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Javier Marías, el fantasma justiciero

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¿Será buena persona el cocinero?

Javier Marías

Alfaguara (Madrid, 2022)

 

Este es el último libro que Javier Marías publicó en vida, al que se le ha prestado poca atención. Los recuerdos con motivo de su fallecimiento se han centrado sobre todo en sus novelas y en la consolidación del Reino de Redonda.

Se compone de 95 columnas publicadas en El País Semanal entre el 2019 y el 2021. Se ocupa en ellas de temas muy diversos, adoptando a menudo un tono crítico y una sinceridad poco habitual, que a los fundamentalistas les resultaría políticamente incorrecta, aunque a menudo bien razonada, estemos o no de acuerdo con ella. Así, se ocupa del capitalismo salvaje; del mal uso de la lengua española, de la fascinación paleta por el inglés (de modo que podría decirse que hoy sabemos algo más de inglés, pero mucho menos español) y de las traducciones erradas; del MeToo y las últimas oleadas del feminismo, aunque también de la pionera revista Vindicación feminista, de la que fue colaborador; de la imitación acrítica de todo cuanto nos llega de los Estados Unidos; de los conspiranoicos; de las desdichas que padece Madrid por culpa de los políticos que la han gobernado, sin olvidar su barrio y casa, en el Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de la Villa; del independentismo catalán (que tacha, con razón, de reaccionario y racista; en suma, de antidemocrático); del Brexit, y al cabo nos confiesa que tras su implantación la anglofilia de que hacía gala ha ido menguando; de algunas figuras nefastas de la política internacional (Trump, Putin, Erdogan o Boris Johnson), con lo que el mundo aparece gobernado en parte por tontilocos, así como de la política española, de Vox a Bildu y Podemos, con Pablo Iglesias como bestia negra, en competencia con Ada Colau (véanse las merecidas burlas que hace de una Guía de Comunicación Inclusiva para construir un mundo más igualitario, editada por su Ayuntamiento, pasando por el PP. Si a Colau le atribuye un "cerebro garbancil", el de Paluzie le resulta "lentejil". También se ocupa del fútbol; de su familia; e incluso confiesa, tras haber reconocido sus "convicciones de izquierdas", a quién ha votado, en el 2020 al PSOE, aunque reciba asimismo sus correspondientes dosis de estopa, empezando por Sánchez). Y según se dice en la nota inicial del editor, trata además de "las grandes pasiones del autor", como son los libros, la música y las películas y series, con Los Soprano a la cabeza, así como de los amigos más cercanos. Nos confiesa, por ejemplo, que de las artes aprecia, ante todo, la sobriedad.

Cuando se haga la historia del articulismo español, Javier Marías ocupará un lugar importante, tanto en su vertiente política como en la literaria, aunque mis preferidos sean los de corte rememorativo y aquellos otros en los que rinde homenaje a personas que aprecia, que son, a mi entender, los que quizá perdurarán. Empezó a escribir artículos de manera regular en 1994, en El Semanal, con el membrete general de Línea de sombra, homenaje a la novela de Joseph Conrad, La línea de sombra. De esas primeras colaboraciones surgió el libro titulado Mano de sombra (1997). Al abandonar dicho suplemento por ser censurado tras ocho años escribiendo en sus páginas, lo explica con detalle en Harán de mí un criminal (2003), Jesús Ceberio, el entonces director del diario, lo invitó a incorporarse a El País Semanal en el 2003, de cuyas primeras colaboraciones surgió otro libro: El oficio de ver llover (2005). El artículo que daba título al conjunto obtuvo en su momento el Premio Miguel Delibes, el cual, junto al Premio de periodismo Diario Madrid que le concedieron en el 2020, son los únicos reconocimientos que ha obtenido como autor de artículos.

