Machismo, corrupción y mafia en el fútbol: "Los palcos cumplen la función de las cacerías de Franco"

Detalle de la portada de 'Machismo, mafia y corrupción en el fútbol español'

Nepotismo, misoginia, espionaje, prebendas, compra de voluntades, medios de comunicación sesgados a favor de los de siempre o tráfico de influencias. Algo huele a podrido en el fútbol español, tal y como puso de manifiesto este pasado verano el escándalo generado por Luis Rubiales, punta del iceberg de una situación que viene de atrás y de la que se beneficia únicamente una élite empresarial para multiplicar exponencialmente su patrimonio económico.

Un negocio multimillonario promocionado como espectáculo de masas por una "familia" que hace tiempo que robó el fútbol de antaño a los aficionados. "El mundo del fútbol es la mayor tapadera de lavado de capitales", afirma a infoLibre el escritor y periodista Fonsi Loaiza, recordando el escándalo de Football Leaks, que demostró que "muchos jugadores tienen sus fortunas en paraísos fiscales". 

Un paisaje de "impunidad absoluta" en el que unos pocos hacen y deshacen a su antojo en el nombre del dinero, tal y como queda retratado en Machismo, mafia y corrupción en el fútbol español (Editorial Akal), un nuevo título por el que desfilan, en muchos pasajes con sus propias palabras publicadas negro sobre planco, nombres tan destacados del balompié patrio como Jesús Gil, Enrique Cerezo, Florentino Pérez, Javier Tebas, Fernando Roig, Jaume Roures, Joan Laporta, José Castro, Miguel Ángel Gil Marín, Martín Presa o, claro, Luis Rubiales. 

Precisamente este último, a quien Loaiza se refiere como 'el Villarejo del fútbol', cuenta con un espacio destacado por una cuestión de actualidad y de peso en la Real Federación Española de Fútbol a lo largo de los últimos años. Hasta que se vio obligado a dimitir en septiembre por el escándalo de su 'piquito' no consentido a la futbolista Jennifer Hermoso, un acto para él inocuo que terminó provocando la tormenta perfecta en el fútbol español desde el flanco más inesperado: el de las mujeres.

"Yo lo viví en directo porque estaba ya escribiendo este libro sobre la corrupción y los amos del fútbol español, contando la lucha colectiva que estaban dando las jugadoras, con quince de ellas negándose a ir a la selección por los machirulos de Rubiales y Jorge Vilda, por lo que estaban siendo señaladas por la prensa, como el diario Marca, que las llamaba chantajistas", explica el autor, que remarca su firmeza contra "este tipo de seres machistas y nocivos para el deporte". 

Y todavía continúa: "Y después del escándalo con Jennifer Hermoso, también explico que lo que en realidad hicieron fue lo contrario a lo que dicta el capitalismo, que dice que tienes que hacerlo todo solo de forma individualista. Pues no, ellas se unieron todas, fue una lucha de clases absolutamente colectiva. Una lucha y no una promoción como puede ser la de Vinicius, que hace una campaña antirracista pero en realidad parece más una campaña orquestada por Florentino Pérez para mejorar su marca personal que una lucha antirracista seria y colectiva".

Unas futbolistas que con su batalla han dado un ejemplo de unidad y determinación, mostrando así las vergüenzas de sus compañeros hombres, que "no han sido capaces de alzar la voz y apoyarlas en sus demandas", denuncia Loaiza. "Ya vimos lo que dijo el facha de Dani Carvajal, que se puso a apoyar a Rubiales", ejemplifica, recordando que "luego hicieron un comunicado tarde y mal después de un mes y, salvo excepciones como Borja Iglesias, ninguno de puso de lado de las jugadoras aunque ellas mismas lo reclamaban". "A pesar de ello miraron hacia otro lado", apostilla.

Al posicionarse con Rubiales, quedó clara "esa vinculación de los futbolistas con lo más carca del país", lamenta, para acto seguido denunciar: "Santi Abascal fue invitado por los jugadores del Real Madrid al palco del Bernabéu, y eso dice mucho de cómo piensan este tipo de jugadores millonarios endiosados, que nada tienen que ver con los valores que le han enseñado en casa su familia a Aitana Bonmatí, una persona de izquierdas que siempre se ha posicionado con los refugiados, por ejemplo, y que está a años luz de los jugadores en temas de concienciación social".

