Cuando el 1 de diciembre de 2007, ETA asesinó a los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno en el parking de una cafetería de Capbreton, sur de Francia, los investigadores quedaron sorprendidos. Por un lado, ETA volvía a matar en suelo francés después de 1976, y, además, lo hacía de una forma repentina e improvisada.
Normalmente, los atentados de la banda terrorista han venido precedidos de meses de estudio, vigilancia y seguimiento de los objetivos, periodos que en algunos casos han durado años. Así fue en el caso del atentado más emblemático de ETA: la voladura del coche del presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco, en diciembre de 1973. Concebido en 1971 como un secuestro al vicepresidente del Gobierno de Franco con idea de exigir un intercambio de prisioneros, el aumento de la escolta tras su ascenso a presidente en junio del 73, hizo a ETA optar por el asesinato.
En Capbreton las cosas fueron tan diferentes que ni siquiera las detalladas pesquisas francesas y españolas han conseguido despejar algunas de las dudas. ¿Fue premeditado? ¿Una coincidencia fatal? Dado que la orden de matar sólo puede darla la cúpula, ¿estuvo el líder militar de la banda aquella mañana en la cafetería Les Erceuils?
Ruptura de la tregua
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El atentado, producido un año después de la ruptura de las conversaciones entre ETA y el Gobierno de Zapatero tras el atentado de la T4, supuso la consolidación al frente de la banda de una nueva generación joven y fanatizada, crecida al calor de la kale borroka y nucleada alrededor de Garikoitz Azpiazu, alias Txeroki. Atrás quedaban algunos históricos, más inclinados a la negociación, como el sempiterno Josu Ternera.
Se publica ahora en España el libro Los de la ETA han asesinado a tu hijo(Libros del KO), del experto en seguridad José Antonio Gutiérrez y del periodista Daniel Fernández, una crónica exhaustiva de las semanas previas y posteriores al doble asesinato, y que narra con precisión sumarial no sólo las muertes de los guardias civiles y las huidas infructuosas de los etarras, sino también los meses previos de lucha interna en ETA por el liderazgo, así como la soterrada rivalidad entre la Policía Nacional y la Guardia Civil en la lucha contra la banda terrorista. No hay conclusiones definitivas a las preguntas que planteó el atentado a los responsables antiterroristas, aunque la precisión de las investigaciones y el ritmo de thriller dibujan un cuadro general solvente y muy instructivo del juego del gato y el ratón entre ETA y las Fuerzas de Seguridad, así como el desarrollo interno de un proceso de negociación del que apenas sabemos nada. crónica exhaustiva de las semanas previas y posteriores al doble asesinato
thriller cuadro general solvente y muy instructivo del juego del gato y el ratón gato y el ratón
Cuando el 1 de diciembre de 2007, ETA asesinó a los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno en el parking de una cafetería de Capbreton, sur de Francia, los investigadores quedaron sorprendidos. Por un lado, ETA volvía a matar en suelo francés después de 1976, y, además, lo hacía de una forma repentina e improvisada.