no necesariamente la felicidad. El ingreso se asocia al trabajo, pero al trabajo remunerado, porque una mujer trabaja para su familia y no se considera trabajo, se dice que es inactiva. La polémica de la renta básica tiene que ver con una concepción civilizatoria de nuestro mundo: ¿vamos  a seguir entendiendo como trabajo, como valioso, como economía, solo lo que tiene que ver con lo monetario? Si contempláramos la economía en un sentido más amplio y auténtico, desaparecería esa frontera y lo veríamos con naturalidad. A lo mejor una persona que se está dedicando a crear Harry Potter está haciendo algo productivo. Son casos rebuscados, pero ¿por qué disfrutar del tiempo no es un valor económico? Porque no queremos, porque le hemos dado valor económico solo a lo que tiene expresión monetaria. Pero así a lo mejor le estamos quitando valor a lo que realmente tiene valor en la vida.

P. El concepto de renta básica universal parte de la creencia de que alguien que es capaz de trabajar y alguien que no, o alguien que quiere hacerlo y alguien que no, se merecen el mismo acceso a unos mínimos materiales. ¿Pone a prueba nuestra creencia de eso de que “todos los seres humanos son  iguales”?

R. Claro, y eso tiene que ver con otros debates filosóficos. ¿Es lo mismo combatir la desigualdad que aspirar a la igualdad? Y la igualdad, ¿en qué sentido? Quienes defienden la renta básica dicen que no es que aspiren a la igualdad plena, sino partir del mismo suelo. Que es criticable también: ¿ese suelo lo da una simple ayuda monetaria? Es discutible. Ayuda, ¿pero es suficiente? Una renta básica si no hubiera al mismo tiempo una provisión de bienes públicos sustanciales, ¿sería capaz de mantenerse sola? Seguramente no. Y por el hecho de dar una ayuda monetaria, ¿resuelves que todo el mundo parta de las mismas condiciones? También es discutible. Es una idea muy polémica, técnica y filosóficamente.

P. Una de las ideas de los detractores de la renta básica universal es que si los trabajadores la reciben, ya no querrán trabajar. Pero usted defiende que esto no sería exactamente así.

R. Yo creo que ni las experiencias que ha habido ni el sentido común permiten decir que las personas, por el hecho de recibir una renta básica, van a estar desincentivadas para trabajar. Puede haberlas, podría ocurrir que algunas personas acostumbradas a salarios mínimos no aceptaran ingresos más bajos. Pero que eso sea un fenómeno generalizado, no lo creo. En segundo lugar, creo que sería positivo que la gente trabajara menos o pudiera complementar la renta con otro tipo de trabajo, a tiempo parcial deseado. En todo caso, también es cierto que habría que ver, según la cuantía de la renta, si este desincentivo sucedería o no. Cito una encuesta en Alemania muy curiosa, en la que se preguntaba: “¿Usted cree que si hubiera una renta básica sus compatriotas dejarían de trabajar?”. Un porcentaje alto decía que sí. Pero luego preguntaban: “¿Y usted dejaría de trabajar?”. Un porcentaje alto decía que no. Tenemos la experiencia de los subsidios de desempleo. Hay gente que para criticar rentas mínimas o el PER en Andalucía dice que la gente se busca otro trabajo en negro. Pero ¿en qué quedamos? ¿En que no quieren trabajar o en que se buscan dos trabajos? O criticamos una cosa o criticamos otra.

P. Otra cuestión es si todo el mundo debería recibir la renta básica, se tenga el dinero que se tenga. ¿Un miembro de la Casa de Alba tendría que recibir la renta básica?

R. Los defensores de la renta básica la ven como una “herencia común”. Para distribuir la herencia de un padre o de un abuelo, no se pregunta a los hijos o los nietos cuánto han hecho o cuánto tienen. La herencia se divide en cinco partes, y ya. Eso nadie lo pone en cuestión, pero la renta básica sí se pone en cuestión a nivel social porque no se entiende como el reparto de una herencia. Además, si se financia con un impuesto sobre la renta, la Casa de Alba será pagadora de esa renta. El contraargumento sería: si vas a recibir una renta básica y luego vas a devolverla mediante impuestos, ¿por qué tienes que recurrir a la renta básica y no te conformas con el impuesto? Porque simplifica la recaudación. La defensa de la universalidad es por labores filosóficas, por razones económicas de ahorro y por razones prácticas. El argumento filosófico, lo compartes o no, pero el económico se puede medir: si eliminas la burocracia, te ahorras un montón de dinero en otro tipo de ayudas, que las puedes evitar. Ahora bien: ¿el efecto redistributivo es deseable, es soportable? Eso es lo que hay que resolver. En los modelos que se han hecho de la renta básica en España, pagada a partir de impuestos sobre la renta, se empieza a ser pagador a partir de sueldos de 30.000 o 40.000 euros al año. ¿Son ricos? Bueno, depende de con quién lo compares. Es difícil de resolver.

P. Luego hay ciertos partidarios de la renta básica que aceptan que no se proponga el trabajo como condición para recibirla, pero que defienden que sí se tendrían que cumplir ciertos requisitos, como servicios a la comunidad. ¿Qué problemas plantea la condicionalidad?

R. Primero, de seguimiento: tienes que montar un aparato administrativo importante. Segundo: si voy buscando un suelo igual para todos, no tengo que distinguir. Curiosamente, en eso la no condicionalidad coincide con el impuesto negativo sobre la renta: yo te devuelvo hagas tú o no hagas. Es una manera de simplificar. Y si lo que queremos asegurarnos es que la renta básica no va para vagos y maleantes, o para vicios… entonces eso nos obligaría a replantearnos gran parte de las ayudas que da el Estado.

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P. ¿Cuál es la relación entre la renta básica y el feminismo? Parte del feminismo la defiende.

R. Con argumentos de género, la posición ante la renta básica es muy complicada. El feminismo que defiende que lo prioritario es incorporar a las mujeres al mercado laboral, puede pensar que una renta básica ata a las mujeres al trabajo doméstico. Desde otro punto de vista, puede decir que una renta básica permitiría que las mujeres tuvieran autonomía financiera, personal y una mayor capacidad de decisión en el hogar, con lo cual su capacidad de decisión es mayor. Desde esto, podríamos decir que hay una posición más bien mayoritaria en contra, porque consideran que podría ser un desincentivo al empleo remunerado. Pero hay otro feminismo, muy pujante últimamente, que se pregunta qué de malo tiene dedicarse al cuidado, si el cuidado es una actividad económica más y además es satisfactoria. Para este feminismo, podrías considerar que la renta básica permite que las mujeres decidan libremente dedicarse al hogar. Y puede haber posiciones intermedias: las mujeres están más condenadas al trabajo parcial indeseado; una renta básica, ¿qué haría? ¿Facilitaría que el trabajo parcial fuera más deseado? ¿O las especializaría más? ¿O aumentando la capacidad negociadora de la mujer y dándole al hombre la posibilidad de tener renta básica y trabajo parcial, no igualaría la situación? ¿Daría más libertad a la mujer para divorciarse, por ejemplo? No lo puedes saber. El trabajo empírico no está claro. Y el movimiento feminista, en esto, está muy dividido. 

 

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