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Un canto feminista en homenaje a Concepción Arenal

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Las Malas Mujeres

Marilar Aleixandre (Premio Blanco Amor 2020 y Nacional de Narrativa 2022 en idioma gallego)

Xordica Editorial (2022)

Tremendo libro, precioso libro, pura literatura. Conjuga datos históricos (ya sabemos, sí, lo dijo Balzac, la literatura cuenta la vida privada de las naciones), personajes reales y ficticios, cartas escritas por Concepción Arenal y canciones populares gallegas extraídas del Cantigueiro Popular da Limia Baixa, de Xoaquín Lorenzo, así como poemas de Rosalía de Castro e historias míticas, como la de Pepa Loba ("Pepa Loba, Pepa Loba, / bien te quiere don Ramón, / en prueba de su cariño, /serás hija en adopción"). Todo ello cosido con primor, con amor a la literatura, con frases poéticas y un estilo depurado, sencillo, que rezuma amor por las mujeres.

Un canto feminista, un libro de homenaje a una mujer, Concepción Arenal, que abrió camino para mejorar las condiciones de vida de las cárceles y que luchó contra el esclavismo, vigente en España a finales del siglo XIX. Es la plasmación de un espíritu de cambios, de lucha contra las injusticias, de todos aquellos ciudadanos que han discurrido con juicio, como diría Galdós, de los que sueñan con otra forma de vivir, y que tiene una tradición tan larga como la España cavernaria, pero siempre acallada por los que detentan el poder, como decía Don Benito en los Episodios Nacionales: "¡Que un país, donde hay sin fin de hombres que discurren con juicio, y sienten en sí mismos y en conjunto el malestar hondo de la Patria; que una nación europea y cristiana esté en manos de esta cuadrilla de politicajos por oficio y rutinas abogaciles, hombres de menguada ambición, mil veces más dañinos que los ambiciosos de alto vuelo! Si algo pudiera contra ellos, los barrería como barro esta sala, regándolos antes para no levantar polvo, y mezclados con serrín los metería en su más adecuado sumidero, que es el eterno olvido. (Amadeo. Episodios Nacionales. Capítulo IX).

Siempre pierden los mismos. Y si estos mismos son mujeres, más. Por cierto, el mitin anterior que se casca Galdós lo pone en boca de una mujer, la vieja Mariclío. Porque este libro va de mujeres, las consideradas malas mujeres de la época, casi todas ellas prostitutas por obligación y hambre, alguna asesina por injusticias cometidas contra ellas o condenadas injustamente, analfabetas, tratadas como borregas en el sistema carcelario, sin afán de redención.

Esta novela, publicada en gallego por la Editorial Galaxia, sale ahora, traducida por la propia autora al castellano, en la editorial Xordica. Está estructurada en tres partes: La Galera: Coruña, 1863; Lágrimas De Sangre: 1864; y Las Espinas Del Tojo: 1865. Tres años, el tiempo en que Concepción Arenal fue nombrada visitadora de la cárcel La Galera, en A Coruña, hasta que la destituyeron, enfrentada a los poderes fácticos, alcaldes, alcaides, monjas carcelarias, "los politicajos de menguada ambición"… esfuerzo infructuoso apoyado también por otro personaje real, Juana María de Vega, condesa de Mina, liberal, represaliada como su marido y que vivió tiempo en el exilio. Particularmente no la conocía, y merece la pena acercarse también a ella, a esa forma de pensar, tal y como plasma el libro, más liberal en usos y costumbres que la propia Concepción Arenal. La antagonista, por decirlo de algún modo, de ambas mujeres es Sisca, personaje literario, una cría de apenas dieciséis años encarcelada que va desgranando su historia a lo largo del libro y que es redimida por la educación. Entre medias de estas tres mujeres, considerémoslas protagonistas, florecen personajes secundarios, presas y carceleras, o amigas de Concepción Arenal, que componen un ramo coral, con una esencia común: la situación tan desventajosa de la mujer, dentro o fuera, prisionera o libre, redentoras o redimidas.

Concepción Arenal llega a Coruña cuando es nombrada visitadora de La Galera, y así nos cuenta la autora su impresión:

"Es fácil enamorarse de una ciudad como Coruña; para la Visitadora la contemplación del mar podría sustituir a la comida. Salir de casa, caminar por el baluarte del Parrote, el aire batiéndole en la cara, aventando obsesiones. Sin embargo, mal contaba al llegar a la ciudad encontrar una situación tan penosa. Desde el año del cólera la pobreza era mucha, los mendigos llenaban las calles, por las noches se los veía durmiendo en las escalinatas de las iglesias. Lo prueba la ordenanza municipal que prohíbe pedir limosna en las calles, caminos, puertas de templos y casas. Con frecuencia las prohibiciones certifican la realidad, o así cree la Visitadora. La vecindad de Coruña, como la de toda Galicia, da pan a quien viene pidiendo por la puerta, es una antigua costumbre y ojalá no mude".

A través del libro nos deja entrever, como el párrafo anterior, lo que era la Galicia de aquella época, la rural, la Galicia profunda. Con ella la contraposición también entre conservadores y liberales, y sus esperanzas por mejorar las condiciones, en particular las de las presas, con sus estrategias para salvar obstáculos, como la creación de la Sociedad de la Magdalena, la alfabetización, el dinero que invierte en comida y medicinas, sobre todo para los hijos de reclusas que malviven con ellas en la cárcel.

"Todo cuanto se dice o se escribe sobre prisiones, muere sin eco en el vacío de la indiferencia: el público no se ocupa de los criminales más que para pedir que se castiguen cuando la frecuencia de los crímenes hace que los teman. Quien en materia de prisiones pide favor a la justicia no halla quien le auxilie, y ni la ignominia avergüenza, ni la maldad irrita, ni escandaliza el escándalo. ¿Para qué denunciar males que no han de remediarse, que no han de escucharse siquiera? Cuando el poder y la opinión están igualmente sordos, las voces que se alzasen para denunciar abusos se parecerían a los ayes de debilidad o a los gritos de despecho. Callemos pues. Este silencio es dificultoso. Cuesta trabajo creer que cuando la razón grita tan alto, no ha de haber quien la escuche y atienda, y sucede al escribir de las prisiones como al visitarlas, se contrista el ánimo al contemplar tantos males y no poder llevar remedio a ninguno".

La capacidad de ensamblar la situación social, la cultura popular, representada por Rosalía de Castro y las canciones que aparecen en el libro, las cartas de Concepción Arenal y la parte creativa, produce una unidad literaria nada desdeñable, con un lenguaje que a veces asoma más que enseña, donde es tan importante lo que deja entrever como lo que cuenta. Unos personajes se nos presentan en tercera persona, otros en primera, alternando en los capítulos para poder seguir distintas historias que complementan la principal.

A mi entender, los premios que se le han concedido están más que justificados. Esta bióloga, profesora y catedrática de la Universidade de Santiago de Compostela, escritora, ensayista, poeta, es también miembro de la Real Academia Gallega. Aunque nació en Madrid, ha escogido el gallego como idioma de su expresión narrativa. Muchos méritos tiene Marilar Aleixandre.

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Pd. Este jueves, Malas Mujeres se presenta en Madrid, en la librería Antonio Machado, plaza de las Salesas 11. La autora estará acompañada por Margaryta Yokovenko y Mercedes Gallizo.

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Carmen Peire es escritora. Su último libro es 'Cuestión de Tiempo' (Menoscuarto).

Las Malas Mujeres

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