Leandro Pérez novela una "España represiva y terrible" a raíz del triunfo imaginado del 23F
Imagina que hay otra España tras el triunfo del Golpe de Estado del 23F. Es febrero de 1981 y el país vive sumido en una dictadura militar con Jaime Milans del Bosch como el caudillo que sigue los pasos de Franco y Antonio Tejero es el director general de la Guardia Civil.
Y aún hay más, tal y como resume a infoLibre Leandro Pérez, autor de La última noche de Libertad Guerra (Editorial Planeta), una "novela que parte de un acontecimiento histórico" al que le da una "vuelta" total: "Imagino también que la noche del 23F mueren Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el general Gutiérrez Mellado en el Congreso de los Diputados".
Pero es que sigue habiendo todavía más, pues esa misma noche es ajusticiado el Rey Juan Carlos, "al que posteriormente la Hispapedia le llama Juan Carlos I El Breve". A partir de semejante panorama, construye Pérez la historia de una serie de personajes de ficción en una "España muy represiva y terrible que está viviendo otra dictadura".
La protagonista es, claro, Libertad Guerra, periodista cultural del diario Pueblo, en Madrid. Su padre fue un poeta rojo y en Lerma, su pueblo, acosan a su madre. Mientras agoniza la Movida de los ochenta, la joven tiene un inesperado encuentro amoroso con Imanol, un vasco aspirante a actor (personaje inspirado por Imanol Arias, aunque marcando las distancias). A las pocas noches, la policía le detiene en una de sus habituales redadas y desaparece. Pero ella no está dispuesta a olvidarle.
"Yo creo que no es tanto una novela política como una historia de amor", asegura el periodista y escritor, quien define a Libertad Guerra como "libre y guerrera a su pesar", pues se ve "sometida de manera inesperada" en un momento en el que está centrada en la música, disfrutando de la vida cultural de la ciudad, y le encantaría cubrir las visitas de Bruce Springsteen a Barcelona y The Clash a Madrid. Ambas reales, en abril de 1981, como tantas otras referencias detallistas que ayudan a contextualizar la ficción en nuestra realidad compartida.
El 23F tiene ese punto mítico en la memoria de todos y, por fortuna, no pasó lo que yo cuento, aunque pudo pasar desde el momento en el que entra gente con metralletas en un lugar donde el resto están desarmados
"Una España de pesadilla", en definitiva, aunque por fortuna "inventada" en su imaginación. "Ojalá no pase nunca, ojalá siempre seamos un país democrático, pero creo que incluso el país más democrático del mundo puede ser amenazado por fuerzas oscuras y tenebrosas. Ya sean de un lado del tablero o de otro. Lo vemos en países que han estado o están en una transición a la democracia como la que vivimos nosotros entonces y que, por lo que sea, se convierten de nuevo en dictaduras terribles. Es una amenaza real que siempre está ahí, ya sea a través de un populismo de derechas, de una dictadura de izquierdas o de un integrismo religioso", reflexiona.
La novela llega en un momento muy propicio, pues este mismo miércoles se cumplen 41 años del 23F, "uno de esos pocos días inolvidables" en la historia de España incluso aunque no los hayamos vivido: "Esta fecha tiene ese punto mítico en la memoria de todos y, por fortuna, no pasó lo que yo cuento, aunque pudo pasar desde el momento en el que entra gente con metralletas en un lugar donde el resto están desarmados".
El personaje de Libertad nace de una frase de la primera novela de Rosa Montero, Crónica del desamor, que el autor cita de memoria: "La cama está ahí tan sola que por la noche caben en ella muchas pesadillas". "Pero Libertad no es Rosa Montero, ni es una Almudena Grandes, aunque me he acordado mucho de Las edades de Lulú al escribir esta novela por el sentido de liberación", señala Pérez, quien aclara que tampoco es Julia Navarro, Carmen Rigalt, Rosa Villacastín ni ninguna de las periodistas que trabajaron en el diario Pueblo.
Sea como fuere, remarca que mientras escribía esta obra ha disfrutado poniéndose en la piel de "una mujer que pudo romper barreras como las que había en el periodismo durante la Transición". "Yo viví el periodismo de los noventa, una época en democracia y sin censura como ahora, pero a ningún periodista le cuesta imaginar como podrían llegar a ser las cosas si nos apretaran un poco más las tuercas", apunta.
Argumenta en este punto Pérez que siempre es saludable "imaginar lo bueno y lo malo" de la historia, lo que fue y lo que no pudo ser, pues con la literatura podemos adentrarnos en mundos de ciencia ficción y también conocer épocas históricas que no vivimos en primera persona. "Hay novelas que han imaginado mundos distintos que han aportado mucho a nuestra cultura", defiende, citando por ejemplo 1984 (George Orwell) o Un mundo feliz (Aldous Huxley)
"En este caso, tanto una distopía como una ucronía u otro tipo de novelas son buenos ejemplos. Yo no busco que la gente reflexione, ni intento escribir una novela con moraleja. Yo quiero contar una historia y entretener, pero sí que quiero pensar que luego el lector puede sacar sus propias conclusiones tras haber leído", destaca.
Por último, expresa su deseo de que el lector "viva la vida de Libertad incluso cuando cierre el libro y se pregunte qué va a pasar con ella". "¿Qué va a pasar con la España de Libertad Guerra y con esta España nuestra?", lanza el autor de esta novela tan original como oportuna para entender el pasado y afrontar el futuro. "Porque es una historia de amor pero también un ejercicio de memoria histórica desde la ficción", remata.