Los libros
‘Cocaína’, de Daniel Jiménez
CocaínaDaniel JiménezEditorial Galaxia GutenbergBarcelona2016
31 de diciembre. 24 horas. Cambio de año. Llega el 2013. Cada campanada, una raya.
31 de diciembre. 24 horas. Cambio de año. Llega el 2014. Cada campanada, una uva.
Cocaína es el diario de un año, el 2013. Cada mes comienza con una cita. La que abre el otoño es de Fernando Pessoa: “Al final de este día queda lo que quedó de ayer y quedará de mañana. El ansia insaciable e innúmera de ser siempre el mismo y otro”. Ese ansia insaciable e innúmera, esa necesidad de ser libre, de tenerse a uno bien atado y a la vez conseguir ser quien quieres ser, esa es la sensación que atraviesa el lector de Cocaína. La que atraviesa el propio Daniel, el protagonista de Cocaína, la novela ganadora del Premio Dos Passos. La primera acabada del madrileño Daniel Jiménez. Otra raya.
365 días en la vida de un cocainómano que sabe que lo es; de un escritor, que no tiene tan claro serlo; de un no acomodado; del hermano de una suicida. De un sufridor. De un vividor. Otra raya.
La libertad (es la cárcel más grande de todas las cárceles) así se titula un tema de Javier Corcobado que recuerda a la novela de Daniel Jiménez; el poeta y cantante implora en este tema un cielo donde pueda arañar la libertad, donde pueda besar a la oscuridad. Lo mismo que anhela Daniel, que es lo mismo que estar vivo.
Cocaína habla –pero no sólo- de esa sustancia blanquecina e ilegal que cualquiera que haya consumido sabe que produce adicción y que cualquiera que no haya probado puede comparar con el amor, el dolor, la literatura, el miedo, los dulces o la música. Cuando uno es adicto, lo sabe. Otra raya.
Cocaína se regodea en las entrañas de la justicia, de la desesperanza, del valor de lo inacabado, de la envidia, del postureo, de la inutilidad de la energía. Del éxito y el fracaso. De la amistad que no es. De la valentía de seguir vivo. O no, de la cobardía de seguir vivo. De la muerte. De escribir.
Daniel, el protagonista de la novela, es adicto. Y el otro Daniel, el autor, también. Son adictos a salirse del carril de los mortales, a intentar explicar qué es esta farsa, a desordenar el orden, a sufrir la cuadrícula, a comer mierda, los dos son adictos a la vida. Y en esa adicción solo pueden ver un planeta sin sentido, una Europa gris, una España ruin, un Madrid pestilente. La insoportable gravedad del estar. Otra raya.
Juan Soto Ivars le ha ayudado a dar forma a la novela, pero Mara Torres, Mamen Mendizábal, Pérez Reverte ¿son colegas del autor? ¿Les va a gustar ser tan públicos como son, con sus labios demasiado pintados, sus tediosas cartas marinas o sus dentaduras perfectas? A Daniel Jiménez no le ha importado, con dos huevos, ahí están. Personas que todos conocemos y personajes de las páginas de Cocaína. Al final los nombres dan igual… pero, oye, imaginando a estos, te ríes. Otra raya.
Y no son solo ellos los que nos colocan en este Madrid que ahoga, también Rufus Wainwright (que hace llorar a Daniel en el concierto del Teatro Real del 22 de julio de 2013) y también Radiohead y Arcade Fire. A este Madrid nocturno, a este Madrid ruidoso, al Madrid más libre y más agónico nos llevan todas la referencias literarias, toda la literatura, y de ella, los más grandes, los escritores suicidas y los que murieron sin haberlo querido: Bioy Casares, Chandler, Doris Lessing, y por encima de todos ellos, Bolaño.
Otra de las adicciones de Daniel (el autor) es Roberto Bolaño, está clarísimo. Es más, Cocaína podría ser la adicción a la literatura del chileno, a esa narrativa de la juventud, a la necesidad de cambiar al mundo.
La cocaína crea adicción, eso lo sabemos antes de leer una sola línea de la novela. Cocaína, la novela, cada una de sus líneas, también.
P.D.: Daniel, escribe ya En las cimas de la drogadicción, La cocaína infinita, Cocaína, instrucciones de uso o Vivir para esnifarla. Y deja de llamar a Andrés el camello, haz el favor. Otra raya.
*Sara Vítores es periodista.Sara Vítores
[Puedes leer aquí la entrevista con el autor publicada en infoLibre]