En cualquier caso, había empezado a colaborar con frecuencia en El País, casi siempre en la sección de opinión, en 1978. Podría decirse, por tanto, que durante más de cuarenta años, entre 1978 y el 2022, de modo que escribió en la prensa de manera regular, con un artículo semanal, a lo largo de casi treinta años, de 1994 al 2022. El caso es que quien quiera hacer una biografía de Javier Marías tendrá que tener muy en cuenta las confesiones que ha ido desgranando en estos libros de artículos que han alcanzado la enorme cifra de 21.

Recuérdese, además, que su padre fue un articulista notable, varios de cuyos libros están compuestos por piezas que aparecieron antes en la prensa, siguiendo la costumbre establecida por su maestro Ortega y Gasset, y que el joven Marías vivió en la casa familiar la escena repetida de su progenitor leyendo en voz alta los artículos que había escrito con la madre corrigiéndoselos, según ha rememorado en alguna ocasión.  

Pero vayamos a los textos concretos y fijémonos no solo en su contenido, sino también en los títulos, tanto de los volúmenes como de los artículos, pues Marías tenía una manera singular de titularlos. Fijémonos asimismo en la estructura, en la lengua, en los temas y motivos que utiliza, así como en los principios y finales. Una estructura que suele utilizar a menudo consiste en enunciar un asunto de actualidad que a continuación ejemplifica con varios casos o sucesos, para cerrarlo con las deducciones sobre la idea expuesta al inicio.  

¿Cuáles destacaría? No resulta fácil, pues hay mucho bueno donde elegir, pero por resaltar ahora unos pocos, me decanto por Dejar de meter la pata sin cesar, El muy antiguo crimen de un escritor y el que da título al conjunto, La viuda del fantasma, Que no se libre nadie, Con ojos futuros, Cuando uno ya no sabe por qué, La moda de ser tonto y parecerlo, Espíritu totalitario en versión grotesca, Peligro de extravío, Una despedida y Ante la gente corriente.

Así, a menudo aparece la crítica de las costumbres, a la manera de Larra, la infantilización del mundo actual, nunca falta el humor, y se muestra en contra de tener que pedir perdón por hechos ocurridos en el pasado remoto, como reclamaba el presidente mexicano López Obrador, un tema que ya había tratado en su anterior libro de artículos. Critica lo políticamente correcto y la denominada `apropiación cultural´, que resulta ser, además, un ataque a la imaginación, junto con las muchas tonterías, ridiculeces y cursilerías del presente; las redes sociales y sus denuncias anónimas.

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En un artículo publicado el 29 de marzo del 2020 alude al covid por primera vez y seguirá haciéndolo en los siguientes. De las complicaciones surgidas por el virus, al ser un fumador empedernido, murió, de hecho, el pasado mes de septiembre. Así, las crisis, nos dice, no nos hacen mejores, pero a Marías, le costó además la vida. En su anterior libro de artículos, Cuando la sociedad es el tirano (2019), aparece uno titulado Cuándo conviene marcharse, que leído hoy, se publicó el 18 de noviembre del 2018, estremece. Cuenta una conversación mantenida con su amigo Pérez Reverte, en la que este viene a decirle que a ellos les toca salir de la escena, pues el mundo, cada vez más degradado, no hay quién lo aguante, y ello a pesar de que resulte triste dejar el mundo más idiota de cómo lo encontraron. El argumento de Marías es que hay que esperar cuando menos a que se enderece un poco, pues sería una lástima abandonarlo y no disfrutar de las mejoras, ya que lo peor de morirse —nos dice— consiste en no enterarse de cómo continúa la historia. Y en este sentido recuerda, lo había contado en otras ocasiones, cómo lo aqueja la dolencia de los fantasmas literarios: "los seres que se resisten a perderlo todo de vista; que no solo se preocupan por quienes dejaron atrás y su suerte, sino que tratan de influir desde su bruma, de favorecer a los amigos y perjudicar a sus enemigos; o a los que, según su opinión que ya no cuenta, hacen más llevadero el mundo o lo envilecen". Un artículo, en cierta forma premonitorio, y para los que hemos apreciado a Javier Marías como persona y como escritor, también esperanzador. 

 

Fernando Valls es profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona y crítico literario.  

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