Y es que, en definitiva y como consecuencia de su entrada en el mundo del fútbol desde bien jóvenes, se convierten en "chavalitos mimados desde que empiezan en las canteras y pierden todo tipo de conciencia de clase de donde vienen". "Porque la mayoría viene de lo más bajo, como puede ser el caso de los jugadores brasileños como Neymar o Rivaldo, gente que ha sufrido el racismo en los campos y que luego se posicionan a favor de ultraderechistas como Bolsonaro. En España ocurre exactamente lo mismo. Es verdad que está el caso un poco esporádico de Eric Cantona, que sí se ha enfrentado al fascismo, pero hay muy pocos jugadores con conciencia de clase", plantea.

Un efecto directo este último del rápido enriquecimiento de unos jugadores según van subiendo en el escalafón de un negocio de masas que vivió su "mercantilización absoluta" con la conversión de los clubes de fútbol en Sociedades Anónimas Deportivas con la entrada de capital privado a principios de los años noventa del siglo pasado, con excepción del Real Madrid -"controlado por la oligarquía madrileña"-, FC Barcelona -"dominado por la burguesía catalana"-, Club Atlético Osasuna y Athletic Club de Bilbao. "Se vendió el alma al diablo, los abonados pasaron a ser clientes y se perdió que las decisiones se tomen de forma colectiva", remarca Loaiza.

El dinero ya mandaba en el fútbol, pero fue a partir de entonces cuando se convirtió en la única ley. De esta manera, los empresarios se adueñaron de este deporte y se lo robaron a la gente por completo. Ya no existirían los socios, sólo los clientes, para que "prevalezcan el beneficio y el lucro, y no el amor y la devoción" por un equipo. Cada club pasa a ser de unos "señoritos". A los aficionados, plantea el autor en las páginas de este título, la única opción que les queda es tragar ante decisiones empresariales y ante "todo tipo de corruptelas heredadas de padres a hijos".

"El hijo de Jesús Gil, Miguel Ángel Gil Marín, sube cada año en la lista Forbes con su patrimonio por heredar un club de fútbol que había robado su padre. La condena de aquello prescribió, pero se consideró que habían robado el club a los aficionados, y gracias a eso sigue ganando cada año más patrimonio", denuncia, señalando, asimismo, que la oligarquía madrileña y la burguesía catalana "se llevan de escándalo". "Hasta el año 2000, el propio Florentino Pérez declara que iba a todos los mítines de Convergencia. Y va a bodas con Jaume Giró, de Junts, con el president Pere Aragonés y toda la alta burguesía y se reparten las adjudicaciones", indica, y añade: "Han hecho el fútbol para su beneficio".

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Es en este punto en el que Loaiza hace suya y desarrolla una frase que en su día pronunciara Jesús Gil asegurando que en el palco del Santiago Bernabéu hay que estar como había que asistir a las cacerías de Franco. "En democracia, los palcos de los estadios de fútbol están cumpliendo esa función de las cacerías de Franco donde se hacen todo tipo de negocios espúreos. Y allí en ellos están los jueces, los jefes de los medios de comunicación, fiscales... en los palcos se hacen grandes negocios y pactos de Estado. Al estar un director de un medio de comunicación en un palco, le estás diciendo a los trabajadores de ese medio 'oigan, este club es intocable'", recalca.

Es así como los dirigentes van fortaleciendo la familia que integran mientras "se van defendiendo entre ellos". Sirva otro ejemplo: cuando en el año 2014 metieron a José María Del Nido, expresidente del Sevilla FC, en la cárcel por cobros irregulares del Ayuntamiento de Marbella, la mayoría de los directivos y de los clubes del fútbol español firmaron una solicitud de indulto. "Era algo que no tenía nada que ver con el fútbol, pero todos se disciplinaron y dijeron 'vamos a pedir el indulto para él porque es uno de nuestra familia'. Porque la familia del fútbol se está lucrando y se beneficia de la impunidad absoluta que te dan los contactos y los medios de comunicación, cuya prensa deportiva, además, no está cumpliendo con su labor de investigación al haber sido convertida en un circo", afirma.

Este nuevo libro de Fonsi Loaiza, en definitiva, pone sobre la mesa un tema del que se es muy consciente, pero del que se prefiere no hablar, ya que son muchos los intereses creados a su alrededor. La denuncia que contienen sus páginas, con multitud de casos profusamente recopilados y profundamente documentados, es un primer paso que, según su autor, debería llevar a una profunda investigación de todos los implicados en esta cloaca donde no se salva casi nadie.

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